Trabajo de s¨ªntesis
Carmen Inspirada en la obra de Merim¨¦e/Bizet, por la compa?¨ªa Antonio Gandes. Int¨¦rpretes, Stella Arauzo, Jos¨¦ M. Huertas, Candy Rom¨¢n, Jairo Rodr¨ªguez, cuerpo de baile. Cantaorla, La Bronce. Cantaores, G¨®mez de Jerez, Gabriel Cort¨¦s. Guitarristas, Antonio Solera, Manuel Rodr¨ªguez, Lorenzo Virseda. Espacio esc¨¦nico, Antonio Saura. Argumento, iluminaci¨®n, coreograf¨ªa y direcci¨®n, Antonio Gades, Carlos Saura, Teatro Principal. Valencia, 24 de febrero.Quien acuda a ver este espect¨¢culo llamado por el reclamo de la cl¨¢sica Carmen de Merim¨¦e y Bizet se llevar¨¢ muy probablemente un desenga?o, ya que el trabajo de Gades y Saura (uno supone que el primero ha coreografiado, mientras que el segundo ha dispuesto la evoluci¨®n de los personajes por el escenario) no trata de recrear ese mito pasional sino de atender a sus ra¨ªces, en una especie de pre-Merim¨¦e que se deleita de paso en algunas de las m¨²sicas inesquivables de la ¨®pera, cantando y bailando un argumento de gran difusi¨®n esc¨¦nica que es as¨ª reconducido hacia lo que de un modo tambi¨¦n imaginario pudieron ser sus ra¨ªces. Se sustrae as¨ª al gabacho los detalles, que no el pretexto, de una historia que s¨®lo deja en pie lo sustancial, y a veces ni eso, de la obra que le sirve de referencia. Saura y Gades recurren, para empezar, a esa deconstrucci¨®n tan de moda en los escenarios que consiste en situar la acci¨®n en una especie de ensayo preliminar de la obra a representar, lo que privilegia de entrada el espacio propio del trabajo en grupo, del que ir¨¢n aflorando las individualidades argumentales seg¨²n un recorrido como a saltos que sigue muy de lejos el itinerario original y algo m¨¢s de cerca a la m¨²sica. As¨ª las cosas, se refuerza aqu¨ª el car¨¢cter fatal de esta mujer que desde?a toda clase de ataduras en el ejercicio de su amor y que conducir¨¢, como puede parecer l¨®gico, a la tragedia. La puesta en escena simultanea brillantes momentos a d¨²o con potentes secuencias de conjunto, en un espacio esc¨¦nico destinado a no estorbar, en una composici¨®n en la que se echa de menos el talento para el manejo de la luz de Vittorio Storaro, colaborador habitual de Saura y aqu¨ª ausente. La emoci¨®n, a¨²n dispersa, resulta contundente, un tanto a la manera del dios que no juega a los dados de Mallarm¨¦.
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