Una casa muy exc¨¦ntrica
Murdoch es como "una ni?a de tres a?os encantadora", explica su marido, y necesita que le den de comer y la ba?en. Y hay que tener en cuenta la tensi¨®n constante de preparar comidas, lavar los platos, limpiar la casa. En los buenos tiempos, a la pareja siempre le importaron poco las cosas de la casa, y Bayley reconoce que ahora se ha dado pr¨¢cticamente por vencido. La casa est¨¢ asombrosamente descuidada. Los abrigos se amontonan en el suelo de la cocina, la mesa del desayuno est¨¢ cubierta de platos sucios y el sal¨®n es un batiburrillo de libros, tazas de caf¨¦, plantas en diversos estados de decrepitud. Sin embargo, los amigos de Bayley afirman que no tiene m¨¢s que la excentricidad t¨ªpica de los intelectuales de Oxford, una casta que siempre ha sido famosa por su indiferencia hacia lo que le rodea. Bayley asegura que no desea ni necesita ninguna ayuda. "Creo que me molestar¨ªa y me marear¨ªa que viniera alguien".
Babelia
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