Expulsiones y cambios en el COI
La c¨²pula del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) conf¨ªa en que el domingo, cuando su comisi¨®n ejecutiva confirme la suspensi¨®n de ocho dirigentes presuntamente corruptos, amaine el temporal que se desat¨® a mediados de diciembre con las primeras acusaciones de sobornos por parte de Salt Lake City, ciudad estadounidense elegida en 1995 como sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno del a?o 2002. La comisi¨®n ejecutiva (11 miembros) discutir¨¢ tambi¨¦n el cambio de sistema en la elecci¨®n de las sedes, que se aplicar¨¢ ya a en junio a la pr¨®xima invernal del a?o 2006. Habr¨¢ s¨®lo dos finalistas, se prohibir¨¢n los viajes no oficiales de los dirigentes y votar¨¢ un n¨²mero mucho m¨¢s limitado que los 115 que forman actualmente la Asamblea del COI. La discusi¨®n est¨¢ en cu¨¢ntos m¨¢s entrar¨¢n junto a los 11 integrantes de la comisi¨®n ejecutiva para designar las sedes. En la FIFA eligen 24. La idea del COI es prescindir cada vez m¨¢s de muchos miembros elegidos sin m¨¦ritos deportivos profesionales y que son mucho m¨¢s susceptibles de caer en la corrupci¨®n.Las expulsiones o dimisiones no ser¨¢n oficiales hasta la sesi¨®n extraordinaria de la Asamblea convocada para los d¨ªas 17 y 18 de marzo, pues la gravedad de la situaci¨®n actual no pod¨ªa esperar hasta la 108? Sesi¨®n ordinaria de los d¨ªas 17 al 20 de junio, prevista en Se¨²l. Hasta ahora no ha habido apenas discusiones en los problemas abordados, pero la magnitud del actual podr¨ªa deparar sorpresas.
Temor a la reacci¨®n
"Despu¨¦s de la tempestad viene la calma", ha dicho un alto portavoz del COI. Sin embargo, quedar¨¢ a¨²n mucha tela por cortar. "Despu¨¦s del domingo, el peligro estar¨¢ en la reacci¨®n de los miembros expulsados", a?adi¨®. Ayer mismo, seg¨²n informa desde Helsinki, la finlandesa Pirjo H?ggman, ¨²nica que ha dimitido hasta ahora, ya acus¨® a Samaranch de "falta de transparencia".Dentro de la lucha de intereses en la que siempre se ha movido el olimpismo, y cada vez m¨¢s desde que el negocio ha alcanzado cifras billonarias, los favores, aunque s¨®lo fueran para arreglar problemas pol¨ªticos, han sido un intercambio habitual. Por ejemplo, para suavizar situaciones tan tensas como las producidas por el apartheid de Sur¨¢frica, y readmitir al pa¨ªs en el COI incluso antes de su regularizaci¨®n pol¨ªtica, fueron muy importantes las ayudas de representantes del ?frica negra ahora al borde la expulsi¨®n, como Jean Claude Ganga (Rep¨²blica de Congo). El temor a las reacciones por despecho, pues, parece evidente.
La cadena de casos de corrupci¨®n tiene todos los visos de convertirse en interminable, y s¨®lo la seguridad de que la c¨²pula se siente firme ante el ¨²ltimo gran acoso del mundo anglosaj¨®n da a los m¨¢ximos dirigentes del COI esperanzas de reconducir el problema. "La suerte que tiene Samaranch es que decidi¨® desde el principio de su mandato no votar en las elecciones de las sedes. Eso le salva, porque no se le puede acusar de haber favorecido a tal o cual candidatura", continu¨® la fuente del COI.
La campa?a contra Samaranch comenz¨® desde su elecci¨®n presidencial, antes de los Juegos de Mosc¨², en 1980. Precisamente derrot¨® al suizo Marc Hodler, quien tras surgir las primeras acusaciones contra Salt Lake City arroj¨® m¨¢s le?a al fuego al hablar de corrupci¨®n en los ¨²ltimos cuatro Juegos de Verano e Invierno. Hodler, de 80 a?os, acaba de abandonar la Federaci¨®n Internacional Esqu¨ª, que presidi¨® largos a?os.
