Globalizaci¨®n con coraz¨®n
"Globalidad responsable" ha sido la consigna de este a?o en el Foro de Davos. Puede ser "pura ret¨®rica", como afirm¨® George Soros, pero hay algo m¨¢s. El inter¨¦s del capitalismo desarrollado es mantener abiertos los canales que hacen posible la globalizaci¨®n, lo cual requiere un apoyo popular entre las poblaciones que se benefician de ella y entre las que la padecen. La s¨²bita desaparici¨®n de una clase media de 100 millones de personas en Asia ha dado mucho que pensar. "?Qu¨¦ es el capitalismo global?", se pregunt¨® el padre de Singapur Lee Kuan Yew: "La gente en Asia no lo sabe. S¨®lo que lleg¨®, produjo crecimiento y expectativas, y luego se derrumb¨®. Ahora quieren menos bienes, pero tambi¨¦n menos devastaci¨®n". Quiz¨¢s sea, como se?al¨® el presidente de Polonia, Aleksander Kwasniewski, que una vez terminada la Guerra Fr¨ªa, hoy "el capitalismo no tiene alternativa", y por tanto, "debe asumir una mayor responsabilidad". El af¨¢n de "compasi¨®n y equidad" se mezcla con la percepci¨®n de que las crisis pueden degenerar en graves problemas de seguridad. O que pueden llevar, como apunt¨® Henry Kissinger, a tener que elegir entre la seriedad de un Cardoso (en Brasil) o el populismo de un Ch¨¢vez (en Venezuela).
Uno tras otro, desde Kofi Annan, con su insistencia en los "valores compartidos", hasta Gerhard Schr?der, se ha insistido en la necesidad de a?adir valores sociales a la mundializaci¨®n, y darle una cara humana. Ahora bien, una cosa es enunciar este objetivo; y otra, indicar el camino y los medios para llegar a ¨¦l.
Sobre la nueva arquitectura financiera, se han marcado distancias entre EE UU y el FMI, irritado porque se le acuse de no tener "conciencia social", como dej¨® ver uno de sus directores, Stanley Fischer. Para un laborista como Gordon Brown, una de sus dimensiones debe ser, justamente, atender a las v¨ªctimas de las crisis de la "globalidad", vocablo que se usa para indicar una situaci¨®n y ya no un proceso.
Por detr¨¢s, la confrontaci¨®n -es decir, comparaci¨®n- entre dos modelos de capitalismo, el estadounidense y el europeo. Un interesante debate vers¨® sobre si el de EE UU era aplastantemente superior. Los europeos no renunciaron a defender su modelo, aunque con necesidad de reformas, ante lo que consideran que es una situaci¨®n coyuntural norteamericana, o quiz¨¢ tir¨®n de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n que en Europa se ha demorado m¨¢s por el retraso en la liberalizaci¨®n efectiva del sector, y grandes diferencias en t¨¦rminos de participaci¨®n pol¨ªtica, que explican en parte las resistencias a renunciar a un Estado del bienestar s¨®lido. ?Convergencia? Quiz¨¢ m¨¢s hacia el modelo estadounidense que el europeo. ?Tercera v¨ªa, como superaci¨®n de esta dicotom¨ªa? En Davos se le ha empezado a prestar mayor atenci¨®n, aunque tambi¨¦n se pudo apreciar que tales planteamientos pueden provocar problemas con los sindicatos. Sea como sea, como dijo alguien, "el capitalismo no tiene s¨®lo que tener una mano invisible sino un coraz¨®n visible".
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