La vida de Iris Murdoch, v¨ªctima del Alzheimer, tema de un pol¨¦mico libro
El marido de la escritora, John Bayley, publica Eleg¨ªa por Iris
Iris Murdoch, la prestigiosa autora de 26 novelas profundamente intelectuales, est¨¢ de pie, insegura, en la puerta del sal¨®n, con el rostro congelado en esa expresi¨®n vac¨ªa que caracteriza a los enfermos de Alzheimer. S¨®lo cuando ve a su marido, el cr¨ªtico, profesor y novelista John Bayley, se iluminan sus ojos con una chispa de entendimiento. Pero la chispa desaparece tan r¨¢pido como ha llegado.Al principio parece una intrusi¨®n terrible meterse en casa de esta pareja. Produce una tristeza insoportable ver a Iris Murdoch, de 79 a?os, en otro tiempo tan brillante, entrar en la habitaci¨®n arrastr¨¢ndose con lentitud y quedarse con la mirada fija hacia adelante. Y produce una tristeza insoportable escuchar a Bayley cuando empieza a explicar, sin mostrar ninguna compasi¨®n por s¨ª mismo e incluso con socarroner¨ªa, c¨®mo es su vida ahora que el Alzheimer se ha apoderado firmemente de su esposa.
Pero la relaci¨®n de John Bayley e Iris Murdoch -iniciada hace 40 a?os, cuando ¨¦l la vio pasar en bicicleta por delante de su ventana en Oxford y se enamor¨® al instante- no ha sido nunca vulgar. Y, despu¨¦s de pasar una ma?ana con ellos, es imposible dejar de creer que, por extra?o que parezca, han encontrado su paz y viven aislados en un mundo a su medida.
Bayley, que a sus 73 a?os se parece a un familiar encantador y algo exc¨¦ntrico, con su ropa m¨¢s o menos cuidada y unos cuantos mechones de cabello blanco en una cabeza calva, ofrece apasionados argumentos que apoyan esa idea en su nuevo libro de memorias Eleg¨ªa por Iris. El libro ha obtenido cr¨ªticas extraordinarias por la l¨ªrica descripci¨®n que hace de la trayectoria de un matrimonio singular y su narraci¨®n sin contemplaciones de las frustraciones que produce el Alzheimer.
En los medios informativos brit¨¢nicos hubo ciertas cr¨ªticas sobre los motivos de Bayley para escribir el libro. ?No era una crueldad exponer a su mujer de esta forma? Pero a ¨¦l no le averg¨¹enza la situaci¨®n de su esposa y asegura que nadie tiene por qu¨¦ avergonzarse. "Cuando ocurre algo as¨ª se pierde todo sentido del pudor y la intimidad", explica. Al principio, relata Bayley con el tartamudeo que suele acompa?arle cuando habla deprisa, luch¨® y se enfureci¨® ante la ca¨ªda de su mujer hacia la inconsciencia. Pero lo super¨®, y la ira ha dejado paso a la aceptaci¨®n.
El libro est¨¢ dividido en dos partes. La primera relata c¨®mo Bayley, un joven acad¨¦mico espectacularmente ignorante respecto a las cosas mundanas, qued¨® prendado desde el mismo momento en que vio a Iris Murdoch. Ambos tomaron la decisi¨®n de no tener hijos y se dedicaron a construir unas carreras deslumbrantes, aunque el ¨¦xito de Murdoch fuera m¨¢s conocido del p¨²blico. Mientras ella produc¨ªa una novela tras otra y se convert¨ªa en Dama del Imperio Brit¨¢nico, Bayley dejaba su impronta como profesor, especialista y cr¨ªtico literario.
Bayley asegura que no puede pensar en llevar a su mujer a una residencia, salvo que ya no le reconociera y resultara imposible ocuparse de ella. Cuando ¨¦l no est¨¢, ella se pone nerviosa y ¨¦l pierde su capacidad de actuar cuando est¨¢ solo. "No s¨¦ qu¨¦ hacer cuando no est¨¢ conmigo", afirma.
La segunda parte del libro es un relato que empieza a mitad de los a?os noventa, cuando se manifestaron los primeros indicios del Alzheimer. Se trata de una narraci¨®n escalofriante. Durante una sesi¨®n de preguntas y respuestas en Israel, Iris no fue capaz de encontrar las palabras. Se dispuso a irse a Londres pero volvi¨® tres horas despu¨¦s, porque hab¨ªa olvidado ad¨®nde iba. Posteriormente, cuando un m¨¦dico le pregunt¨® qui¨¦n era el primer ministro, se qued¨® parada. "No ten¨ªa ni idea, pero le respondi¨®, con una sonrisa, que seguramente no importaba", escribe Bayley. Por fortuna, Murdoch no parec¨ªa darse cuenta de lo que suced¨ªa y no se rebel¨® contra ello, en parte, seg¨²n Bayley, porque nunca se ha tenido demasiado en cuenta.
Lo extra?o, seg¨²n Bayley, es que tiene la sensaci¨®n de que la Iris de hoy -¨¦sa que no entiende nada- es la misma que conoc¨ªa, la conversadora brillante y la mente inquisitiva. "No s¨®lo creo que es la misma persona, sino que siempre lo ha sido. Aunque tengo muy buena memoria, puedo recordar ad¨®nde ¨ªbamos y lo que hac¨ªamos, pero no puedo recordar la sensaci¨®n de estar con una persona que era completamente normal. En parte, es algo beneficioso, porque me parece normal tal como es".
Por primera vez en su larga vida en com¨²n, dice, est¨¢n totalmente unidos, son completamente simbi¨®ticos. Es una sensaci¨®n que le encanta. ?Qu¨¦ quiere decir? Bayley intenta explic¨¢rmelo: "Tienes la sensaci¨®n de que ya no puede pasarte nada m¨¢s, por as¨ª decir. Y dejas de tener miedo".
Babelia
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