Los ataques al peque?o espa?ol, tildado de franquista y fascista en todo momento ante la sorpresa de su triunfo, han sido muy duras desde su elecci¨®n. Primero, alemanes. Despu¨¦s, con el paso de los a?os, y tras decisiones como celebrar en 1981 el primer congreso ol¨ªmpico bajo su mandato en una ciudad alemana (Baden Baden), clave en la reconversi¨®n moderna del olimpismo, los ataques vinieron m¨¢s del mundo angloparlante. Se sucedieron libros, art¨ªculos y acciones internas contra cualquier resoluci¨®n promovida por Samaranch. Ana de Inglaterra ha sido uno de los m¨¢s significados, porque adem¨¢s fue desplazada de la presidencia de la Federaci¨®n Ecuestre Internacional por la infanta espa?ola Pilar de Borb¨®n.
No es precisamente del agrado anglosaj¨®n que los cargos m¨¢s importantes del deporte sigan desde hace a?os en manos latinas: el italiano Primo Nebiolo es el presidente del atletismo, de las federaciones internacionales de verano y de los universitarios; el mexicano Mario V¨¢zquez Ra?a, de los Comit¨¦s Ol¨ªmpicos Nacionales, otro de los grandes pilares del olimpismo; y su compatriota Rub¨¦n Acosta, del voleibol, la federaci¨®n con m¨¢s licencias. S¨®lo han cedido el f¨²tbol, con la retirada del brasile?o Joao Havelange, pero incluso su sucesor, el suizo Joseph Blatter, ha escogido al franc¨¦s Michel Platini como su gran mano derecha.
Samaranch ya ha dicho que no piensa dimitir, aunque se le pueda acusar de ser el m¨¢ximo responsable: "Tomo la situaci¨®n como algo que va en el cargo, Hay que asumirlo". Hace unos d¨ªas dijo al diario suizo Le Temps: "El COI no es una dictadura. Est¨¢ dirigido por una comisi¨®n ejecutiva y una secretar¨ªa profesional". Sucede que ¨²ltimamente se han producido dos problemas aparte del ahora oscurecido turbio asunto del dopaje: uno, que al destaparse el esc¨¢ndalo de la corrupci¨®n, han vuelto los ataques c¨ªclicos a Samaranch. No importa que ya tenga fecha de caducidad, pues se despedir¨¢ definitivamente en Mosc¨² 2001. Intentan que se vaya antes y que no termine en triunfo sino en fracaso. El otro problema es la carrera de protagonismos para su sucesi¨®n. Casi todos los posibles aspirantes rivalizan en declaraciones y filtraciones. El ¨²ltimo, el propio presidente de la comisi¨®n interna de investigaci¨®n, el canadiense Richard Pound, que dio a la prensa anteayer el informe sobre la investigaci¨®n oficial, sin que lo conociera el propio Samaranch.
Es un hecho que los intentos de soborno, frustrados o no, han sido moneda com¨²n en un movimiento ol¨ªmpico no profesional que ha ido decidiendo sobre negocios inmensos desde hace muchos a?os.
S¨®lo la comparaci¨®n con tantos otros estamentos en los que se reparten regalos y prebendas pseudodelictivos ha ido tapando un mundo de lujo que para muchos miembros, especialmente los procedentes del Tercer Mundo, es una enorme tentaci¨®n.
La comisi¨®n ejecutiva (cuatro vicepresidentes, cinco vocales, adem¨¢s de Samaranch), aut¨¦ntico cerebro del COI, s¨®lo podr¨¢ el domingo suspender a los miembros que considere culpables de corrupci¨®n.
En cualquier caso, las decisiones ser¨¢n hist¨®ricas en un movimiento conservador desde sus inicios y del que s¨®lo dimiti¨® el vicepresidente estadounidense Robert Helmick por haber cobrado comisiones en contratos cuando tambi¨¦n era presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico de EEUU.
