Misiles en Chipre
LA RENUNCIA del presidente Clerides en el ¨²ltimo momento, presionado por Atenas, a instalar modernos misiles rusos tierra-aire en el sur de Chipre (y en su lugar almacenarlos en la isla griega de Creta) es una victoria del sentido com¨²n, y as¨ª ha sido saludada por la OTAN y la Uni¨®n Europea. Turqu¨ªa hab¨ªa amenazado con emplear sus cazabombarderos para destruir los emplazamientos de los S 300, cohetes muy perfeccionados que pueden alcanzar blancos a 150 kil¨®metros y cuyos radares, capaces de seguir a la aviaci¨®n de la OTAN en el Mediterr¨¢neo oriental, exigir¨ªa la presencia en la dividida isla de expertos militares rusos. Se explica el alivio de la Alianza Atlantica, que manejaba de nuevo un escenario de conflicto inminente entre Grecia y Turqu¨ªa, enemigos hist¨®ricos y sus dos miembros m¨¢s vol¨¢tiles.Chipre, con menos de 800.000 habitantes, griegos en su inmensa mayor¨ªa, es un punto caliente del Mediterr¨¢neo desde su independencia de Londres en 1960. Partida en 1974, cuando tropas turcas invadieron su tercio norte en respuesta a un golpe en Nicosia inspirado por Atenas para anexion¨¢rsela, s¨®lo Ankara reconoce la Administraci¨®n de Rauf Denktash en la parte bajo control turco, que sostiene con un formidable despliegue de 30.000 soldados. El Gobierno turco consideraba ayer la marcha atr¨¢s de Glafkos Clerides como un triunfo de su firmeza, pero sostiene que la llegada de los cohetes rusos a Creta, pese a que all¨ª no amenazar¨ªan su espacio a¨¦reo, incrementar¨¢ la tensi¨®n en el caldeado Egeo.
El presidente chipriota, en un gesto interpretado como de autoafirmaci¨®n, decidi¨® hace dos a?os gastar casi 500 millones de d¨®lares en misiles con el ¨¢nimo de forzar a los gobiernos europeos y Estados Unidos a desbloquear la situaci¨®n de la isla dividida por el odio. Su entrega ha sido desde entonces repetidamente aplazada. Clerides, cuyo retroceso ahora puede poner en peligro su Gobierno -los medios m¨¢s exaltados en Atenas y Nicosia no ocultaban ayer su ira-, afirmaba esta misma semana que s¨®lo renunciar¨ªa a instalar la coheter¨ªa rusa si Turqu¨ªa aceptaba sus propuestas de desmilitarizaci¨®n o progresaban claramente las estancadas conversaciones sobre reunificaci¨®n que auspicia la ONU. El Consejo de Seguridad adopt¨® por unanimidad hace unos d¨ªas una resoluci¨®n pidiendo la reducci¨®n de tropas y armamento en la isla y la reanudaci¨®n de conversaciones, que siguen sin arrojar luz pese a la mediaci¨®n de pesos pesados de la diplomacia.
La crisis aparentemente abortada es un serio y renovado toque de atenci¨®n a Washington y la UE, que recientemente incluy¨® a Chipre entre los aspirantes a la v¨ªa r¨¢pida de adhesi¨®n, para agravio de Turqu¨ªa. Una guerra por Chipre es improbable, porque ninguno de los dos contendientes tiene nada serio que ganar con ella, pero Atenas y Ankara deben saber que su largo e intrincado contencioso no tiene soluci¨®n sin concesiones mutuas. Despu¨¦s de un cuarto de siglo, la peque?a isla no debe seguir siendo una bomba de tiempo en el rinc¨®n oriental del Mediterr¨¢neo.
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