Relevo de terciopelo

EL CUARTO grupo bancario espa?ol y primera caja de ahorros, La Caixa, acaba de hacer un s¨²bito relevo en su c¨²spide, al sustituir a su presidente, Juan Antonio Samaranch, de 78 a?os, por quien hasta ahora desempe?aba las funciones de director general, Josep Vilarasau, de 67. La coincidencia entre la crisis del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, acusado de corrupci¨®n en las adjudicaciones de las sedes ol¨ªmpicas, y esta r¨¢pida sustituci¨®n convierten en in¨²til cualquier intento de desvincular las peticiones de dimisi¨®n que se alzan contra Samaranch en el COI y el nuevo esquema de conducci¨®n de La Caixa.El relevo en La Caixa, previsto desde hace un a?o, seg¨²n aseguraron sus directivos, no pod¨ªa depender de los vaivenes de la opini¨®n p¨²blica internacional alrededor de la dividida familia ol¨ªmpica. Una precipitaci¨®n de los acontecimientos en el COI hubiera situado a la entidad en la obligaci¨®n de someterse descontroladamente a una agenda exterior. Con el riesgo adicional de ofrecer flancos a los intentos, que no han faltado nunca, de pilotar La Caixa desde el poder pol¨ªtico.

La sustituci¨®n se ha hecho con el aparente consenso de todos, incluido Samaranch. El nuevo papel de presidente ejecutivo de Vilarasau permite interpretar el movimiento como un ascenso de todo el organigrama, que sit¨²a al presidente del COI en el limbo ya intangible de la presidencia honoraria. El aplomo con que se ha hecho el cambio s¨®lo se explica por la cohesi¨®n del equipo formado por el nuevo presidente en sus 23 a?os de director general.

El peculiar estatuto de las cajas de ahorro complica su participaci¨®n en el juego de fusiones al que obliga el euro. Pero habr¨¢ que ver cu¨¢nto tiempo se mantiene el statu quo. De la solidez de sus equipos directivos y de la independencia que establezcan respecto a los poderes locales o auton¨®micos depende, por el momento, su futuro. Pero depende tambi¨¦n de su capacidad de conexi¨®n con la sociedad civil, a trav¨¦s de ¨®rganos m¨¢s democr¨¢ticos y transparentes.