Un provocador
Panucci mantiene abiertos conflictos con sus compa?eros, la directiva y la afici¨®n
?l atribuye sus salidas de tono a su espontaneidad, a su car¨¢cter latino. Otros, sin embargo, ven en Christian Panucci a un provocador. Tanto si juega como si se queda en la tribuna, la pol¨¦mica siempre le acompa?a. Lleg¨® al Real Madrid hace ahora dos a?os y, aunque firm¨® por cinco temporadas, cuando en junio se cumpla la tercera har¨¢ las maletas y regresar¨¢ a Italia. Seguramente entonces suceder¨¢ como ahora: para muchos, el Madrid habr¨¢ perdido un buen lateral derecho y para otros a un jugador conflictivo. En los 25 meses que lleva en Espa?a, Panucci ha mantenido conflictos en todos los frentes: con sus compa?eros, con la afici¨®n del Bernab¨¦u, con los directivos y con los medios de comunicaci¨®n. El ¨²ltimo de ellos lo abri¨® el domingo cuando se volvi¨® a la tribuna y convirti¨® el tercer gol de Ra¨²l en un gol contra la grada. Harto de que el Bernab¨¦u contestara el juego del equipo, se enfrent¨® a la afici¨®n y levant¨® los brazos en un gesto de provocaci¨®n. A su lado, Iv¨¢n Campo se sum¨® a la protesta.Si en el Madrid impera la ley del silencio desde hace tres semanas es porque Panucci plante¨® la propuesta al vestuario. ?l ya llevaba varios meses dando la espalda a la prensa para no hablar de sus problemas. El lateral cree que esta moda que funciona en Italia -el silencio stampa- es la mejor manera de combatir los tiempos de crisis.
Por eso Panucci responde "no hablo" tras haber discutido con sus compa?eros de la defensa por su excesiva indolencia delante de 100.000 espectadores, o cuando la prensa italiana revela todos los detalles del compromiso al que ha llegado con el Inter de Mil¨¢n para el a?o que viene. Y si decide hablar es para llamar "cortitos" a los periodistas.
Panucci emplea las mismas fuerzas en defenderse que en proclamar su lealtad a unos pocos. Desde hace a?os, se declara hijo futbol¨ªstico de Fabio Capello. ?l fue quien lo trajo a Espa?a cuando estaba pr¨¢cticamente apartado en el Milan por sus problemas con Arrigo Sacchi. Desde que se march¨® Capello, Panucci no tiene ning¨²n motivo para seguir en el Real Madrid y desde entonces intenta regresar a Mil¨¢n. Estuvo a punto de hacerlo en junio pasado, pero decidi¨® esperar un a?o y saborear el triunfo de Amsterdam.
Panucci dej¨® ver su mejor f¨²tbol con Fabio Capello, tambi¨¦n su imagen m¨¢s dulce, la de ese chico repeinado, elegante y caballeroso, hijo de un cartero de la Savona, devoto de su mamma y generoso con todas las causas en las que los m¨¢s peque?os tienen que ver: don¨® su prima de la Copa de Europa a una instituci¨®n infantil.
Con Heynckes en el banquillo, Panucci empez¨® a dejar ver su car¨¢cter provocador. Comenzaron entonces las discusiones y los desplantes al t¨¦cnico, que alcanzaron su mayor intensidad cuando lleg¨® a negarse a salir al terreno de juego tras el descanso de un partido ante el Oviedo.
La llegada de Guus Hiddink al Madrid no ha cambiado las cosas. En uno de los primero partidos de Liga, en Zaragoza, se enfrent¨® en el campo con Txetxu Rojo y en la caseta con Hiddink, y a algunos de sus compa?eros a los que acus¨® de no defenderle en el conflicto. D¨ªas m¨¢s tarde, ante el Celta, reproch¨® en p¨²blico al t¨¦cnico que le sustituyera. Hiddink, harto de sus desplantes, le respondi¨®: "Menos Ferrari y m¨¢s...". No termin¨® la frase.
Sus lesiones son tambi¨¦n fuente de continuas sospechas. La ¨²ltima de ellas, en el tobillo, le impidi¨® jugar el encuentro de ida de la Copa del Rey ante el Villarreal, pero no disputar un partido de tenis esa misma tarde.
Sin embargo, algo debe de tener Christian Panucci cuando a sus 26 a?os muestra un historial que pocos futbolistas poseen: ha ganado tres Ligas -dos en Italia-, dos Supercopas, una Supercopa de Europa, una Copa Intercontinental y dos Copas de Europa. Pero ¨¦l proclama que su d¨ªa de suerte fue aqu¨¦l de 1994 en que perdi¨® el avi¨®n de la TWA que cay¨® al mar minutos despu¨¦s de despegar del aeropuerto de Nueva York. Panucci ten¨ªa que haber regresado a Italia, tras el Mundial de EE UU, en ese avi¨®n.
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