La Unesco, por el Palmeral de Elche J. J. P. B.
El se?or Hans Dorn es un ingeniero paisajista e historiador del arte que, en nombre de la Unesco, ha visitado estos d¨ªas Elche para verificar los m¨¦ritos que concurren en el Palmeral y el Misteri a fin de convertirlos en Patrimonio de la Humanidad. Las autoridades locales, con el alcalde Diego Maci¨¢ a la cabeza, se han pegado a su sombra, poniendo a su disposici¨®n todos los fondos documentales pertinentes y suponemos asimismo que las garant¨ªas conservacionistas para la perpetuaci¨®n de ambas joyas. Damos por supuesto que tambi¨¦n habr¨¢n obsequiado al ilustre visitante con un arr¨°s amb crosta fastuoso, que no deja de ser una pieza altamente convincente de la cultura aut¨®ctona. La verdad es que del drama sacro l¨ªrico no hay que preocuparse m¨¢s de lo que se preocupan los ilicitanos, tan amantes y orgullosos de su Festa. Cada d¨ªa goza de una mayor proyecci¨®n internacional y ning¨²n riesgo conocido la amenaza. En tanto no se pierda la lengua valenciana ni se venga abajo la bas¨ªlica siempre habr¨¢ int¨¦rpretes para la Consueta y mel¨®manos encandilados con sus voces. Muy otra cosa acontece, y sobre todo ha venido aconteciendo, con los huertos de palmeras que, hu¨¦rfanos de la oportuna protecci¨®n legal y econ¨®mica, han sido v¨ªctimas de las codicias urban¨ªsticas, cuando no del abandono de los propietarios y de los poderes p¨²blicos que no han sabido ni querido arbitrar las limitaciones y compensaciones correspondientes. Una plaga hist¨®rica y especuladora que tan s¨®lo ahora tiene visos de enmendarse gracias al acrecido rigor y compromiso de las autoridades locales. No obstante, cualquier observador imparcial tiene motivos para sospechar que la restauraci¨®n del Palmeral seguir¨¢ necesitando renovadas dosis de voluntad y recursos. Vistos los desafueros urban¨ªsticos y arquitect¨®nicos perpetrados en esa ciudad, y especialmente en su casco hist¨®rico, hemos de concluir que toda disciplina ser¨¢ poca para contener la voracidad urbanicida, tantas veces insensible y letal para con la palmera. El delegado del mentado organismo cultural habr¨¢ tomado nota de esas asechanzas y no soslayar¨¢ las ventajas que para ese paisaje conlleva convertirlo en patrimonio del mundo, pues seremos muchos m¨¢s a vigilarlo y protegerlo.
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