Demasiadas rupturas
Cuando el fr¨ªo se deja sentir en Valencia, varios polic¨ªas locales recorren todos los intersticios de la ciudad (recovecos de t¨²neles, portales apartados, puentes del Jard¨ªn del Turia...) para ofrecer a los indigentes una sopa caliente y una cama en uno de los albergues de la ciudad. Pero muchos rechazan su invitaci¨®n. Prefieren el fr¨ªo al control de los albergues, donde tienen que someterse a horarios estrictos y levantarse temprano. Algunos han tenido experiencias desagradables con otros indigentes, que les robaron o agredieron mientras dorm¨ªan en los albergues. Para evitar esta situaci¨®n, varios agentes curtidos en la asistencia a personas sin hogar sugieren al Ayuntamiento la creaci¨®n de locales con mesas, sillas y m¨¢quinas expendedoras de caf¨¦ y chocolatinas, donde los indigentes pudieran refugiarse cuando arreciara el fr¨ªo sin verse sometidos a ning¨²n control. ?C¨®mo acabaron en la calle estas personas? Manuel G¨®mez Tejedor comenta que esta ca¨ªda en picado es un proceso largo en el que van rompiendo progresivamente con todos sus c¨ªrculos. Un caso t¨ªpico: nuestro hombre se engancha a la droga, va agotando sus recursos propios hasta que lo tiran del trabajo. Rompe con el vecindario, luego con los amigos, pierde el apoyo de sus familiares lejanos, comete varios robos para pagar la droga, acaba en la c¨¢rcel y se desconecta de la esposa, los padres y los hijos. "Cuando llegan a la calle est¨¢n en una situaci¨®n f¨ªsica y psicol¨®gica lamentable; intentamos convencerlos para que acudan a la unidad de desintoxicaci¨®n y que recuperen la autoestima", comenta un suboficial de polic¨ªa, "pero reconozco que en muchos casos vuelven a recaer, a¨²n no hemos dado con la soluci¨®n ideal". El polic¨ªa teme que se dispare el n¨²mero de delitos si estos centenares de toxic¨®manos dejan alg¨²n d¨ªa de recibir limosnas para pagar la dosis diaria.
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