Seg¨²n el COI, sobre los Juegos de Salt Lake City no puede salir nada m¨¢s, pero s¨ª se admite una realidad: "All¨ª te pueden investigar porque te han invitado a un caf¨¦". Pero la realidad corrupta excede con mucho a un regalo. Respecto a las acusaciones a Samaranch, ayer mismo a¨²n no hab¨ªa encontrado entres los cientos de regalos que se acumulan en el Museo Ol¨ªmpico y en sus dependencias la espada, que despu¨¦s se convirti¨® en pu?al, supuestamente regalada por Nagano, sede de los ¨²ltimos Juegos invernales de 1998.
El ¨²ltimo caso
El ultimo sospechoso de faltar a la ¨¦tica ol¨ªmpica es el veterano finland¨¦s Peter Tallberg, de 61 a?os, miembro del COI desde 1976. Su nombre no figura en la lista de 12 presuntos implicados, pero no ha desmentido que sus tres hijos fueron en su d¨ªa contratados en fechas clave por ciudades que presentaban sus candidaturas para ser sede ol¨ªmpica. Mathias por Sidney 2000, Piek por Toronto, que perdi¨® con Atlanta 96 y Andreas, por Estocolmo, derrotada por Atenas 2004.
Los sospechosos
La lista de miembros a¨²n sospechosos de corrupci¨®n alcanza a 12, tras la muerte en agosto del camerun¨¦s Ren¨¦ Essomba (cuya hija se benefici¨® de una beca de estudios en la Universidad de Washington), y la dimisi¨®n el martes de la finlandesa Pirjo H?ggman. Seg¨²n fuentes del COI, los ocho primeros, son los m¨¢s implicados:Jean Claude Ganga (Rep¨²blica de Congo), 64 a?os, importante dirigente del deporte africano. Consigui¨® unas plusval¨ªas de 60.000 d¨®lares (nueve millones de pesetas) en la compraventa de unos terrenos cerca de la capital del estado de Utah y adem¨¢s se opera¨® de cirug¨ªa est¨¦tica.
David Sibandze (Swazilandia), 66, vicepresidente del Consejo de Deportes de ?frica: Su hijo Sibo trabaj¨® en la oficina econ¨®mica de Salt Lake City tras graduarse con ayudas en la Universidad de Utah.
Agust¨ªn Arroyo (Ecuador), 75, antiguo embajador en Londres. Su hijastra Nancy trabaj¨® para el gobierno del estado de Utah y para el comit¨¦ organizador, tras estar becada en la Universidad deTexas.
Bashir Mohamed Attarabulsi (Libia), 61, ex profesor de educaci¨®n f¨ªsica: Su hijo Suhel disfrut¨® de becas de estudios en Utah y una ayuda mensual de 700 d¨®lares (100.000 pesetas).
Sergio Santander (Chile), 72. Tom Welch, dimitido presidente del comit¨¦ organizador, tras ser acusado de maltratar a su mujer, colabor¨® con 10.000 d¨®lares (1.500.000 pesetas) en su campa?a electoral para alcalde de Santiago.
Lamine Keita (Mali), 65, ingeniero, embajador y ministro, Zein El Abdin Ahmed Abdel Gadir (Sud¨¢n), 58, general y antiguo ministro, y Charles Mukora (Kenia), 54, director de Coca Cola en Africa, tambi¨¦n tienen acusaciones de becas y ayudas a sus familiares. Los menos implicados son tres vicepresidentes: Vitaly Smirnov (Rusia), 63, veterano dirigente deportivo reconvertido desde la URSS, por pedir una ayuda m¨¦dica para un jugador de hockey sobre hielo; Un Yong Kim (Corea del Sur), 67, influyente pol¨ªtico, por hacer otra gesti¨®n para una atleta rusa de 19 a?os; Louis Guirandou (Senegal), 75, embajador, por algo a¨²n desconocido, y Anton Geesink (Holanda), leyenda del yudo, 64, por recibir 5.000 d¨®lares (750.000 pesetas) para su fundaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.