Dos goles de C¨¦sar a bal¨®n parado frustran la mejor¨ªa del Alav¨¦s

Mendizorroza presenci¨® ayer a un Alav¨¦s mejorado, con una combinaci¨®n atacante novedosa y efectiva, pero al mismo tiempo padeci¨® los mismos errores que han conducido al equipo vitoriano a los puestos de descenso. Siete de los ¨²ltimos ocho goles recibidos por el Alav¨¦s nacieron en jugadas a bal¨®n parado. El Oviedo se sum¨® a la veda con dos tantos de C¨¦sar, consagrado como cabeceador. El joven central ha marcado, con tres testarazos, todos los goles de su equipo ante los vitorianos esta temporada. Esos dos mazazos premiaron al Oviedo en un partido que enfrent¨® a dos contrincantes con vocaciones opuestas, tal vez por sus diferentes urgencias en la clasificaci¨®n. Al Alav¨¦s se le adivina la ansiedad de lejos. Tiene dudas, una situaci¨®n inc¨®moda y muchas aver¨ªas que reparar. En esta segunda vuelta, con una t¨¦trada de jugadores nuevos, se ha empe?ado en dar un aire nuevo a su juego. En los primeros minutos sali¨® a la carga. El Oviedo, menos azogado por su trayectoria en la temporada, le esper¨® con paciencia, con demasiada. Pronto se le vieron las intenciones a Fernando V¨¢zquez y sus disc¨ªpulos: conceder metros, robar balones en lugares comprometidos y salir en tromba a la contra. Porque en esos menesteres los asturianos tienen un instinto especial. Sus cuatro jugadores m¨¢s adelantados salen disparados cada vez que se recupera un bal¨®n. En estas condiciones, el partido sali¨® un tanto alborotado. El Alav¨¦s, trenzando como nunca. El Oviedo, agazapado y dependiente de los latigazos de Iv¨¢n Ania desde la banda derecha. Los locales dieron primero, aunque Ania bien pudo haber empatado al filo del descanso. Su arrancada, sin embargo, se qued¨® en el palo derecho de Tito. El Alav¨¦s cedi¨® metros en la segunda parte y m¨¢s a¨²n al marcar el segundo gol. Pero perdi¨® fuelle -hab¨ªa cuatro hombres que ven¨ªan de un periodo de inactividad- y valent¨ªa. Le temblaron las piernas y entonces apareci¨® C¨¦sar con su portentoso f¨ªsico. El Oviedo sac¨® partido a los miedos del Alav¨¦s.