El squash tiene apellido
Sus vidas transitan paralelas. Ambas rubias, ambas de ojos claros. Sus nombres: Margaux y Chantal. Se exhiben por media Europa y no son modelos. Su pasarela es una cancha de parqu¨¦ de 70 metros cuadrados, en la cual, raqueta en mano, juegan al squash. Y casi siempre vencen. Son las hermanas Moros Pitarch, de Borriana, y poseen un repleto curr¨ªculo de triunfos. A pesar de su corta edad. La mayor, Margaux, tiene 13 a?os. Y empez¨® pronto. En 1994, con nueve a?os, dio comienzo su lista de ¨¦xitos en el squash, proclam¨¢ndose vencedora de dos pruebas del campeonato de Espa?a sub-10, en Santiago de Compostela y Tarragona. Al a?o siguiente se llev¨® a sus vitrinas tres trofeos m¨¢s del circuito nacional, uno de ellos en la categor¨ªa sub-12. En 1996, inici¨® su expansi¨®n europea y consigui¨® adjudicarse el Wyclife Open Junior Festival del Reino Unido. Un a?o despu¨¦s, en tierras escocesas, se hizo con el Scottish Junior Open sub-14 de Edimburgo. Este a?o, entre otros t¨ªtulos, se adjudic¨® el Belgiam Junior Open sub-15, disputado en B¨¦lgica. Por sus victorias ha sido nombrada deportista de ¨¦lite de la Real Federaci¨®n Espa?ola de Squash, deportista de ¨¦lite de la Comunidad Valenciana y tambi¨¦n n¨²mero uno de la selecci¨®n espa?ola de squash junior. O sea, que tiene una ya larga vinculaci¨®n con el ¨¦xito. Chantal, por su parte, cuenta con 11 a?os y sigue la alargada estela trazada por su hermana. En 1996, con siete a?os, ya consigui¨® dos meritorios cuartos puestos, en dos pruebas del circuito nacional, con el inconveniente de actuar contra rivales de mayor edad. Al igual que su hermana, con nueve a?os consigui¨® su primera victoria en el circuito nacional sub-10. Al mismo tiempo que Margaux se hizo con el Scottish Junior Open de Edimburgo sub-14, Chantal venci¨® en la categor¨ªa sub-12. Es el recuerdo m¨¢s grato que guardan las hermanas Moros. Como la mayor¨ªa de los ni?os, imitando a sus mayores, Margaux y Chantal se iniciaron en el squash siguiendo los pasos de su padre, Vicente Moros. "Antes de practicar el squash, a mi hermana y a m¨ª nos gustaba el tenis y la gimnasia, pero viendo jugar a mi padre nos enganchamos a este deporte", explica Margaux. Residentes en Borriana, ambas ejercen sus estudios en Penyeta Roja, un centro educativo de Castell¨®n reservado para j¨®venes que destacan en cualquier deporte, especialmente en atletismo, una modalidad que tambi¨¦n practican las hermanas Moros. Con disciplina espartana, aunque con mucho gusto, las ni?as dedican ocho horas semanales a la preparaci¨®n espec¨ªfica del squash, sin contar la competici¨®n de fin de semana. Para ello, no escatiman medios y, como si se tratase de un poderoso club de f¨²tbol, su trabajo se encuentra dirigido por tres entrenadores: Javier V¨¢zquez, encargado del aspecto f¨ªsico; el escoc¨¦s Ian Corvett, responsable de la parte t¨¦cnica, y Vicente Porcar, dedicado a la parcela psicol¨®gica. Y, a tenor de los resultados, con notable ¨¦xito. Fuera de las tres paredes y un cristal de la cancha de squash, los gustos y aficiones de las hermanas Moros son las propias de las ni?as de su edad. Aparte de los estudios, que como no pod¨ªa ser menos les marchan a la perfecci¨®n, su escaso tiempo libre lo dedican a salir con las amigas, ir al cine, escuchar m¨²sica y leer. Y por su dorado presente deportivo, se les presagia un esplendoroso futuro. Margaux y Chantal tienen claras sus metas. Margaux, la mayor, confiesa que desea dedicarse al squash "como profesional". La peque?a Chantal, que durante toda la entrevista respet¨® la jerarqu¨ªa de su hermana, apostill¨® sin tartamudear: "Yo quiero ser campeona del mundo". Y sus progenitores, Cuca y Vicente, encantados con sus ni?as.
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