Sin nostalgia de Fidel
Bienvenida C¨²calo, la primera cubana deportada por organizar un grupo anticastrista, jura hoy la Constituci¨®n
A Caridad Vald¨¦s la condenaron por so?ar. Una noche, en mitad del sue?o, crey¨® estar formando parte de una conspiraci¨®n para asesinar a Fidel Castro. Lo so?¨® todo: los preparativos, los compa?eros de tan arriesgada misi¨®n; so?¨® de qu¨¦ forma, a qu¨¦ hora, en qu¨¦ esquina... Al despertarse comprob¨® que todo hab¨ªa sido una pesadilla, y as¨ª lo cont¨® -detalle a detalle- al llegar al trabajo. "No hab¨ªan pasado dos horas", recuerda Bienvenida C¨²calo Santana, sentada ahora en su casa de Madrid, "y ya la fueron a prender. La metieron en la prisi¨®n de Occidente; all¨ª fue donde la conoc¨ª yo". Bienvenida C¨²calo coincidi¨® con muchas mujeres en la c¨¢rcel de La Habana. Unas estaban all¨ª por so?ar; otras -la mayor¨ªa-, por despertarse de un sue?o llamado revoluci¨®n. En diferentes ¨¦pocas, y por los motivos m¨¢s dispares -nunca por robar ni matar-, C¨²calo Santana, de 53 a?os, fisioterapeuta de profesi¨®n y madre de dos hijas, lleg¨® a pasar nueve temporadas entre rejas. Su m¨¢xima culpa: fundar la primera organizaci¨®n de mujeres contrarias al r¨¦gimen, el Frente Femenino Humanitario Cubano, dedicado a respaldar a las familias de los presos pol¨ªticos. Su arma m¨¢s contundente no pas¨® de ser una octavilla. "Un d¨ªa me atrev¨ª a m¨¢s", recuerda Bienvenida; "llev¨¦ una carta al Consejo de Estado para reclamar la libertad de los presos; me dejaron entregarla, pero de all¨ª sal¨ª esposada".
A veces la encerraban en las tapiadas -"unas celdas cerradas donde nadie es capaz de ver si es de d¨ªa o es de noche"-, otras la desnudaban en medio de sus compa?eras presas; la ¨²ltima vez -a finales de 1993, durante una huelga de hambre que dur¨® 42 d¨ªas-, su oficial de custodia le susurr¨® al o¨ªdo: "Las calles de La Habana ya no son para ti". Nunca m¨¢s volvi¨® a pisarlas. El d¨ªa 2 de octubre de 1993, Bienvenida C¨²calo, sin otra pertenencia que su ¨²ltima condena por alborotar contra el r¨¦gimen de Fidel Castro, se baj¨® del avi¨®n de Cubana que la hab¨ªa tra¨ªdo a Madrid. Deportada y enferma -tanta hambre le provoc¨® una pancreatitis-, pero libre al fin y al cabo.
"Yo consegu¨ª librarme de la c¨¢rcel gracias a las gestiones que hizo Manuel Fraga [el presidente de la Xunta de Galicia] ante el mism¨ªsimo Fidel. El Gobierno cubano no quer¨ªa dejar salir del pa¨ªs a las mujeres disidentes; sab¨ªa de nuestra insistencia, del coraje para salir adelante. Yo fui de las primeras, luego fueron saliendo m¨¢s", explica, recalcando con su colecci¨®n de fotograf¨ªas su agradecimiento al pol¨ªtico gallego. Ya son m¨¢s de cien los presos pol¨ªticos cubanos que recuperaron la libertad gracias a las gestiones de la diplomacia espa?ola ante el comandante Fidel.
A Bienvenida nunca le fue f¨¢cil escribir su historia. Militante del partido comunista hasta 1985, decidi¨® enfrentarse abiertamente a sus antiguos compa?eros, y eso le condujo a un interminable t¨²nel de sorpresas amargas. Se qued¨® sin trabajo y tuvo que fabricar y vender clandestinamente pintura para las u?as. Tambi¨¦n por eso la enjuiciaron. Luego -ya en Espa?a-, la libertad tampoco le llen¨® el est¨®mago. Sin su casa grande de La Habana -ahora s¨ª que a Bienvenida se le escapa una l¨¢grima-, sin su trabajo de fisioterapeuta ni su carn¨¦ de comunista -"yo me vir¨¦ desde dentro, nadie me vino a intoxicar"-, Bienvenida se encontr¨® en Madrid sola y sin trabajo, en un albergue de refugiados del barrio de Vallecas. Su nombre dej¨® de estar en las listas de Amnist¨ªa Internacional, pero ni siquiera pod¨ªa aspirar a estar en las del Inem. Su ¨²nico documento hasta ahora era una especie de pasaporte cubano con las tapas azules y unas letras may¨²sculas que advert¨ªan dentro: "V¨¢lido para todo el mundo. Excepto Cuba". Tuvo que trabajar duro. "He hecho de todo", cuenta, "desde vender tabaco en los sem¨¢foros hasta artesan¨ªa en el metro. Ahora cuido ancianos. Todo con honradez, nada de delincuencia ni de prostituci¨®n; los cubanos tenemos mucha dignidad; Fidel no nos merece".
M¨¢s de cinco a?os despu¨¦s de aquel viaje forzoso, Bienvenida C¨²calo acaba de conseguir la nacionalidad espa?ola. Hoy, a primera hora, jurar¨¢ obediencia a la Constituci¨®n de 1978. Sus dos hijas -a las que consigui¨® traerse tras su deportaci¨®n- ser¨¢n testigos. Hoy, Bienvenida se levantar¨¢ cubana y se acostar¨¢ espa?ola.
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