Desprecio al Parlamento
Una vez finalizado entre ovaciones el pase¨ªllo triunfal por el congreso de su partido, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha querido repetir faena en el Congreso de los Diputados. Si en los terrenos del ferial de Madrid s¨®lo se ha hablado de lo que el presidente del partido ha querido, en el palacio de la carrera de San Jer¨®nimo el presidente del Gobierno ha hecho saber a los reunidos y al p¨²blico en general que, por preguntar, los diputados de la oposici¨®n pueden preguntar lo que quieran, pero que de responder, responder¨¢ si le viene en gana, o lo que es peor, si juzga que la pregunta merece la pena de ser contestada.Era de esperar: los partidos que prescinden en sus procedimientos internos de las reglas elementales de la democracia no pueden generar m¨¢s que dirigentes a los que las elementales reglas de la democracia les traen al fresco. Sin duda, cuando se est¨¢ en la oposici¨®n, las cosas se ven de otra manera, y como las promesas son de balde, se promete hasta el cielo: Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar personalmente, y su partido de manera oficial y program¨¢tica, hab¨ªan prometido en 1996 introducir las necesarias medidas legislativas que impidieran a un Gobierno bloquear por simple mayor¨ªa el nombramiento de comisiones de investigaci¨®n, impecable doctrina: la democracia consiste precisamente en eso, y en poco m¨¢s que eso. Un Gobierno que no es responsable cada d¨ªa y de cada uno de sus actos, ante los ciudadanos o sus representantes, no merece el nombre de Gobierno democr¨¢tico. Responsable viene de respondere, y ya el Diccionario de Autoridades lo defin¨ªa como el que est¨¢ obligado a responder o satisfacer por alg¨²n cargo. Obs¨¦rvese la ra¨ªz de la obligaci¨®n: por alg¨²n cargo. Esa "voz introducida modernamente" qued¨® as¨ª acu?ada hace m¨¢s de dos siglos y medio, en pleno absolutismo. Ya entonces, por raz¨®n de cargo, hab¨ªa personas obligadas a responder. Y resulta que hoy, con la avasalladora potencia del ingl¨¦s, los te¨®ricos hablan de accountability como uno de los criterios m¨¢s indiscutibles para medir el nivel de democracia de un sistema pol¨ªtico: es muy democr¨¢tico el sistema en que el Gobierno est¨¢ obligado a responder mucho. Gobierno que no responde, sistema que no es democr¨¢tico. Y no por las personas que lo integren, que tambi¨¦n, sino porque carece de ese juego de pesos y contrapesos, de vigilancia y equilibrio de poderes, de sospecha institucional, sin los que resulta un abuso y un enga?o hablar de democracia.
Pero este Gobierno nuestro, adem¨¢s de no responder, impide que se pregunte. De ambas cosas hemos tenido muestras elocuentes la pasada semana. Aznar ha culminado con notable ¨¦xito la faena comenzada en el ferial: demostrar que ser jefe de partido lo es todo en Espa?a si al mismo tiempo se es presidente de Gobierno. Fuerte por su posici¨®n en el partido, el presidente del Ejecutivo resulta ser tambi¨¦n m¨¢ximo jefe del Legislativo. Las Cortes Generales se ven as¨ª privadas de la autonom¨ªa y los recursos necesarios para cumplir una de las tres tareas que les asigna el art¨ªculo 66.2 de la Constituci¨®n, la de controlar la acci¨®n del Gobierno. Controlar -hoy va de diccionario, para que no se diga que andamos de cacer¨ªa- viene del franc¨¦s contr?le, que significa, seg¨²n el sabio Corominas, "doble registro que se llevaba en la administraci¨®n para la verificaci¨®n rec¨ªproca".
Controlar y responder; doble registro por raz¨®n del cargo: ¨¦sa es toda la sustancia de la democracia. Controla el Parlamento, responde el Gobierno. Por eso, cuando el Gobierno no responde e impide el control, cuando desprecia al Parlamento como el se?or presidente se ha jactado de hacer esta semana, cuando env¨ªa al psiquiatra por boca de su portavoz a los que solicitan una comisi¨®n de investigaci¨®n, es razonable preguntar si, despu¨¦s de tantos a?os, hemos alumbrado una democracia parlamentaria o se nos ha colado un presidencialismo con un Parlamento reducido a mero ap¨¦ndice del Ejecutivo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.