El oc¨¦ano del B¨®sforo
Turqu¨ªa se aleja de Europa tras la captura de Ocalan sin aprovechar la oportunidad de modernizar el r¨ªgido Estado kemalista
ENVIADO ESPECIALEl B¨®sforo y los Dardanelos parecen haberse agrandado, y entre Turqu¨ªa y los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (UE) se ha abierto un oc¨¦ano de orgullo nacionalista y ardor guerrero, de obsesi¨®n por los dobles raseros. En los pocos d¨ªas transcurridos desde la espectacular captura en Kenia del jefe de la guerrilla kurda, Abdal¨¢ Ocalan, Apo, los turcos no han cesado de ondear la bandera de su "mayor haza?a de la historia", Grecia ha tenido que poner a sus tropas en estado de alerta y los Quince han exigido la presencia de observadores ante el tribunal, en el que se sienta un militar, que juzgar¨¢ al detenido en el penal de la isla de Imrali, el Alcatraz del M¨¢rmara.
De la peculiar forma de entender las cosas en Turqu¨ªa da idea este reciente di¨¢logo de un articulista con el presidente de la Rep¨²blica, Suleim¨¢n Demirel.
-?No ser¨ªa mejor aprobar una ley para evitar que haya jueces militares en el proceso de Ocalan? -preguntaba el informador, preocupado por las cr¨ªticas europeas.
-Si hacemos cambios en los Tribunales de Seguridad del Estado porque los piden los pa¨ªses occidentales, estar¨ªamos poniendo al sistema judicial bajo presiones externas -alegaba el jefe de Estado.
La man¨ªa persecutoria ha calado, no sin raz¨®n, en el alma turca tras el portazo que recibi¨® hace 14 meses en la cumbre europea de Luxemburgo, que descart¨® las aspiraciones de Turqu¨ªa a incorporarse a la UE. Ankara hab¨ªa replicado hasta ahora a las acusaciones contra su limitada observancia del respeto de los derechos humanos que el pa¨ªs estaba librando una guerra sin cuartel contra el terrorismo, encarnado por el Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK), de Ocalan. Tras su detenci¨®n en Nairobi por un comando de los servicios secretos turcos y su puesta a disposici¨®n de la justicia -nadie duda en Turqu¨ªa de que ser¨¢ condenado a la horca-, se abri¨® una inesperada v¨ªa para afrontar una soluci¨®n de la cuesti¨®n kurda sin la presi¨®n de las armas o las bombas.
Pero los l¨ªderes de Ankara apenas se han limitado a anunciar una "ley de arrepentimiento" para los guerrilleros que abandonen las armas y a desempolvar programas de inversiones p¨²blicas en el empobrecido sureste de Anatolia. Sin embargo, el Estado fundado por Mustaf¨¢ Kemal, Ataturk (el padre de los turcos), hace ya 75 a?os, sigue neg¨¢ndose a dar cualquier paso en la direcci¨®n de reconocer los derechos culturales (educaci¨®n, medios de comunicaci¨®n en lengua kurda) de una minor¨ªa ¨¦tnica de unos 12 millones de personas. Y la sola menci¨®n de una hipot¨¦tica autonom¨ªa es un tab¨² que puede acarrear la c¨¢rcel.
El proceso de Ocalan se ha abierto en un clima enrarecido por las trabas impuestas por las autoridades a los abogados de Ocalan y por la utilizaci¨®n propagand¨ªstica de v¨ªdeos del detenido y filtraciones de sus declaraciones en el interrogatorio. Muchos dirigentes e intelectuales son conscientes, sin embargo, de que Turqu¨ªa tambi¨¦n va a ser juzgada por Occidente durante el proceso del l¨ªder del PKK. "Incluso los terroristas confesos tienen derecho a un abogado", se esforzaba en recordar el jueves Ilnur ?evik, editorialista del diario en lengua inglesa Turkish Daily News. Adem¨¢s, el clima nacionalista en el que va a ser juzgado el l¨ªder de la guerrilla kurda se enturbia al coincidir con la agitaci¨®n de la campa?a de las elecciones legislativas y municipales del pr¨®ximo 18 de abril. Por eso, la captura de Ocalan puede desencadenar otras consecuencias para el pa¨ªs. Los analistas pol¨ªticos de Ankara predicen una ca¨ªda, o al menos un frenazo en su imparable crecimiento, del voto islamista, que lleg¨® a m¨¢s del 20% hace tres a?os y situ¨® en la primera plaza del escalaf¨®n electoral al hoy ilegalizado Partido del Bienestar (Refah). Sus herederos del Partido de la Virtud (Fazilet) carecen del liderazgo de Necmettin Erbakan, inhabilitado tambi¨¦n por el Tribunal Constitucional para ejercer la pol¨ªtica, y ofrecen una imagen de divisi¨®n entre integristas que sue?an con el ayatol¨¢ Jomeini y renovadores que aspiran a reproducir el modelo de las democracias cristianas europeas.
Los principales partidos turcos se han lanzado as¨ª a la caza del voto islamista. La ex primera ministra Tansu ?iller, l¨ªder incombustible del Partido de la Recta V¨ªa, no ha dudado en desembarazarse de decenas de diputados desafectos que votaron en su contra durante las sucesivas investigaciones parlamentarias por corrupci¨®n que ha sufrido a lo largo de la legislatura. En revancha ha logrado el apoyo de las poderosas cofrad¨ªas isl¨¢micas, presentes en casi todos los ¨®rdenes de la vida turca. Y que tambi¨¦n lo est¨¢n en el Partido de la Madre Patria, el principal rival en el disputado espacio pol¨ªtico de centro-derecha, del tambi¨¦n ex primer ministro Mesut Yilmaz.
Pero quien de verdad parece que va a poder sacar tajada electoral de la detenci¨®n de Ocalan es el actual jefe de Gobierno, el socialdem¨®crata Bulent Ecevit. Una encuesta de Gallup le daba esta misma semana un ascenso de 10 puntos en intenci¨®n de voto. Ecevit tambi¨¦n era primer ministro en 1974, cuando el Ej¨¦rcito turco ocup¨® el norte de Chipre, en una acci¨®n de orgullo patrio que a¨²n sigue marcada en el subconsciente de los turcos. Pero Ecevit, defensor de los derechos humanos y partidario de la abolici¨®n de la pena de muerte, tambi¨¦n forma parte del engranaje de la vieja guardia del Estado kemalista. As¨ª, su posici¨®n respecto al conflicto kurdo dista poco de la de los jefes del Ej¨¦rcito.
Queda, por ¨²ltimo, la cara amable de la izquierda turca, el Partido Revolucionario del Pueblo, de Deniz Baykal, que recoge su apoyo en las urnas entre los intelectuales y profesionales de las grandes ciudades del pa¨ªs. Aunque dif¨ªcilmente ser¨¢ una opci¨®n de poder en un escenario en el que tanto Ecevit como Yilmaz parecen dispuestos a reeditar la actual f¨®rmula de coalici¨®n de gobierno.
Los dem¨¢s partidos no cuentan: la ley electoral fija un list¨®n del 10% de los sufragios para poder acceder a la Gran Asamblea Nacional de Ankara. ?sta es, por ejemplo, la tragedia de grupos como el nacionalista kurdo Partido Democr¨¢tico del Pueblo (Hadep), que cosecha resultados de m¨¢s del 50% de los votos en circunscripciones del sureste de Anatolia.
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