Los amigos de mis amigos
Dicen que los amigos de mis amigos son mis amigos. Pero no siempre, pues las cadenas de relaciones de unos con otros pueden ser tan largas y complejas que, al final, no se sabe bien qui¨¦n es el aliado de tu aliado. Y, si esto ocurre en la vida cotidiana, ni pensemos en la complejidad que puede tener en la vida pol¨ªtica. As¨ª, por ejemplo, y por comenzar con ETA. ETA est¨¢ aliada con EH como es evidente. Y, por supuesto, EH est¨¢ aliada con EA y el PNV al menos de dos modos: porque le ha apoyado en la investidura y porque todos ellos forman parte del pacto de Lizarra, raz¨®n por la cual los vascos cuentan por vez primera con un Gobierno al que ETA apoya (?o es al contrario y es el Gobierno vasco el que apoya a ETA? Dej¨¦moslo). Pero el PNV aparece tambi¨¦n aliado con el PP en el Gobierno de Madrid, alianza s¨®lida hasta el punto de que el apoyo del PNV a la inconstitucional Asamblea de Ayuntamientos no provoca en el portavoz del Gobierno otra reacci¨®n que la de declarar que podr¨ªa, s¨®lo podr¨ªa, replantearse su colaboraci¨®n mutua. Pero, como es bien sabido, el PP est¨¢ tambi¨¦n aliado con CiU, formaci¨®n aliada con el PNV en la Declaraci¨®n de Barcelona, que pretende romper con la soberan¨ªa del pueblo espa?ol para establecer otras soberan¨ªas adicionales. Podr¨ªamos pensar que estamos ante una s¨®lida tr¨ªada constituida por tres alianzas bilaterales entre tres partidos para vertebrar el Estado. Pero no, el PP s¨ª est¨¢ bilateralmente aliado con el PNV y con CIU, pero estos dos se al¨ªan entre s¨ª no a favor sino en contra del Gobierno, de modo que alguien podr¨ªa pensar que ¨¦ste ha conseguido aliar contra ¨¦l a sus dos amigos (?o son sus enemigos?). Menos mal que los socialistas no acaban de cerrar su alianza con IU, pues ¨¦stos est¨¢n aliados con HB, aliada con EH y con el PNV y ¨¦ste con el PP, de modo que la oposici¨®n podr¨ªa encontrarse en la compleja situaci¨®n de estar aliada con el Gobierno (?o es al rev¨¦s?).
?Qu¨¦ conclusiones podemos sacar de estos enredos? Veamos algunas a vuela pluma: que los amigos de Madrid son enemigos en Euskadi o Catalu?a, de modo que la amistad es cuesti¨®n de territorio; que los dos principales amigos del Gobierno est¨¢n aliados entre s¨ª y con el principal enemigo del Gobierno en contra del Gobierno, por lo que cabr¨ªa concluir tambi¨¦n que el Gobierno est¨¢ aliado con sus enemigos; que, puesto que el Gobierno aparece aliado con los enemigos del Gobierno, podr¨ªa ser que el principal enemigo del Gobierno fuera el mismo Gobierno; que, en cualquier caso, todos est¨¢n aliados con todos, de modo que, al final, no se sabe si es la astucia del PP la que le ha llevado a aliarse con el mundo mundial o es, al contrario, la astucia de ETA la que le ha llevado a lo mismo. Y, sobre todo, que lo que en todo caso s¨ª est¨¢ meridianamente claro es que con quien no est¨¢ aliado el PP es con el PSOE; de eso no tenemos la menor duda. Como vemos, el asunto es peliagudo, aunque, como siempre ocurre con los mandamientos, ¨¦stos se resumen en dos. Uno: que desde que salt¨® por los aires el Pacto de Ajuria Enea la divisoria entre violentos y no violentos no existe y hay un batiburrillo que si es desorientador aqu¨ª en Madrid no digamos lo que debe de desorientar en Euskadi. Y dos: que desde hace m¨¢s de un lustro el Gobierno de la naci¨®n sobrevive gracias a partidos que declaran que no son parte de esa naci¨®n, que pretenden dejar de ser parte de esa naci¨®n y que hacen cuanto pueden para que no haya ni naci¨®n espa?ola ni Gobierno que les controle, situaci¨®n ciertamente peculiar. No menos que la conclusi¨®n final: que los espa?oles hemos conseguido realizar la compleja y sutil haza?a de gobernar aliados contra nosotros mismos.
Puede que no lo entienda bien y siempre se ha dicho que la pol¨ªtica hace extra?os compa?eros de cama, pero, ?no es todo un poco complicado? ?No es ya hora de que se restablezcan fronteras y se al¨ªen quienes est¨¢n por la defensa de la Constituci¨®n frente a quienes est¨¢n en contra, as¨ª de sencillo? He preferido decirlo en tono de broma, pero ?hay tema m¨¢s serio, del que, por cierto, nada saludable se ha dicho en el brillante ejercicio de ret¨®rica del Congreso del PP? ?Celebraremos el nuevo siglo y los 21 a?os de la Constituci¨®n con su primera ruptura? Las respuestas, para el oto?o.
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