La memoria alternativa del dramaturgo
Poco a poco, el Espai Esc¨¨nic Joan Brossa ha ido tomando su fisionom¨ªa definitiva. Primero fue la plaza de Alada Vermell 13, donde est¨¢ el teatro, que, de ser un callej¨®n oscuro sin la personalidad de los del casco antiguo barcelon¨¦s, con un bloque de edificios en medio, es ahora, tras el derribo de ¨¦ste, un lugar claro con espacio de juego para ni?os. Luego fue la restauraci¨®n de la fachada de la sala. Y, finalmente, la aportaci¨®n brossiana. Brossa a¨²n lleg¨® a ver la B roja tumbada, como las gafas de un espectador, que se alza en la azotea. A la plaza ha ca¨ªdo el interior de la letra, que ha quedado como una plataforma donde, en verano, a Brossa le apetec¨ªa ver espect¨¢culos de commedia dell"arte. El Espai ofrece estos d¨ªas un recital en el que N¨²ria Candela dice, no recita, a Brossa. N¨²ria Candela, gran amiga de Brossa, sabe transmitir con la contenida naturalidad de su voz la iron¨ªa del poeta hecha de leves paradojas sobre el lenguaje, entre el chiste y el juego de palabras. Junto a N¨²ria Candela aparece en el escenario la ausencia de Brossa en su balanc¨ªn, objeto est¨¢tico que, sin embargo, hace presentir su movimiento. Un movimiento oscilante, sin finalidad, tambi¨¦n amable, como el ir y venir de las palabras de Brossa, siempre ba?adas por la luz clara que entra por el balc¨®n de alguna sala de estar imaginaria. El Espai, dirigido por Hermann Bonnin y el mago Hausson, admiradores, buenos conocedores del poeta, se propon¨ªa, desde sus posibilidades, abrir un espacio intelectual que diera cuerpo a la visi¨®n esc¨¦nica de Brossa, donde cabe al mismo tiempo el cabaret y la magia, transformados mediante una intervenci¨®n m¨ªnima, conceptualmente distanciadora, de manera que adquieran un sentido sorprendente y nuevo. Con todo, el Espai no ha hecho m¨¢s que profundizar en una vieja relaci¨®n que manten¨ªan con Brossa las salas alternativas. En junio de 1992, la revista (Pausa), de la Sala Beckett, publicaba un n¨²mero monogr¨¢fico sobre Brossa donde se expresaba la extra?eza sobre el olvido en que se hab¨ªa mantenido la extensa obra dram¨¢tica -en la l¨ªnea de las mejores vanguardias europeas- de Brossa. ?l mismo lo explicaba se?alando que tal vez no exist¨ªan, entonces, ni los actores ni los directores capaces de ponerlo aqu¨ª en escena. Tal vez ni siquiera exist¨ªa el p¨²blico. Pero desde entonces s¨ª hemos visto montajes dignos de Brossa. El verdadero inter¨¦s por el Brossa esc¨¦nico lleg¨® con la Alternativa Brossa, que presentaron el Artenbrut, la Sala Beckett, el Tantarantana y el Teatre Malic durante el Festival Grec 96. Poemancia, interpretado por Hausson y dirigido por Llu¨ªs Sol¨¤, mostraba al Brossa prestidigitador. En Poemes visuals, espect¨¢culo de marionetas dirigido por Jordi Bertran, las letras adquir¨ªan vida propia. La cantante Anna Ricci y el director Ramon Sim¨® repet¨ªan acciones musicales en Anna i Brossa II. Pero la gran sorpresa, una de esas maravillas infrecuentes, fue la de las coreograf¨ªas brossianas de Brossa a la porta, del colectivo La Porta, con el impagable asesoramiento de Eduard Planas. Pese al ¨¦xito del ciclo, la presencia de Brossa ha seguido siendo marginal. La temporada 1997-1998 trajo los ¨²ltimos Brossa alternativos. Espl¨¦ndido fue Olga sola, dirigido por Rosa Novell en el Espai Brossa. En el Festival Grec 98, se present¨®, de nuevo en las salas alternativas, el miniciclo Dau al sis, que inclu¨ªa, de Brossa, el espect¨¢culo Caf¨¦ Dau al Set, dirigido por Joan Anton S¨¢nchez. Tambi¨¦n se estren¨® en el Mercat de les Flors Quan ser¨¤ pintada una escena de fons sense fi?, con direcci¨®n de Mois¨¦s Maicas. Ahora s¨®lo falta que veamos Ambrossia, donde las pompas de jab¨®n de Pep Bou se asocian a la poes¨ªa visual de Brossa, el ¨²ltimo espect¨¢culo en el que el poeta particip¨® activamente. ?Es Brossa un autor alternativo? No. Pero lo que s¨ª es cierto es que al teatro catal¨¢n, y tambi¨¦n al p¨²blico y a las instituciones, le sigue faltando vocaci¨®n investigadora, que es, seguramente, lo que mejor define el teatro brossiano. La alianza del poeta-dramaturgo con las salas alternativas, pese a que Brossa imaginaba su obra para teatros de verdad, con tel¨®n de terciopelo rojo, era inevitable. Y tambi¨¦n coherente con la biograf¨ªa de Brossa. Su muerte tal vez nos d¨¦ una visi¨®n m¨¢s grave, menos ligera e ir¨®nica de su obra. Pero es importante que no se olvide la memoria alternativa de Brossa, su memoria m¨¢s viva, m¨¢s risue?a, m¨¢s llena de iron¨ªa.
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