Al quite
Ha sido una semana generosa en sentencias sobre empleadas de hogar, en las que se han discutido las bondades del servicio dom¨¦stico. Un servicio que, al decir de los jueces, no precisa de un excesivo rigor f¨ªsico ni de gran responsabilidad ya que las tareas no son las de los estibadores ni las de la secretaria de Asuntos Sociales, la futurible Amalia, que asom¨® al debate con cr¨ªtica inocente y olvid¨® que la decisi¨®n judicial dice lo mismo que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Ese que anta?o estaba en manos del devoto Arenas y hoy de Pimentel. Por ello, si de verdad es futurible, mejor que se entere de lo que hace su PP en casa y no entre en la ajena. Mientras tanto, aparece en prensa un melocot¨®n. Piensas que se trata de la fruta que da el melocotonero, dicotiled¨®nea ella. Pues no. Fue durante la campa?a de recogida de esta fruta, en la que un sindicalista conocido por Tarz¨¢n y otro m¨¢s, a la chita callando, se emplearon, sin encomendarse a dios ni al diablo ni a su sindicato, altavoz en ristre, a exigir a las trabajadoras afiliaci¨®n por trabajo y, si no, ni clavo, a pasar hambre. Mucho han tardado en dimitir, sin que se comprenda que su sindicato no les haya expulsado con la misma energ¨ªa con que ellos reclutaban miseria, utilizando su representaci¨®n para matar los escasos derechos de quienes conviven con el hambre y un jornal, que negaban a quienes no quer¨ªan renunciar a la libertad de ser libres. Y menos a¨²n se entiende que el sindicato no salga al quite y les deje al aire el eso, o lo otro, por las palabras de despedida de estos dimisionarios. Ahora que, puestos a escribir de quites o ver¨®nicas, mejor santiaguinas. Y es que un juez, que se adelant¨® casi 20 a?os y cre¨® jur¨ªdicamente el acogimiento para transformar a un menor acogido en menor adoptado y, de esta suerte, no de varas, alcanzar la pensi¨®n de orfandad que le negaba la letra de la ley, tambi¨¦n sabe, con la misma naturalidad con que Curro dibuja el toreo, seguir administrando justicia. As¨ª ha anulado el despido de un trabajador ofendido en la intimidad de su currismo porque, cuando se mienta a la madre, la respuesta, donde quiera que se est¨¦, es la que tiene que ser, m¨¢s en esta tierra, donde Curro, Betis y Sevilla son profesi¨®n de fe, y la Macarena una devoci¨®n; para muestra un bot¨®n, Arenas.EUGENIO SU?REZ PALOMARES
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.