Los delegados de 170 pa¨ªses agotan el plazo para acordar un protocolo sobre alimentos transg¨¦nicos
Los pasillos del Centro de Convenciones de Cartagena de Indias, en el Caribe colombiano, se volvieron ayer s¨²bitamente silenciosos. Despu¨¦s de una semana de avalancha propagand¨ªstica, el ¨²ltimo d¨ªa de negociaciones para definir el protocolo que regular¨¢ en todo el mundo el tr¨¢fico de organismos vivos modificados (m¨¢s conocidos como transg¨¦nicos) transcurri¨® envuelto en una expectativa silenciosa y nerviosa, por la enorme cantidad de intereses en juego.La delegaci¨®n de EE UU, pa¨ªs que posee las empresas biotecnol¨®gicas m¨¢s poderosas del mundo, opt¨® ayer por bajar el tono de voz, lo mismo que Greenpeace y otras ONG, que suspendieron las manifestaciones.
El protocolo, que ser¨¢ aprobado formalmente el lunes por los ministerios de Medio Ambiente de los 174 pa¨ªses firmantes de la Convenci¨®n de Biodiversidad de las Naciones Unidas, deb¨ªa estar listo en torno a las cinco de la madrugada de hoy, hora peninsular espa?ola. La enorme cantidad de corchetes (puntos de discusi¨®n) existentes en el borrador es la barrera principal que ha obstaculizado que se llegara a un acuerdo.
Los puntos clave de divergencia son dos. Primero, la negativa de Estados Unidos y el Grupo de Miami (Argentina, Uruguay, Chile, Australia, Canad¨¢ y Nueva Zelanda) a incluir cl¨¢usulas relativas a las consecuencias de los alimentos transg¨¦nicos en la salud de seres humanos y animales. Consideran que estos alimentos tienen el mismo control que los convencionales (los no modificados), y quieren limitar el debate s¨®lo a los aspectos medioambientales, donde s¨ª reconocen que la biotecnolog¨ªa puede causar problemas.
El segundo punto conflictivo es el del libre tr¨¢nsito de los organismos modificados a trav¨¦s de las fronteras. Los pa¨ªses del llamado Tercer Mundo reivindican su derecho a negar la entrada de estos productos, porque consideran que compiten deslealmente con su agricultura natural, y porque puede empobrecer su diversidad biol¨®gica. El Grupo de Miami argumenta que estas restricciones implicar¨ªan violar los acuerdos internacionales de comercio y obstaculizar¨ªa el desarrollo mundial de la agricultura.
La dificultad para llegar a un acuerdo (¨¦sta es la sexta sesi¨®n en seis a?os de este Grupo de Trabajo, y las anteriores fueron fracasos estrepitosos) tiene que ver con la importancia econ¨®mica, pol¨ªtica y estrat¨¦gica de la industria de la biotecnolog¨ªa, en la que, por ejemplo, s¨®lo el sector privado de EE UU invirti¨® el a?o pasado m¨¢s de 9.000 millones de d¨®lares (1,3 billones de pesetas).
La Convenci¨®n, que comenz¨® el domingo pasado, tuvo hasta ayer pocos avances. De los 45 puntos conflictivos que hab¨ªa hace una semana, s¨®lo ha habido acuerdo definitivo en diez, que s¨®lo est¨¢n referidos a cuestiones burocr¨¢ticas.
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