La compra de discos

Soy de provincia y de vez en cuando voy a Madrid a repostar cultura enlatada, CDs y libros, fundamentalmente. Leo en Babelia o en Tentaciones la recomendaci¨®n de ciertos libros o discos que normalmente no se encuentran en mi perif¨¦rica ciudad y voy a la metr¨®poli a examinarlos previamente, a palparlos y, si me convencen, a comprarlos.En los ¨²ltimos tiempos, la adquisici¨®n de m¨²sica en compact-disc se ha convertido en una inversi¨®n de alto riesgo. El CD-ROM est¨¢ embutido en pl¨¢stico y sujeto de unas gu¨ªas de pl¨¢stico que impiden abrirlo, de forma que no se puede acceder a la algunas veces abundante informaci¨®n del libreto. La parte externa visible lleva, al menos, dos sellos enormes, uno con el precio y c¨®digo de barras y otro con el nombre del establecimiento, de forma que pr¨¢cticamente tampoco se puede leer gran cosa. Es una compra casi a ciegas sobre: duraci¨®n del disco, t¨ªtulo de los temas, a?o que se grab¨®, la autor¨ªa musical de los temas, m¨²sicos acompa?antes o invitados, etc¨¦tera.

Creo que se est¨¢n lesionando los derechos del consumidor con este tipo de pr¨¢cticas, pues no se permite al comprador que tenga una m¨ªnima informaci¨®n sobre lo que va a adquirir, que adem¨¢s es un art¨ªculo con un valor alto. El beneficiado es el comercio vendedor, que se ahorra inversi¨®n en vigilancia.-