Dos sevillanos que triunfan en la Red
La empresa Arrakis, de los hermanos Luis y Germ¨¢n Torrado y comprada por British Telecom, ha concentrado en tres a?os el 15% de los usuarios de Internet en Espa?a
Hace un lustro no exist¨ªa. Ahora, sus ordenadores gestionan la conexi¨®n de 65.000 personas (el 15% del tr¨¢fico espa?ol) a la ¨²ltima revoluci¨®n tecnol¨®gica. A finales de 1997, Luis Torrado recibi¨® la llamada de Retevisi¨®n y pens¨® que se trataba de una broma. France T¨¦l¨¦com, British Telecom (BT) y Telef¨®nica le hicieron ver que la cosa iba en serio. Los gigantes de las telecomunicaciones hab¨ªan puesto sus ojos en Internet y en los mentideros cibern¨¦ticos, Arrakis se hab¨ªa convertido en una apuesta segura. Tras meses de negociaciones, British Telecom anunci¨® hace 10 d¨ªas su compra. Luis Torrado es, con 31 a?os, el alma m¨¢ter de Arrakis, la empresa l¨ªder en n¨²mero de usuarios de Internet en Espa?a. Ocupa un amplio despacho en un edificio del Parque Tecnol¨®gico Cartuja 93, de Sevilla. Un escenario que contrasta groseramente con el habit¨¢culo sin ventanas y de estanter¨ªas repletas que ilustra una p¨¢gina de la revista interna que edita la compa?¨ªa. "Ya me hubiese gustado tener un garaje", dice Torrado, mientras se?ala el que fue su lugar de trabajo entre 1992 y 1995. El destartalado taller y las amplias oficinas se ajustan con facilidad en el principio y el final de la exitosa historia de un triunfador. Y, sin embargo, la palabra "fracaso" marca el relato de Torrado.
Internet ha modificado la dimensi¨®n del tiempo. Para el calendario de la Red, un lustro es mucho, y una d¨¦cada, una eternidad. El v¨¦rtigo tambi¨¦n parece instalado en la vida de este sevillano. Con 19 a?os, era el chico para todo de una tienda de inform¨¢tica. Dos a?os despu¨¦s era comercial en una empresa de venta de ordenadores. "Ten¨ªa que explicarle a notarios de 60 a?os para qu¨¦ serv¨ªa un 286 ", detalla. Fue cuando se dio cuenta de que eso era lo suyo. "Yo, de mayor quer¨ªa ser programador, ech¨¦ muchas horas con el [lenguaje] Cobol". Pero el encuentro con Juan Ignacio Rodr¨ªguez, "un loco de la inform¨¢tica", le desanim¨®.
Torrado conoc¨ªa a Rodr¨ªguez porque ambos participaban en la Fidonet, uno de los precursores del actual Internet. Un d¨ªa, Luis decidi¨® dar una lecci¨®n al que unos a?os despu¨¦s ser¨ªa su socio en Arrakis. "Sab¨ªa que ten¨ªa problemas con la instalaci¨®n de una disquetera y me acerqu¨¦ a su casa para explicarle c¨®mo se hac¨ªa". All¨ª se encontr¨® "con una barbaridad de cables y disqueteras unidas de forma inveros¨ªmil, y a Juan Ignacio, con un soldador en la mano". "Sal¨ª de all¨ª pensando que era la primera y la ¨²ltima vez que hablaba con ¨¦l". Ahora comparten, junto a otros dos hermanos de Luis, Germ¨¢n y Cristina, el mando de Arrakis.
En 1992, Torrado dio un nuevo volantazo. "Ten¨ªa a mi novia impresionada, cobraba 250.000 pesetas al mes ". Pero entonces decidi¨® dejar su puesto de jefe de ventas. "No me dejaban hacer las cosas como quer¨ªa". Es su explicaci¨®n a lo que muchos considerar¨ªan una equivocaci¨®n. "Es que nunca he tenido miedo al paro, s¨¦ que siempre voy a salir adelante".
Los siguientes a?os pusieron a prueba la confianza de Torrado. Su hermano mayor, Juan, le pas¨® un peque?o taller de reparaciones de ordenadores en Sevilla Este, un barrio perif¨¦rico de la ciudad. Luis Torrado llam¨® a Rodr¨ªguez para que le ayudara como t¨¦cnico. Rodr¨ªguez era un estudiante que ten¨ªa dif¨ªcil encaje en la Universidad -"le echaron de dos facultades", asegura Luis-, pero que disfrutaba con los ordenadores y los pirateos en el incipiente Internet. "Le encantaba cambiar la tabla de gimnasia de los astronautas de la NASA, les pon¨ªa 800 flexiones a las 8 de la ma?ana", recuerda Torrado. A partir de aqu¨ª, los annus horribilis. "Entre 1992 y 1995 apenas hac¨ªamos poco m¨¢s que reparar spectrum y Pc y pedir cr¨¦ditos".
Torrado, que compart¨ªa casa con un compa?ero, tuvo que volver a la de sus padres y trabajaba "diez horas diarias, incluidos fin de semana, y nada de vacaciones", para mantener el negocio.
"Por si ten¨ªamos poco, nos robaron hasta el ¨²ltimo tornillo". El destartalado taller, que hab¨ªa sorteado las visitas de los inspectores de Trabajo, recibi¨® la de los ladrones. "En la compa?¨ªa de seguros cre¨ªan que nos hab¨ªamos autorrobado, porque eramos gente de dudoso cobro". Luis, Jos¨¦ Ignacio y Germ¨¢n, 20 a?os entonces, emprendieron una "huida hacia adelante". Luis us¨® su habilidad "pa-ra que los directores de banco siguieran prestando dinero" y en enero de 1996 alumbraron Arrakis. Olvidaron la reparaci¨®n e iniciaron la aventura de Internet.
Telef¨®nica estableci¨® en 1995 Infov¨ªa para facilitar la relaci¨®n entre los usuarios de Internet, las empresas que gestionaban los accesos (como Arrakis y, este a?o, otras 800 empresas espa?olas m¨¢s) y los proveedores (ahora Telef¨®nica, Retevisi¨®n y BT). "Era como la conquista del Oeste, te pon¨ªas en la l¨ªnea de partida, y a colonizar", dice Torrado. El administrador de Arrakis trata de explicar por qu¨¦ en mayo de 1997 ya eran los l¨ªderes en accesos, con 34.000 usuarios registrados. Una cuota de inscripci¨®n reducida (3.000 pesetas al trimestre), una campa?a de marketing barata -"usamos un mailing a las tiendas de distribuci¨®n que nos cost¨® 15.000 pesetas"-, son algunos de los motivos que esgrime Torrado. "Nosotros facilitamos la contrataci¨®n al m¨¢ximo, si alguien me dice que es el Pato Donald y vive en Walt Disney, yo me f¨ªo y le doy de alta". Se corri¨® la voz de que Arrakis permit¨ªa el acceso a Internet con inusitada velocidad, y el boca a boca, v¨ªa correo electr¨®nico, hizo el resto.
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