Un alcalde de transici¨®n
Hace 20 a?os Luisa Maria Huete asum¨ªa una de las alcald¨ªas m¨¢s ef¨ªmeras de Madrid: 103 d¨ªas de mandato
Tras un mes de apuestas pol¨ªticas, el 9 de enero de 1979 se cumpl¨ªan los pron¨®sticos de muchos diarios de la ¨¦poca. Jos¨¦ Luis ?lvarez dejaba la alcald¨ªa madrile?a para dar el salto al Parlamento bajo la bandera de la UCD de Adolfo Su¨¢rez. Le suced¨ªa Luis Mar¨ªa Huete, un abogado procedente de la banca, pol¨ªticamente independiente y que hab¨ªa entrado en el Ayuntamiento de 1974 por el tercio sindical. Si en un principio este madrile?o confesaba carecer de vocaci¨®n pol¨ªtica, lo cierto es que en los 25 ¨²ltimos a?os ha derrochado una mezcla de cortes¨ªa y humor que le ha permitido lidiar airoso todos los toros con que se ha encontrado en el ruedo pol¨ªtico. ?l tuvo que pasar el bast¨®n de mando a Enrique Tierno, tras las primeras elecciones municipales democr¨¢ticas de la ciudad, y desde entonces ha estado bailando entre el Ayuntamiento y la Comunidad, hasta que en los ¨²ltimos comicios consigui¨® su acta de senador por Madrid. Llegaba a la Casa de la Villa con la ventaja de saber cu¨¢ndo iba a finalizar su mandato y cu¨¢l iba a ser su funci¨®n. "Soy la transici¨®n de la transici¨®n", aseguraba a un rotativo. Y se dedic¨® a eso, a transitar por Madrid para estirar como chicle sus 103 d¨ªas como regidor. Lo primero que hizo, nada m¨¢s tomar posesi¨®n, fue inaugurar el vertedero de Valdeming¨®mez, c¨¦lebre por la instalaci¨®n muy posterior de la incineradora, que ya contaba entonces con un horno crematorio de animales muertos. Un diario, El Peri¨®dico, lo recog¨ªa en titulares con un tono un tanto mordaz: "Luis Mar¨ªa Huete se estrena como sucesor del dimisionario Jos¨¦ Luis ?lvarez quemando perros". Aguant¨® impert¨¦rrito el olor que, seg¨²n este mismo peri¨®dico, desped¨ªa el horno, "superior incluso al que hay en toda la planta", y, sin parar un segundo, sali¨® a visitar las obras de las l¨ªneas 6 y 9 del metro.
Adem¨¢s, relata orgulloso, con ¨¦l entr¨® en vigor el bonob¨²s, del que guarda como reliquia el n¨²mero 1; se firm¨® el convenio para la creaci¨®n del Ifema (Instituto Ferial de Madrid) y se dio la licencia para la construcci¨®n de La Vaguada, que hab¨ªa contado con la oposici¨®n frontal de los vecinos de la zona. "F¨ªjese que fue conflictivo, pero, cuando se inaugur¨®, el bueno de Tierno se apunt¨® el tanto. Eso s¨ª, tuvo el detalle de invitarme a la inauguraci¨®n".
