El goleador en erupci¨®n
Lejos ya del Albacete Balompi¨¦, retirado en su patria de la orilla pobre del R¨ªo de la Plata, Jos¨¦ Luis Zalazar se entrenaba con el River Plate de Montevideo cuando su atenci¨®n se fij¨® en un muchacho grueso, de muslos fuertes y muy callado. Era un delantero de 20 a?os. Potente, jugaba de nueve o como extremo izquierda, ten¨ªa un manejo asombroso y en los controles el bal¨®n se le quedaba pegado a la bota "como si fuera de chicle". Le bastaba un movimiento para sacar disparos limpios, secos. Siempre estaba perfilado para el escopetazo. Zalazar lo vio, cogi¨® un tel¨¦fono y llam¨® a su amigo el secretario t¨¦cnico del Atl¨¦tico, Miguel ?ngel Ruiz. "Aqu¨ª hay un fen¨®meno", le dijo, " se llama Fernando Correa".Han transcurrido m¨¢s de dos a?os de fatiga en la Primera Divisi¨®n espa?ola. Han tenido que pasar tres temporadas, 81 partidos y 26 goles en el Racing para que Correa despegue con cifras de superclase: no es titular habitual en el Atl¨¦tico de Sacchi, pero el t¨¦cnico italiano ha terminado por anteponerlo a Juninho. Ha jugado seis partidos de salida y ha marcado seis goles en Liga. S¨®lo ha completado tres encuentros de un total de 15 jugados: 631 minutos de ascensi¨®n hacia lo que un d¨ªa vio Zalazar: un punta temible.
El Atl¨¦tico lo consigui¨® por 200 millones de pesetas. Ven¨ªa con la vitola de mejor jugador del Campeonato Sudamericano de f¨²tbol Sub 21 con la camiseta uruguaya. Lleg¨® al Atl¨¦tico el a?o del doblete, en 1996. Deambulaba por el Calder¨®n como un extra?o, y Radomir Antic no ten¨ªa tiempo para ¨¦l. Su aporte para ganar la Liga fue m¨ªnimo: un partido como titular y ning¨²n gol (si bien marc¨® tres tantos en Copa). Con la llegada de Esn¨¢ider, su destino se abri¨® claro: el Atl¨¦tico lo cedi¨® al Racing. Y en Santander, con el apoyo de su t¨¦cnico, Marcos Alonso, se hizo un hueco bajo los silbidos de una hinchada reticente, hasta ganarse el puesto a base de goles en los ¨²ltimos minutos. Cogi¨® ritmo. Y explot¨®.
Jug¨® 36 partidos en cada una de las dos temporadas que milit¨® en el Racing. En la 96-97 hizo 12 goles. En la 97-98 convirti¨® 14 (uno de penalti). Su estilo, congelado durante un a?o, aflor¨® hasta llamar la atenci¨®n de los grandes de Europa. Por ejemplo, el del Milan, por v¨ªa de su ex t¨¦cnico, el uruguayo ?scar Washington Tab¨¢rez. Confiado -desde que en 1990 redescubri¨® a Batistuta para el Boca- en su olfato para detectar ca?oneros, el ahora ojeador milanista se?al¨® a Correa. Y el club italiano se empe?¨® en ficharle. Pero el delantero regres¨® al Atl¨¦tico: se incorpor¨® t¨ªmidamente a la sombra de Vieri, Kiko y Juninho. ?Qui¨¦n pudo imaginarse que seis meses despu¨¦s ninguno de los tres puntas seguir¨ªa en el equipo titular?
En realidad, Correa tampoco se alinea como titular ahora. Tras serlo en dos encuentros seguidos y marcar dos goles, Sacchi lo dej¨® en el banquillo en el ¨²ltimo partido de Liga, en el Bernab¨¦u. Entonces era el goleador. Un goleador de banquillo: sali¨® contra el Madrid en los ¨²ltimos minutos y meti¨® su sexto gol de la temporada. Sacchi reconoci¨® su error. Ese jugador que termina los entrenamientos tom¨¢ndose un mate -la hierba suramericana que se bebe con agua hirviendo y se sorbe con bombilla- tiene el talento en erupci¨®n. Sumido en el silencio, siempre se marcha arrastrando el aire melanc¨®lico que imprime el Uruguay. ?Qui¨¦n lo dir¨ªa? Marcos Alonso lo aventur¨® ayer: "Si Sacchi lo deja jugar, va a meter m¨¢s goles que Vieri el a?o pasado".
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