La gran aventura de la tumba perdida
El descubridor del sepulcro de los hijos de Rams¨¦s II narra en un libro la apasionante historia de su hallazgo
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Pasadizos claustrof¨®bicos, escorpiones, cobras, restos de momias,jerogl¨ªficos. La aventura de la egiptolog¨ªa se desarrolla con todo su esplendor en el valle de los Reyes. All¨ª, el equipo encabezado por el norteamericano Kent R. Weeks excava la tumba se?alada como KV 5, donde, seg¨²n todas las evidencias, fueron enterrados durante el nuevo imperio egipcio, hace m¨¢s de 3.000 a?os, la friolera de 120 generaciones, los muchos hijos del poderoso Rams¨¦s II. El anuncio en mayo de 1995 del hallazgo de la tumba -en puridad, un redescubrimiento, pues el sepulcro fue localizado hace un siglo, aunque s¨®lo explorado en una peque?a parte- dej¨® asombrado a todo el mundo y fue el preludio de informaciones cada vez m¨¢s sensacionales a medida que los trabajos avanzaban. Hoy ya sabemos que KV 5 es una de las mayores y m¨¢s extra?as tumbas que construyeron los antiguos egipcios, pero las revelaciones contin¨²an. Y muchos enigmas aguardan para ser resueltos en las derrumbadas c¨¢maras y los angostos pasillos. Este mismo invierno, entre dos campa?as (los trabajos se reanudar¨¢n en junio), Weeks acaba de publicar en EEUU una obra sobre el hallazgo y la exploraci¨®n de KV 5. Se titula The lost tomb (La tumba perdida; Pen¨ªnsula lo editar¨¢ en mayo en Espa?a) y es un libro fascinante que, absolutamente riguroso en su vertiente cient¨ªfica, se lee como una novela de misterio. Pero no s¨®lo es interesante el trabajo de Weeks por lo que tiene de aventura arqueol¨®gica y de investigaci¨®n hist¨®rica, sino tambi¨¦n por lo que revela de los cambios de mentalidad producidos en la egiptolog¨ªa, sus nuevas orientaciones, m¨¦todos, retos y objetivos.
La excavaci¨®n de KV 5, empresa que se inicia en las postrimer¨ªas de un siglo y deber¨¢ continuar bastantes a?os del siguiente, se revela como el paradigma de una nueva sensibilidad y una nueva manera de hacer que, sin perder la pasi¨®n y la capacidad de asombro, apuesta por la m¨¢s sacrificada minuciosidad, huye del culto a los objetos excepcionales, emplea una inusitada panoplia tecnol¨®gica y muestra preocupaciones humanistas, sociales y ecol¨®gicas. Son significativas, pues, las diferencias con la gran aventura egiptol¨®gica del siglo, el descubrimiento en 1922, en el mismo valle, de la tumba de Tutankam¨®n. Recordemos que entonces Carter y Carnarvon distrajeron piezas del ajuar de Tutankam¨®n en beneficio propio, que a la momia del joven rey se le dio un trato denigrante y que Carter fue acusado de menospreciar a los egipcios. El equipo de Weeks prefiere una pista que arroje luz sobre la historia a un bello objeto de oro, se plantea dejar parte de la tumba sin excavar para que puedan hacerlo, con mejores m¨¦todos, arque¨®logos del futuro, y procur¨® que la prensa egipcia diera la primera la noticia del hallazgo de KV 5.
The lost tomb arranca con un pr¨®logo que muestra en toda su intensidad lo estremecedor de la peripecia arqueol¨®gica. Weeks y dos de sus colaboradores han entrado por primera vez en KV 5, una tumba olvidada desde hace 170 a?os, cuando se introdujo en ella, sin reparar en su inmensidad, el explorador James Burton. El sepulcro est¨¢ lleno de ruina y cascotes hasta el techo. Ha habido que excavar un t¨²nel de apenas 50 cent¨ªmetros de anchura. A mitad del recorrido, Weeks se da cuenta de que el techo se puede derrumbar e imagina, con negro humor, los titulares: "Egipt¨®logos aplastados al hundirse una tumba: vuelve la maldici¨®n de los faraones". A causa de la humedad, las linternas se agotan. Envueltos en la oscuridad, Weeks se dirige al capataz, Mohammed: "?Recuerdas d¨®nde est¨¢ la entrada?". "No". "Esta tumba tiene posibilidades", se?al¨® m¨¢s tarde el egipt¨®logo a su patrocinador Bruce Ludwig. No se equivocaba: Burton indic¨® la existencia de cinco c¨¢maras. En la actualidad se han descubierto 108, y todo apunta a que hay m¨¢s de 150 (la siguiente tumba del valle con m¨¢s c¨¢maras posee s¨®lo 30). Despu¨¦s de cuatro a?os de trabajos, apenas se ha excavado el 7% del recinto. KV5 es gigantesca y muy rara -s¨®lo se parece al Serapeum de Menfis, donde se enterraba a los sagrados bueyes Apis-, una especie de pulpo con corredores y salas que se abren a otros corredores y salas. En alg¨²n sitio en su interior deben estar las c¨¢maras funerarias de los hijos de Rams¨¦s II. De momento se han localizado infinidad de peque?as estancias o criptas alineadas a ambos lados de los largos pasillos y que posiblemente estaban destinadas a las ofrendas. Entre los hallazgos destaca una escultura en relieve de Osiris en la que los arque¨®logos identifican a Rams¨¦s II, y un fragmento de una tapa de sarc¨®fago de alabastro con dos figuras masculinas pintadas.
El equipo de Weeks ha descubierto distintos restos humanos, entre ellos cuatro cr¨¢neos y un esqueleto entero con los brazos cruzados sobre el pecho. Los egipt¨®logos creen que pertenecen a algunos de los hijos del c¨¦lebre fara¨®n cuyas momias debieron ser llevadas por saqueadores de la antig¨¹edad hasta las c¨¢maras m¨¢s cercanas a la entrada para registrarlas.
El descubrimiento de KV 5 es resultado del empe?o de Weeks en relocalizar y clasificar todas las tumbas del valle de los Reyes con vistas a su consolidaci¨®n e investigaci¨®n. Algunas, aunque se?aladas en la antig¨¹edad, han ca¨ªdo en el olvido; otras se han derrumbado y otras m¨¢s quedaron sepultadas bajo las monta?as de escombros extra¨ªdas de la tumba de al lado. En el curso del denominado Theban Mapping Project (TMP), Weeks se dedic¨® a realizar un nuevo mapa arqueol¨®gico de la necr¨®polis. Explica en su libro c¨®mo emplearon globos, aviones y alpinistas a fin de rastrear las tumbas perdidas. Para 1988, Weeks y su grupo se hab¨ªan metido en lugares fascinantes y espantosos, se hab¨ªan encontrado serpientes, escorpiones y zorros, hab¨ªan desarrollado extra?as alergias que fascinaron a los dermat¨®logos y trabajado a temperaturas cercanas a los 50 grados. Pero ten¨ªan su mapa. En ¨¦l figuraban 13 tumbas perdidas, entre ellas, KV 5. Y en 1989 empezaron a excavarla.
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