La cr¨®nica de la alcald¨ªa de Huete, adem¨¢s de firmas y cortes de cintas, est¨¢ tejida de visitas a v¨ªctimas de atentados, incendios y derrumbamientos o afrontando huelgas que paralizaban la ciudad. ETA golpeaba fuerte; el chabolismo era una lacra que afectaba, seg¨²n cifras oficiales, a 32.000 familias, aunque los diarios duplicaban la cifra; una buena parte de Madrid se resquebrajaba y adem¨¢s hab¨ªa un intenso clima de conflictividad social. "Era l¨®gico, est¨¢bamos en plena transici¨®n y hab¨ªa que sacar el pa?uelo para que vi¨¦ramos que hab¨ªa fuerzas sociales con las que contar". Por lo dem¨¢s, asegura, los problemas no eran tan distintos. "La vida municipal es muy parecida a la humana: en invierno, gripe; en verano, alergia. Los fen¨®menos son siempre muy repetitivos. Incluso hab¨ªa roces con la Administraci¨®n central por temas como la M-30". Sin embargo, apunta una diferencia: la crispaci¨®n social de anta?o ha dado paso a la crispaci¨®n pol¨ªtica de hoy. "Me parece absurdo", dice, "porque en la vida municipal el 70% o el 80% de las cosas son opinables. Lo m¨¢s degradante en la vida pol¨ªtica es el insulto, el choque entre personas, no entre ideas". Y, como no puede evitar hacer gala de su vaselina pol¨ªtica, a?ade una tercera P a las siglas de su partido. "Para estar aqu¨ª hacen falta las tres pes: protesta, propuesta y presupuesto, es decir, primero critica, luego prop¨®n y finalmente di con qu¨¦ dinero lo podemos hacer".
Esa ductilidad es la que le permiti¨® salir airoso del gran reto de su mandato; preparar el Ayuntamiento capitalino para la transici¨®n democr¨¢tica. El pleno monocolor de 30 ediles iba a dar paso a una corporaci¨®n de 59 concejales de filiaci¨®n dispar, desde la UCD, el PSOE o el PCE a la ORT. Las barreras ideol¨®gicas eran m¨¢s fuertes que ahora; no obstante, asegura que no tuvo huesos duros que roer. "Siempre trat¨¦ de lograr un equilibrio entre mantener el consenso y que eso no supusiera una penalizaci¨®n a mis obligaciones con la ciudad como alcalde. Antes de las elecciones me reun¨ªa sistem¨¢ticamente con todos los l¨ªderes de la ¨¦poca. Luego, cuando Tierno me sucedi¨®, salimos cuatro o cinco veces a cenar con nuestras mujeres y comentamos los temas".
Sin embargo, el 19 de abril de 1979, d¨ªa en que la primera corporaci¨®n democr¨¢tica tomaba posesi¨®n en el pleno, Huete prefiri¨® un adi¨®s "discreto". "Me desped¨ª de Tierno a primera hora en mi despacho y luego me march¨¦". Eso s¨ª, junto a los parabienes, el regidor cesante le entregaba a su sucesor una lista, que todav¨ªa guarda como recuerdo, de todos los problemas pendientes que ten¨ªa la ciudad, desde tr¨¢fico, vivienda o residuos hasta abastecimiento y contaminaci¨®n. Asegura que no dej¨® nada en el tintero, y eso le vali¨® el sincero agradecimiento de Tierno. Quiz¨¢ fuera por orgullo herido, aunque no lo reconozca, quiz¨¢ por esa afici¨®n a estar en segundo plano, o tal vez porque, como dice, "en esa misa no estaba ni de monaguillo", el caso es que se perdi¨® lo que con el tiempo ha sido uno de los mejores recuerdos de su vida pol¨ªtica y que supo por un titular de peri¨®dico: "Hasta los comunistas le aplaudieron".
Si Jos¨¦ Luis ?lvarez se despidi¨® de la Casa de la Villa alegando que "Madrid debe tener voz en el Parlamento", Huete se empe?¨® una vez m¨¢s en cumplir este testamento pol¨ªtico y se concentr¨® en conseguir una Ley de Capitalidad para la ciudad. "Es dif¨ªcil sacarla, porque en el fondo hay un problema de celos entre las ciudades. Yo trabaj¨¦ mucho y estuve a punto de cerrar un texto con Virgilio Cano, entonces consejero de Leguina".
En estos 20 a?os apenas se ha alejado del Madrid de los Austrias. La Casa de la Villa est¨¢ cerca del Senado, aunque dice no a?orarla, como tampoco la ef¨ªmera alcald¨ªa. Parece tener asumido eso de ser siempre el segundo. "Igual que detr¨¢s de cada gran hombre hay una gran mujer, creo que tras toda personalidad pol¨ªtica llamativa tiene que haber un gran administrativista. Eso es todo".
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