Los observadores de la ONU dejan Angola sin conseguir la paz
El Gobierno denuncia ayudas a la guerrilla
Los observadores de las Naciones Unidas (ONU) en Angola han abandonado el interior del pa¨ªs y se han retirado a la capital para preparar su salida definitiva de la ex colonia portuguesa tras su fracaso en el proceso de paz. El Gobierno de Luanda ha criticado duramente la incapacidad de la misi¨®n de observadores para garantizar los acuerdos de paz alcanzados en Lusaka (Zambia) a finales de 1994 y ha exigido su salida del pa¨ªs.
Desde esa fecha, la ONU ha gastado en Angola m¨¢s de 1.200 millones de d¨®lares, sin contar con las ingentes ayudas de la comunidad internacional.El fracaso de las Naciones Unidas en su mediaci¨®n por la paz no ofrece la m¨¢s m¨ªnima duda a ninguna de las partes en un conflicto civil que dura ya cerca de 30 a?os y se ha cobrado miles de v¨ªctimas, cerca de 100.000 mutilados por las minas antipersonas y m¨¢s de 500.000 refugiados, que huyen ahora de una guerra abierta, sin cuartel y sin testigos. Incluso el pueblo angole?o, abandonado definitivamente a su suerte, se encuentra hastiado de las promesas de paz y de sus supuestos guardianes. S¨®lo alberga la cruel esperanza de padecer lo menos posible. De huir hasta que la guerra acabe.
La guerra en Angola es la ant¨ªtesis de los conflictos en Irak, servidos en directo por televisi¨®n. Es una guerra olvidada, donde no hay im¨¢genes, ni testigos independientes ni el m¨¢s m¨ªnimo control. Las noticias llegan a medida que los heridos, los refugiados o sus familias revelan las ofensivas indiscriminadas que han arrasado ciudades del centro del pa¨ªs como Cuito, Huambo, y ahora, Malange. Poco a poco el Gobierno y la guerrilla de UNITA (Uni¨®n para la Independencia Total de Angola) van filtrando interesadamente sus supuestas victorias militares. Algunos diplom¨¢ticos europeos no ahorran tambi¨¦n cr¨ªticas a "la ausencia de voluntad pol¨ªtica internacional", en especial de Estados Unidos, para resolver el conflicto.
Washington, antiguo aliado de UNITA frente al Gobierno prosovi¨¦tico de Luanda, apoya ahora al presidente Jos¨¦ Eduardo dos Santos (sus multinacionales del petr¨®leo obtienen numerosas concesiones para la explotaci¨®n del crudo en el pa¨ªs), pero no ha hecho nada para evitar el rearme de la guerrilla y garantizar las resoluciones de las Naciones Unidas. El m¨¢ximo dirigente de UNITA, Jon¨¢s Savimbi, no s¨®lo no desarm¨® sus fuerzas ni se integr¨® en el Gobierno, tal y como se hab¨ªa comprometido en Lusaka, sino que ha aprovechado todo este tiempo para comprar armamento y reclutar nuevas fuerzas.
Agotada su paciencia, el presidente angole?o sorprendi¨® el pasado 15 de enero a todo el cuerpo diplom¨¢tico con un duro an¨¢lisis de la situaci¨®n. Jos¨¦ Eduardo dos Santos explic¨® que el Gobierno de Luanda, "a pesar de ser legal y leg¨ªtimo, porque fue elegido por el pueblo, fue casi siempre puesto en pie de igualdad por las Naciones Unidas y la troika de observadores del proceso de paz (Estados Unidos, Rusia y Portugal) con un partido (UNITA) que se mov¨ªa en la ilegalidad". "Al Gobierno", dijo, "le fueron exigidas siempre concesiones y flexibilidad, mientras a la otra parte le era concedida tolerancia y comprensi¨®n en beneficio de la duda, como si de una v¨ªctima se tratara".
Estas circunstancias, a su juicio, "facilitaron la injerencia gravosa de terceros en asuntos internos del pa¨ªs que llevaron al descarrilamiento del proceso de paz, cuyo control escapa ahora a las Naciones Unidas". Sus resoluciones contra UNITA, dice Dos Santos, "no han sido respetadas ¨ªntegramente por ning¨²n Estado miembro", y mientras tanto, "tres pa¨ªses africanos, uno de ellos vecino de Angola, han concedido de forma casi expl¨ªcita facilidades log¨ªstico-militares a Savimbi".
Un informe del Gobierno, hecho p¨²blico el viernes, acusaba de apoyar a UNITA a pa¨ªses como "Burkina Faso, Togo, Ruanda, Uganda, Zambia y algunos c¨ªrculos del antiguo r¨¦gimen de ?frica del Sur". Adem¨¢s, asegura que UNITA ha utilizado en la ofensiva del ¨²ltimo mes cerca de 50.000 hombres y mercenarios de varias nacionalidades.
El presidente Dos Santos afirma que estos pa¨ªses, perfectamente identificados, no han sido sancionados por la Organizaci¨®n de Naciones Unidas, "porque sigue sin disponer de los mecanismos para el control de la aplicaci¨®n de sus sanciones".
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