Los votos que faltan
Una simple mirada al mapa sindical vasco entre 1982 y 1998 basta para advertir los cambios que en estos 16 a?os se han producido. De un vistazo se advierte, por ejemplo, la fulminante ca¨ªda que han experimentado en las urnas los sindicatos y centrales corporativas, que en el gr¨¢fico que se reproduce arriba est¨¢n englobados en el t¨¦rmino otros. En 1982 este grupo de peque?as centrales ten¨ªa una representaci¨®n del 32,51%, pero inici¨® un descenso que parece imparable y que le ha deparado en estas ¨²ltimas elecciones una cuota del 10, 92%. Sin embargo, algunas de estas fuerzas tienen un peso espec¨ªfico en los sectores a los que se dirigen. Es el caso de ESK-CUIS en el sector de limpieza y de Erne en la Ertzaintza. Este sindicato ha desbancado con rotundidad a ELA en las ¨²ltimas elecciones de la Polic¨ªa vasca, en la que la mayoritaria central nacionalista descendi¨® en n¨²mero de votos. Estas centrales adem¨¢s tienen todav¨ªa mucho que decir en las elecciones sindicales, cuando faltan los votos de los trabajadores de todas las empresas p¨²blicas y del grueso del sector de ense?anza. En esta ¨²ltima actividad, el sindicato independiente STEE-EILAS es la fuerza mayoritaria. En el caso de las empresas p¨²blicas, bastiones de la industrializaci¨®n vasca como La Naval o Babcock Wilcox son feudo de UGT que, si revalida su posici¨®n dominante una vez m¨¢s, dejar¨¢ un buen sabor a los dirigentes de un sindicato que comenz¨® a bajar en 1982, remont¨® en 1986 y ha vuelto a descender en 1994 y 1998.
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