A como peste
LUIS DANIEL IZPIZUA Dice Inaxio Oliveri, consejero de Educaci¨®n, que conviene modificar el modelo A de ense?anza, introduciendo en ¨¦l alguna que otra asignatura en euskera. Obviamente, los alumnos que optan por ese modelo no alcanzan al finalizar la ense?anza obligatoria el dominio oral y escrito de la lengua vasca, uno de los objetivos b¨¢sicos fijados por el curr¨ªculo para esa etapa de la ense?anza en nuestra comunidad. Es cierto que ese mismo objetivo viene determinado tambi¨¦n para la ense?anza de la lengua castellana y de la lengua extranjera. Por lo que se refiere al castellano, que se imparte tambi¨¦n s¨®lo como asignatura en el modelo D, no parece que su ense?anza obtenga resultados tan precarios, aunque empiecen a darse en algunas zonas casos de aprendizaje insuficiente de esta lengua. Esto ¨²ltimo, sin embargo, no parece preocupar a nadie. No estoy intentando cometer la tonter¨ªa de equiparar la ense?anza de la lengua extranjera a la de las dos lenguas oficiales de nuestra comunidad. Siempre me ha parecido falaz el argumento de que es m¨¢s interesante, o necesario, o conveniente aprender ingl¨¦s que aprender euskera. Es cierto que el euskera s¨®lo sirve para andar por casa, mientras que el ingl¨¦s, ya se sabe. Pero da la casualidad de que la mayor parte de nuestra vida nos la pasamos en casa y que empezamos a hablar para andar por casa y no para jubilarnos en Wisconsin. Por otra parte, tambi¨¦n me ha parecido falaz el argumento del otro lado, ¨¦se que asegura que sabiendo euskera e ingl¨¦s no har¨ªa falta para nada saber castellano. Mis objeciones en este caso ser¨ªan las mismas -sobre todo teniendo en cuenta que el castellano es la lengua de andar por casa de las tres cuartas partes de la ciudadan¨ªa vasca- y a?adir¨ªa que peca de insensatez quien pretenda sustituir una lengua propia desde hace siglos, y enraizada social y familiarmente, por otra aprendida por correspondencia. Para andar por casa, por lo tanto, y para garantizar una convivencia armoniosa, considero conveniente el aprendizaje por nuestros escolares de nuestras dos lenguas. Para evitar maximalismos, cegueras y atropellos, parto tambi¨¦n de la convicci¨®n de que ese conocimiento biling¨¹e siempre ser¨¢ asim¨¦trico y que habr¨¢ quienes tendr¨¢n la lengua castellana como prioritaria y quienes tendr¨¢n el euskera, de modo que si ya nadie parece defender el "en castellano, y basta", la pretensi¨®n del euskeraz eta kitto me parece igualmente irreal y generadora de tensiones. Biling¨¹¨¦monos, pues, aunque no parece que para ello el modelo A, no el modelo D en algunas zonas, sean veh¨ªculos adecuados.Sin embargo, ah¨ª est¨¢n, regulados como modelos v¨¢lidos, y no es mi intenci¨®n discutir su validez ni las razones que justifican su existencia. Lo que s¨ª quiero discutir son los criterios de implantaci¨®n del modelo A y sus consecuencias indeseables. Nuestro actual mapa escolar regula los centros en los que puede impartirse ese modelo, impidiendo que otros centros puedan hacerlo. El peligro de reducci¨®n a gueto de ese modelo -al menos en Guip¨²zcoa- es evidente, pero quiero destacar tambi¨¦n otro efecto, tal vez vinculado al anterior, cu¨¢l es la conversaci¨®n del modelo A en ese saco necesario al que arrojar al reducto de apestados que no deben contaminar a nuestros chicos. Mientras exista, y est¨¦ en otro centro, nuestros chicos estar¨¢n a salvo de la moralla. No estoy exagerando. Tampoco hablo de o¨ªdas. Y creo que, o bien se modifican los criterios del actual mapa escolar y se permite la impartici¨®n de ese modelo en "todos los centros" de nuestra comunidad, o bien urge suprimirlo o modificarlo, permitiendo tambi¨¦n, en este ¨²ltimo caso, que se impartiera en todos los centros. En un instituto de San Sebasti¨¢n, los padres de los alumnos de ESO pretenden que a los alumnos de modelo A se los ubique en otro edificio para que no entorpezcan -es su argumento- el aprendizaje de los alumnos de los otros modelos. Cara al curso que viene, en ese mismo instituto se discute sobre la conveniencia de mantener ese modelo en la ESO, y entre los argumentos para su desaparici¨®n figuran los siguientes: "Se deteriorar¨ªa el nivel de nuestros alumnos", "nos llegar¨ªan los marroqu¨ªes", "nuestras condiciones de trabajo se degradar¨ªan", etc¨¦tera. Peste pedag¨®gica o peste social, est¨¢ claro que el modelo A se est¨¢ convirtiendo en el caj¨®n de los exclu¨ªdos, de los indeseables. ?Es un caj¨®n necesario porque nos libera de ellos?, ?es un caj¨®n mal programado y, por lo tanto, reformable? Sea cual sea la respuesta, es evidente que todo esto es un esc¨¢ndalo.
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