Decker afirma que la fidelidad del p¨²blico a la OBC no tiene precio
Desde que en 1991 dej¨® la titularidad de la Orquestra Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC), Franz-Paul Decker (Colonia, 1923) vive una aut¨¦ntica luna de miel con su ex conjunto, al que hoy, ma?ana y el domingo dirige en un programa Wagner. "Me siento muy confortable en mi actual situaci¨®n de principal director invitado. Conozco muy bien a los m¨²sicos y ellos a m¨ª, y ello repercute en los conciertos", afirma Decker, quien a?ade que la fidelidad del p¨²blico hacia la OBC no tiene precio en un momento en el que las salas de conciertos de todo el mundo pierden p¨²blico.
"Que los conciertos de la OBC se llenen pr¨¢cticamente siempre es un bien impagable ahora que en la pr¨¢ctica totalidad del mundo las salas de conciertos se vac¨ªan. En Estados Unidos, Canad¨¢ y Centroeuropa, con trabajo se consigue una ocupaci¨®n de los auditorios del 75%, y en cambio cada vez que regreso a Barcelona me encuentro el Palau de la M¨²sica lleno. He observado que la fidelidad a una orquesta o un ciclo musical es un fen¨®meno com¨²n en los pa¨ªses latinos, tanto de Europa como de Am¨¦rica, y es algo que hay que preservar", dice Decker. El director alem¨¢n se niega a analizar la evoluci¨®n de la OBC desde que ¨¦l la dej¨®. "No ser¨ªa correcto que hablara de esto por respecto al actual director, Lawrence Foster", dice. Pero sin referirse en concreto a la OBC, Decker visualiza un futuro apocal¨ªptico para las orquestas y los directores. "La de director de orquesta es una profesi¨®n en v¨ªas de extinci¨®n", vaticina. "El p¨²blico cada vez acude menos a los conciertos, y eso provocar¨¢, no ma?ana, pero s¨ª en un plazo de 30 o 50 a?os, la desaparici¨®n de las orquestas y en consecuencia la de los directores. Todo tiene un fin", dice resignado. "Cada vez hay menos gente que considere que ir a un concierto forme parte de su vida y entre los j¨®venes ya casi nadie sabe qui¨¦n es Johann Sebastian Bach. ?Imag¨ªnese dentro de 30 a?os! Y que nadie se enga?e, la historia de los tres tenores con macroconcierto para 80.000 personas no ayudan en nada. Si a eso a?adimos que en la televisi¨®n y la radio siempre suena esa m¨²sica rota, es excepcional que la OBC llene casi siempre el Palau". Pese a que su presencia en las temporadas de la OBC no se ha interrumpido desde que dej¨® la titularidad del conjunto, Decker asegura que no ha visitado el nuevo auditorio. "S¨®lo he visto fotos y, pese a que considero muy positivo que la orquesta tenga una sede propia, a?orar¨¦ el Palau de la M¨²sica, al que considero mi propia casa", afirma.
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