Ocho a?os como esclavo
Eduard Saint-Jean, cortador de ca?a, denuncia la explotaci¨®n de 250 millones de personas
"A cada machetazo, desde el primer d¨ªa, te dices: "Volver¨¦ a casa en cuanto junte un pu?adico de plata". Pero hay gente que lleva 30 a?os dici¨¦ndose eso. Yo estuve esclavizado as¨ª ocho a?os, de 1972 a 1980". Eduard Saint-Jean, haitiano, de 46 a?os, recuerda con rabia serena el periodo en que fue "objeto propiedad" del Ingenio Haina, en el batey Antonci, en la Rep¨²blica Dominicana.Eduard present¨® ayer la campa?a anual de Manos Unidas, que arremete contra la esclavitud. "Hay m¨¢s personas esclavizadas que nunca, unos 250 millones", dice Consuelo Lobo, presidenta de esa ONG. "EEUU habla de 90.000 esclavos en Sud¨¢n, pero por doquier hay ni?os explotados, emigrantes prostituidas, campesinos endeudados...".
"En el batey ¨¦ramos unos 1.000, todos haitianos, y hab¨ªa mujeres y ni?os", recuerda Eduard. "Ahora habr¨¢ 600.000 braceros haitianos inmigrantes, pero las condiciones no mejoran. Les pagan unos 5 d¨®lares por dos o tres toneladas cortadas; yo cobraba unos tres pesos, pero lo que nos hace emigrar no cambia. La mayor¨ªa son campesinos sin experiencia con la ca?a y, por tanto, sufren m¨¢s. Es un negocio para las empresas y para el Consejo Estatal del Az¨²car. Se nos recluta en la frontera y pasamos a ser propiedad total de la empresa".
Eduard sonr¨ªe con iron¨ªa: "No es f¨¢cil que haya un trabajo m¨¢s duro en el mundo, pero, para colmo, a los pa¨ªses ricos les ha dado por decir que el az¨²car hace da?o".
?l s¨ª sabe lo que hace da?o. "Cortabas y cortabas de cinco de la ma?ana hasta caer el sol. Y al volver a las chozas, a vivir en 20 metros con 11 o 12 personas m¨¢s, hab¨ªa que apa?¨¢rselas para juntar entre todos algo que comer: te obligaban a comprar en la empresa, a precios cinco veces m¨¢s altos que en otros sitios, y tampoco te permit¨ªan salir", dice Eduard. "Hoy la cosa sigue pareja: la plata no alcanza, y hay malnutrici¨®n, incluso hambre. Y los bateyes no tienen agua, electricidad ni servicios sanitarios. La prostituci¨®n de las mujeres es corriente. A los ni?os, las leyes dominicanas les consideran ap¨¢tridas".
A menudo los braceros intentan buscarse la vida fuera de la plantaci¨®n. "Pero las empresas han pagado por ellos y no les permiten escapar. En mi ¨¦poca, y tambi¨¦n ahora, la polic¨ªa te deten¨ªa y ten¨ªas que sobornarles para que te dejaran lo que llevaras encima".
Cuando Eduard cortaba ca?a no hab¨ªa ni sombra de sindicatos. Ahora los braceros han formado dos. "Pero los sindicatos amarillos les hacen la vida imposible. Y las empresas a¨²n no han pagado un mes de la zafra de 1998. Los haitianos siguen llevando vida de esclavos y soportando el racismo. Los hay que, de puro desespero, se montan en una canoa y tratan de llegar a Puerto Rico. Si por milagro llegan, les espera la plantaci¨®n de caf¨¦, m¨¢s o menos como el batey".
Eduard se considera afortunado. Era el cuarto de siete hermanos, hijos de un obrero del sisal . "Yo era un hombre joven, con la inquietud natural", rememora, "y quer¨ªa ver mundo. Ca¨ª en la trampa. Pero cada noche, con los m¨²sculos rotos de cortar y cortar, yo me repet¨ªa: "No acepto vivir as¨ª". Tuve la suerte de que al batey entraron sacerdotes espa?oles. Ellos me fueron educando, rescatando". Hoy Eduard trabaja en una organizaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica, la Pastoral Haitiana, y tiene un programa de radio de hora y media semanal para los inmigrantes haitianos, titulado, en lengua cr¨¦ole, Bonnouvel (Buena Nueva).
En apoyo de la campa?a de Manos Unidas intervino ayer ?scar Rodr¨ªguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa (Honduras) y presidente de la Comisi¨®n Episcopal Latinoamericana (CELAM): "La deuda externa es una esclavitud moderna. A los pa¨ªses afectados por el hurac¨¢n Mitch nos han prometido condonarnos parcialmente la deuda bilateral, pero lo grave son los intereses. Un ejemplo: tras el Mitch, Honduras s¨®lo podr¨¢ exportar por valor de 29.000 millones de pesetas, y tiene que pagar, por intereses de la deuda, 60.000 millones. Los pa¨ªses m¨¢s ricos, el G-7, no tienen voluntad pol¨ªtica de arreglar esa verg¨¹enza. La econom¨ªa se globaliza, la gente se empobrece".
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