La venganza m¨¢s dulce
?scar, el delantero del Bar?a, enloqueci¨® el Camp Nou con sus goles ante el Alav¨¦s y dej¨® en evidencia la obstinaci¨®n de Van Gaal
Ni se quit¨® la bota, ni imit¨® un baile africano, ni hizo el avi¨®n. Esta vez hizo otra cosa: puso los brazos en ¨¢ngulo recto, y al comp¨¢s de la cadera, dio tres golpes, de delante hacia atr¨¢s, secos, duros, con fuerza. Luego salt¨® encima suyo Abelardo, Cocu, Sergi. No se vio m¨¢s. Y en la grada, j¨²bilo, pa?uelos y el canto del nombre del delantero. Nunca lo dir¨¢. Pero ?scar vivi¨® el domingo la venganza m¨¢s dulce. Despreciado por el t¨¦cnico del Bar?a, Louis Van Gaal, el mayor de los Garc¨ªa apenas jug¨® 15 minutos ante el Alav¨¦s e invirti¨® dos en meter dos goles. No hubo ni gritos de dimisi¨®n pero s¨ª la bofetada m¨¢s sonora para un banquillo que no despierta la menor pasi¨®n y que ni con siete goles puede vivir tranquilo. Todo empez¨® por una cinta de v¨ªdeo. ?scar apenas hab¨ªa jugado en esta Liga -s¨®lo 10 minutos ante el Salamanca- y salt¨® como un poseso en el Catalu?a-Nigeria, en el que intervinieron un pu?ado de canteranos de la ¨¦poca de Cruyff. Fue el h¨¦roe de la noche. Meti¨® dos goles en media hora y dio un tercero. Hasta Pichi Alonso, el seleccionador, le tuvo que aconsejar en el descanso que dosificara el esfuerzo. "Pues yo no he visto el partido. ?scar no me ha regalado una copia del mismo", dijo despectivo el s¨¢bado Van Gaal, en respuesta al comentario del jugador, que hab¨ªa asentido a la broma de un periodista de que no ser¨ªa ese un mal obsequio para su jefe. El t¨¦cnico dice ahora que nadie entendi¨® su sentido del humor.
Posiblemente, Van Gaal no imagin¨® que ?scar tuviera tan afilado el olfato ni tampoco la reacci¨®n de los socios. Tuvo s¨®lo un gesto conciliador y, en medio de una cascada de goles -el marcador era de 4-0- sustituy¨® a Anderson y le dio los minutos de la basura a un futbolista en el que no cree y que acab¨®, para su desconcierto, provocando la locura en Camp Nou.
Dicen las paredes del vestuario que el holand¨¦s lleg¨® a pensar que ?scar tiene talento suficiente como para convertirse en uno de los mejores jugadores de Europa. Pero algo no cuadra. Parece que no le agrada su actitud. Casi siempre ha sido suplente y ayer mismo ?scar recordaba que agujerear dos veces la porter¨ªa del Tenerife s¨®lo le sirvi¨® hace un a?o para volver a la grada.
"Soy un turista accidental", dec¨ªa entonces ?scar exprimiendo su proverbial sentido del humor, elogiado en su d¨ªa por Cruyff. Van Gaal quiso incluirlo en la purga que hizo en junio (se fue Iv¨¢n, se fue Amor, se fue Ferrer) y en septiembre achac¨® las lesiones que sufr¨ªa ?scar a que ten¨ªa problemas "en su cabeza". Resultado: ha visto la pel¨ªcula de medio curso desde el sof¨¢ de su casa o desde una butaca del Camp Nou.
Nacido en Sabadell (1973), ?scar, el mayor de una saga de tres futbolistas (su hermano Roger apenas juega y Genis, el mediano, ha dejado el club y est¨¢ en el equipo de su ciudad), tuvo problemas con Cruyff (le cedi¨® un a?o al Albacete), Robson le ignor¨® y ahora los tiene con Van Gaal. Quiz¨¢s este joven que pas¨® por la Facultad de Periodismo -"A veces me imagino en el otro lado de la barrera y me planteo si yo har¨ªa las mismas preguntas"- paga el encararse y no tener pelos en la lengua. "Me cuesta callarme cuando veo injusticias. Ellos son personas como nosotros y si hablas puedes salir ganando", explica.
Y ahora vuelve el eterno interrogante: saber si Kluivert y Anderson reducir¨¢n todo a flor de un d¨ªa o si Van Gaal cambiar¨¢ de idea. Oscar quiere seguir -"Pero tenemos que quererlo todos"- y ayer la directiva se apresur¨® a decir que era intransferible (su cl¨¢usula es de 1.000 millones). El sue?o del Salamanca ya est¨¢roto. Le queda a ?scar, como siempre, esperar. Pero esta vez con algo m¨¢s: con la gloria de un d¨ªa y el clamor y la complicidad del Camp Nou. Algo que dif¨ªcilmente lograr¨¢ Van Gaal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.