Cosas que no han pasado
El pasado a?o, el mundo ha girado sobre s¨ª varias veces. Seguimos, pues, cambiando de mundo. No hemos salido del todo del anterior ni entrado en el nuevo. Quiz¨¢s cabr¨ªa llamar a 1999 a?o de la globalizaci¨®n, en sus diversas dimensiones: financiera, jur¨ªdica, moral, etc¨¦tera, si no fuera porque ¨¦ste es un proceso en curso. Pero, una vez m¨¢s, puede ser interesante pararnos a examinar no ya lo que pas¨®, sino lo que no pas¨®. No hagamos trampas intelectuales: cosas que pudieron haber pasado y no pasaron, pero que, de ah¨ª su inter¨¦s, a¨²n pueden pasar. Lo primero que no ha pasado ha sido una cat¨¢strofe nuclear, derivada bien de centrales rusas poco de fiar, bien del amontamiento de armamento o material de este tipo que parece estar deterior¨¢ndose en la pen¨ªnsula de Kola. Las armas obsoletas rusas pueden constituir un mayor peligro que los nuevos misiles Topol-M. Y el deterioro de Rusia puede acabar afectando no s¨®lo a los rusos, sobre todo a los rusos pobres y empobrecidos, sino al resto del mundo. Yeltsin aguanta. No se ha muerto, pese a que, como se?ala un chiste que corre por Rusia, es el hombre que m¨¢s cosas ha hecho para arruinar su salud. No parece tener ya el poder. Pero ?qui¨¦n lo tiene entonces?
Ni Sadam Husein, pese a los bombardeos, ni Milosevic se han hundido. Milosevic se ha situado en una posici¨®n contradictoria de tamp¨®n que impide el desarrollo democr¨¢tico y econ¨®mico de la Federaci¨®n Yugoslava, y a la vez elemento indispensable para asegurar el proceso de paz en Bosnia y en Kosovo. Este territorio, debido a presiones diversas, no lleg¨® a estallar, pero ha logrado reunir todos los ingredientes necesarios para una gran explosi¨®n que s¨®lo podr¨ªa impedir una perseverante presi¨®n internacional.Y Sadam Husein sigue ah¨ª.
Clinton, a pesar del acoso judicial y pol¨ªtico, resiste. ?No ser¨¢ porque todos quieren ser como ¨¦l? Enti¨¦ndase, no en sus devaneos personales y judiciales, sino en lo que representa como pol¨ªtica dom¨¦stica de centro, hacia el que podr¨ªan dirigirse ahora los republicanos. Una cuesti¨®n que queda abierta para el 2000.
China no ha devaluado su moneda. Ha aguantado, y con ello ha contribuido de manera decisiva a que la situaci¨®n en la regi¨®n no se agravara a¨²n m¨¢s. En este contexto, cabe destacar la buena salud econ¨®mica de Taiwan, lo que indica que no hab¨ªa un modelo econ¨®mico asi¨¢tico, sino varios. Que hab¨ªa tigres y tigres. Si China ha servido de ancla en su zona, Brasil lo ha sido para Am¨¦rica Latina, a pesar de que el Congreso brasile?o haya echado abajo el plan de austeridad que propon¨ªa Cardoso. Si Brasil aguanta y no se viene abajo, Am¨¦rica Latina en su conjunto tendr¨¢ m¨¢s posibilidades de remontar la cuesta. La peseta no se ha devaluado, esta vez con justicia, pues tal devaluaci¨®n hubiera resultado tan injustificada como alguna otra anterior. En la tormenta financiera del verano, aguant¨® -junto con la lira italiana- gracias a que iban a entrar en el euro, es decir, a desaparecer, lo que t¨¦cnicamente ha ocurrido desde el 1 de enero, convirti¨¦ndose en una parte no decimal de la moneda ¨²nica europea.
Finalmente, los aritm¨¦ticos no han triunfado. No han logrado convencer a las sociedades de que ¨¦ste, 1999, no es el ¨²ltimo a?o del siglo y del milenio que t¨¦cnicamente -un oscuro monje del siglo VI llam¨® al inicio de la era cristiana a?o uno en vez de cero-, no concluye hasta el 31 de diciembre del 2000. Socialmente, el milenio est¨¢ acabando. Claro que hay que estar atentos a los ordenadores y al llamado efecto 2000, que puede tener consecuencias nefastas, seg¨²n han indicado expertos de la OTAN, en los sistemas de armas, comunicaci¨®n y control rusos. Con lo que volvemos a lo de Kola. aortega@elpais.es
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