Los dirigentes de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa ser¨¢n juzgados en Madrid por 12 delitos
El fiscal pide 30 a?os de c¨¢rcel para el l¨ªder mundial de la secta, Heber Jentzsch
La Iglesia de la Cienciolog¨ªa ser¨¢ sometida a un macrojuicio por primera vez en Espa?a. Desde el 1 de junio y hasta septiembre, la Audiencia de Madrid juzgar¨¢ por 12 delitos a 18 dirigentes y adeptos de la organizaci¨®n, entre ellos su l¨ªder mundial, el norteamericano Heber Jentzsch. ?ste se enfrenta a una petici¨®n fiscal de 30 a?os de prisi¨®n por diversos delitos. La Cienciolog¨ªa fue disuelta en Grecia y acusada de "pr¨¢cticas de espionaje" en Alemania. Sus manejos en Espa?a quedaron al descubierto en 1988, tras una espectacular redada policial que acab¨® con 37 detenidos.
La Iglesia de la Cienciolog¨ªa se estableci¨® en Espa?a en 1968 para expandir la doctrina de su fundador, Ronald Hubbard, y con el fin de captar personas con problemas para someterlas a una vor¨¢gine de costosos cursillos (hasta 50) con la promesa de purificar sus esp¨ªritus y sanar sus males. Fueron terapias que provocaron graves trastornos mentales a las personas atrapadas en las redes de la organizaci¨®n, seg¨²n el fiscal. Los 18 encausados, en su mayor¨ªa dirigentes de Dian¨¦tica Espa?a y de los centros de desintoxicaci¨®n Narcon¨®n, deber¨¢n responder ante la Sala Cuarta de la Audiencia Provincial de un total de 12 delitos: asociaci¨®n il¨ªcita, contra la libertad y seguridad en el trabajo, contra la salud p¨²blica, defraudaci¨®n a Hacienda, amenazas, intrusismo profesional, usurpaci¨®n de funciones, detenci¨®n ilegal, lesiones, denuncia falsa, coacciones y simulaci¨®n de delito.
Entre los procesados se encuentran el presidente de Dian¨¦tica, Arturo Reguera; sus ex presidentes Enrique Ayuso, Antonia Navarro y Montserrat Aguilera, y los dirigentes de esta organizaci¨®n Carmen Mu?oz, Victoria de Blas y Enrique Coll, adem¨¢s de otros dirigentes de Narcon¨®n.
El fiscal compara a la Cienciolog¨ªa "con una secta" que se disfraza "de iglesia" con el doble objetivo de eludir al fisco y utilizar a los dem¨¢s "para ganar y ganar dinero". "Su falta de escr¨²pulos es de tal grado que incluso muchas de sus actividades il¨ªcitas aparecen regladas" en una suerte de c¨®digo ¨¦tico que contiene humillantes castigos para los infractores.
Para captar adeptos, los tent¨¢culos de la Cienciolog¨ªa se val¨ªan del denominado test de personalidad. Es decir, se efectuaba una prueba a potenciales feligreses, y lo com¨²n era hallarles alg¨²n problema ps¨ªquico o f¨ªsico. Ese problema, muchas veces ficticio, ten¨ªa una soluci¨®n que siempre consist¨ªa en el sometimiento del enfermo a una muy costosa terapia. Aseguraban incluso que eran capaces de curar el c¨¢ncer. Entre las t¨¦cnicas de regeneraci¨®n espiritual y corporal empleadas, el fiscal cita el lavado de cerebro, que la organizaci¨®n efectuaba a los miembros indisciplinados. Esa suerte de catarsis consist¨ªa, siempre seg¨²n el fiscal, en encerrarles durante d¨ªas en una habitaci¨®n sin comer ni dormir, y bajo intimidaciones y atosigadores interrogatorios.
?ngel P.I. fue una de las v¨ªctima, describe el fiscal. A este hombre, los desprogramadores le detectaron un problema psicol¨®gico susceptible de cura si se somet¨ªa a uno de los cursos. Con las 110.000 pesetas que pag¨® le hicieron tomar sustancias que le llevaron a ser hospitalizado con coma diab¨¦tico. Tambi¨¦n ataca el fiscal en su escrito de acusaci¨®n a los m¨¦todos empleados por la Cienciolog¨ªa en sus centros de atenci¨®n a toxic¨®manos. Adem¨¢s de ser perjudiciales para la salud, sostiene el fiscal, "esas t¨¦cnicas carec¨ªan de todo rigor cient¨ªfico".
Todas las propiedades
Cuenta tambi¨¦n el caso de Ana G. R., quien cay¨® bajo las redes de la Cienciolog¨ªa v¨ªctima de una fuerte depresi¨®n tras separarse de su esposo. La mujer invirti¨® todos sus ahorros en los cursos y, como no dejaban de pedirle dinero, tuvo que vender sus joyas, su piso y un local, es decir, todas sus pertenencias. Una vez exprimida, la organizaci¨®n la envi¨® a Dinamarca, donde la someti¨® al llamado cursillo de ¨¦ticas fuertes. La mujer protestaba por su situaci¨®n y hab¨ªa que "callarla". En Dinamarca la obligaron a realizar "agotadoras tareas dom¨¦sticas" no exentas de gritos y amenazas. La mujer, asegura el fiscal, termin¨® "vomitando sangre". La organizaci¨®n la traslad¨® luego a Barcelona y termin¨® expuls¨¢ndola cuando no le quedaba ni un c¨¦ntimo. Habla el fiscal de las "sangr¨ªas econ¨®micas" a que eran sometidas las v¨ªctimas.
Ana C. B. fue abordada por un miembro de la Cienciolog¨ªa en una calle de Barcelona (tambi¨¦n se utilizaban fuertes campa?as de prensa para captar fieles). Le propuso someterse a un test gratuito de personalidad que le permitir¨ªa superar sus estudios con mayor ¨¦xito. La chica, describe el fiscal, comenz¨® a "desvincularse paulatinamente de su familia y amistades" y cay¨® "en una profunda depresi¨®n" de la que tard¨® en curar dos a?os, despu¨¦s de que su familia lograse arrancarla de la Cienciolog¨ªa.
Otra de las acusaciones que vierte el fiscal sobre la Cienciolog¨ªa se refiere a los falsos titulados en psicolog¨ªa y psiquiatr¨ªa que se encargaban de atender en los centros a los adeptos. Es decir, se pon¨ªa a drogadictos en manos de personas "sin t¨ªtulo ni conocimiento ps¨ªquico o psiqui¨¢trico alguno".
El resultado fue que muchos de los fieles entraron en la organizaci¨®n con ligeras depresiones y acabaron con aut¨¦nticos cuadros de esquizofrenia. As¨ª le ocurri¨® a Carmen G. R., que destroz¨® su personalidad y perdi¨® sus ganas de vivir tras seguir los cursos de la organizaci¨®n. Algo parecido le ocurri¨® a Enrique B.M., quien, sometido a las agresivas terapias de la organizaci¨®n, "perdi¨® casi por completo su capacidad de razonar y abandon¨® sus estudios universitarios, llegando a un estado carente de emociones".
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