Fusiones y pol¨ªtica
El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, reabri¨® el pasado mi¨¦rcoles el debate sobre la conveniencia de que las cajas se fusionen al declararse "deseoso" de participar en una operaci¨®n de este estilo. Un d¨ªa despu¨¦s, el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves, y la vicepresidenta y consejera de Econom¨ªa del Gobierno vasco, Idoia Zenarruzabeitia, defend¨ªan la existencia de una sola caja de ahorros en sus respectivas comunidades aut¨®nomas.Dos mensajes aparentemente en sinton¨ªa, pero que divergen en cuanto se atiende a su desarrollo. Blesa defiende que esas fusiones sean entre entidades de distintas comunidades aut¨®nomas. Al presidente de Caja Madrid no le queda otro remedio, dado que por m¨¢s que quiera no se puede fusionar con otra caja en su territorio. Sin embargo, la diferencia de fondo entre los dos planteamientos es mucho m¨¢s profunda. Blesa, y con ¨¦l la inmensa mayor¨ªa de los gestores de las cajas, reclama que la pol¨ªtica no intervenga en el d¨ªa a d¨ªa del funcionamiento de las entidades. De hecho, defiende la teor¨ªa de que los consejos y las peticiones de car¨¢cter pol¨ªtico -l¨¦ase v¨ªa obra social- s¨®lo se hagan "despu¨¦s de impuestos".
Una tesis, la no injerencia pol¨ªtica en la gesti¨®n, que tambi¨¦n propugna Manuel Pizarro, el presidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Cajas de Ahorros (CECA). Pizarro ha sostenido reiteradamente que en un mercado tan competitivo y con unos m¨¢rgenes tan estrechos como los actuales, un movimiento de car¨¢cter pol¨ªtico equivocado puede dar al traste con la competitividad de una entidad.
Temor en los gestores
Los ejecutivos del sector temen que detr¨¢s de la idea de contar con una sola caja por comunidad aut¨®noma se esconda la intenci¨®n de utilizarla como una especie de instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica al servicio del correspondiente Gobierno regional, con los riesgos que ello podr¨ªa conllevar. Y recuerdan un decreto de Castilla y Le¨®n que predetermina ciertas inversiones de las cajas de la regi¨®n. Algunos de esos ejecutivos van un poco m¨¢s all¨¢ y detectan el germen de bancos centrales auton¨®micos en proyectos como el vasco o el gallego.
Los Gobiernos de las comunidades aut¨®nomas sostienen que los primeros interesados en que las cajas funcionen son ellos, que, adem¨¢s, son los que tienen la obligaci¨®n de vigilar su salud. Un doble argumento que completan con el siguiente: las cajas de ahorros tienen, desde su nacimiento, una clara vocaci¨®n regional a la que no deben renunciar en ning¨²n caso.
Y por ello han de coger m¨²sculo, han de fortalecerse ante la competencia que ejercen bancos y cajas de ahorros de mayor tama?o que se expanden a golpe de talonario en busca de m¨¢s negocio.
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