El calor de la escuela rural

Mar¨ªa es la mayor de los alumnos de la Escuela P¨²blica San Francisco de As¨ªs de Balones (El Comtat). La peque?a, de diez a?os, es uno de los 11 colegiales de esta escuela unitaria, que acoge en el mismo aula a ni?os de Educaci¨®n Infantil a sexto curso de Primaria. Ella y Olga, su compa?era, fueron las que a principio de este curso escolar mostraron a la debutante maestra Ana Constan los peque?os secretos de los 30 a?os de vida del colegio de Balones, un pueblo de 120 habitantes. Algunos de estos secretos, como la necesidad de una urgente reforma, claman sin necesidad de presentaci¨®n. Los lavabos piden a gritos una mano de obra, el cuarto del archivo precisa de ampliaci¨®n y nueva organizaci¨®n y la calefacci¨®n no corresponde al modelo de escuela de finales del siglo XX. Esa estufa llegaron a mantenerla los padres, que hace un par de a?os se encargaban de llevar o entregar a sus hijos los troncos para la combusti¨®n, ya que la precariedad del sistema el¨¦ctrico no permite otro tipo de calefacci¨®n. "Hay que saber encenderla. A veces no quema bien y cuesta de calentar la clase, que se llena de humo. Eso sin contar con el cuidado que hemos de tener para que nadie la toque y evitar quemaduras", explica la maestra, que adem¨¢s es directora, secretaria y si se tercia se?ora de la limpieza. Con la estufa, la peque?a Mar¨ªa ha desarrollado una gran experiencia, como tambi¨¦n lo ha hecho a la hora de colaborar con los p¨¢rvulos de tres y cuatro a?os. "Es una escuela peque?a y las mayores son de gran ayuda. Cuando acaban se ponen con los de la guarder¨ªa", explica la maestra. Esto le da mayor car¨¢cter familiar y "trato directo" a esta escuela, en la que todos conviven en la misma sala, al calor de la ¨²nica estufa de le?a. Y no es por falta de espacio, ya que el edificio supera los 100 metros cuadrados repartidos en dos pisos. Sin embargo, s¨®lo funciona, a pleno rendimiento, una de las dos aulas y la planta superior se encuentra clausurada. Ante este panorama, madres y padres de Balones comenzaron su periplo a la b¨²squeda de ayudas a la Administraci¨®n, hace ahora cinco a?os, para acondicionar su escuela. "En este pueblo hay varios matrimonios j¨®venes y el futuro de la escuela est¨¢ garantizado", recalcan. El inspector de la direcci¨®n territorial de Educaci¨®n de Alicante, Alfonso Mojeda, visit¨® la escuela un d¨ªa antes a la entrevista para este reportaje. Seg¨²n las madres, Mojeda, que por primera vez se reun¨ªa con ellas, les avanz¨® que la Consejer¨ªa de Educaci¨®n ha presupuestado una ayuda cercana a los 10 millones de pesetas para satisfacer sus demandas. "Nos puso una pega: la posibilidad de que en una pr¨®xima revisi¨®n de los presupuestos en febrero nuestra escuela no entrase en el grupo de prioridades", a?ade una madre. Las promesas del inspector, tras tanto tiempo de demandas, han incrementado repentinamente su prudencia. "Hace dos a?os hubi¨¦ramos saltado, pero ahora no queremos pisarnos los dedos", se?ala a rega?adientes una madre. Otra no quiso pasar por alto la falta de apoyo que en todo este tiempo han tenido por parte del Consistorio, en manos del PSPV, y tambi¨¦n les gustar¨ªa que se convocase una plaza fija de profesor a fin de evitar los continuos cambios de docentes cada a?o y que, al igual que los maestros itinerantes de apoyo, llegaran a Balones un psic¨®logo y un logopeda. "Aqu¨ª podemos mantener a nuestros hijos hasta que acaban Primaria. Luego han de continuar en Benilloba o Cocentaina. Entonces viene el problema del desplazamiento ya que el autob¨²s los recoge a las seis de la madrugada y en invierno hace un fr¨ªo que pela a esas horas", indica un padre. Estos problemas no son ajenos a las escuelas vecinas. Vicent Aparici, profesor itinerante, da lecciones de m¨²sica cada jueves en Balones, y conoce la realidad de los colegios rurales de la misma comarca en Millena, Gorga, Pen¨¢guila e insiste en que "todos est¨¢n cortados por el mismo patr¨®n".