"Las mujeres criminales resultan m¨¢s llamativas que los hombres asesinos"
Est¨¢ convencida de que los asesinos siempre provocan una mezcla de repulsi¨®n y de atracci¨®n. Esta idea le ha servido a Margaret Atwood (Ottawa, 1939), una de las escritoras canadienses m¨¢s prestigiosas, aunque poco conocida en Espa?a, para recrear la historia de Grace Marks, una joven sirvienta que estuvo involucrada en un famoso crimen ocurrido en Canad¨¢ a mediados del siglo XIX. "Las mujeres criminales resultan m¨¢s llamativas que los hombres asesinos, porque sus casos son menos frecuentes", ha comentado recientemente Atwood durante una visita a Madrid para presentar su ¨²ltima novela, Alias Grace, publicada por Ediciones B.Al explicar por qu¨¦ eligi¨® una protagonista femenina para su narraci¨®n, Margaret Atwood subraya que no hab¨ªa candidatos masculinos que la atrajeran tanto como Grace Marks, al tiempo que sostiene que le result¨® m¨¢s f¨¢cil contar esa historia desde el punto de vista de una mujer. "El concepto de inmoralidad, la ambig¨¹edad de las conductas femeninas y la mirada de una sociedad hip¨®crita y represiva sobre la presunta asesina me brindaban un material literario mejor que en el caso de un hombre", se?al¨® esta autora, una de las m¨¢s populares tanto en Canad¨¢ como en Estados Unidos.
La peripecia de aquella sirvienta canadiense, implicada en el asesinato de su se?or y del ama de llaves y recluida despu¨¦s en c¨¢rceles y manicomios, fascin¨® a Atwood, sobre todo por las miradas tan distintas que se proyectaron sobre Grace Marks.
Miradas subjetivas
"Creo", manifest¨® la escritora canadiense, "que la subjetividad de la mirada de los otros fue lo que m¨¢s me interes¨® de aquel episodio. En la ¨¦poca en que ocurrieron los hechos narrados no s¨®lo difer¨ªan las opiniones sobre el car¨¢cter de la criada, entre la bondad y la perversi¨®n, sino que algunas gentes la describ¨ªan con colores de ojos distintos o con apariencias diferentes".
La novela no est¨¢ centrada en desvelar, por tanto, la participaci¨®n de la sirvienta en el crimen. Lo que vertebra la narraci¨®n apunta al contraste de la experiencia de Grace Marks, tras salvarse de la horca, con los dem¨¢s, y en especial con un m¨¦dico psiquiatra que intenta ayudar a la joven. "La protagonista", cuenta Margaret Atwood, "se niega a desvelar el misterio porque sabe que, si cuenta la historia verdadera, esa confesi¨®n puede costarle la vida". Aunque rechaza el t¨¦rmino feminista o el concepto de literatura de mujeres, lo bien cierto es que la mayor¨ªa de personajes de la literatura de Atwood son femeninos. Ha escrito narrativa, ensayo y poes¨ªa, pero la escritora canadiense no encuentra una explicaci¨®n al hecho de que las mujeres occidentales lean mucha m¨¢s novela, y los hombres, muchas m¨¢s obras hist¨®ricas o cient¨ªficas. "Quiz¨¢", aventura, "los hombres tienen una cultura m¨¢s visual y prefieren el cine o la televisi¨®n, mientras las lectoras prefieren la fabulaci¨®n. La verdad es que no dispongo de una respuesta, si bien estoy persuadida de que las mujeres conocemos mejor a los hombres que a la inversa".
Declara la escritora canadiense que cada tema le dicta el g¨¦nero que ha de utilizar y a?ade que puede compaginar la elaboraci¨®n de una novela con la redacci¨®n de un ensayo. "De cualquier modo", aclara, "escribir poes¨ªa exige una concentraci¨®n tan fuerte que impide hacer otras cosas. Cuando estoy trabajando en un libro de poes¨ªa necesito concentrarme y abandonarme. En una palabra, no hacer nada".
Biling¨¹ismo
Margaret Atwood ha impartido clases de ingl¨¦s en diferentes universidades, ha residido en varios pa¨ªses europeos y ha sido presidenta de la Uni¨®n de Escritores de Canad¨¢. Esta consagrada escritora, que recibi¨® el martes un homenaje en Madrid, ha visto adaptadas al cine dos de sus novelas: Resurgir y El cuento de la criada.
Desde esa perspectiva tan cosmopolita, la autora defiende el biling¨¹ismo como una ventaja a la hora de dedicarse a escribir. "Siempre supone un avance dominar dos o m¨¢s idiomas", se?al¨®. "Un pa¨ªs biling¨¹e como Canad¨¢, donde todos sabemos hablar ingl¨¦s y franc¨¦s, permite una mayor apertura cultural. En mi caso han influido m¨¢s autores en franc¨¦s que escritores en ingl¨¦s".
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