Aznar afronta el mayor reto nacionalista a los tres a?os de su triunfo electoral
A tres a?os de su victoria electoral, el PP ha conseguido mantener la estabilidad del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, unos buenos resultados macroecon¨®micos que le han permitido entrar en el euro y una firme pol¨ªtica antiterrorista. El pasado 16 de septiembre ETA anunciaba una tregua indefinida. No obstante, afronta el reto m¨¢s serio del nacionalismo al Estado de las autonom¨ªas desde la transici¨®n. Arrastra graves problemas en Justicia y promesas incumplidas como la de hacer del Parlamento el centro de la vida pol¨ªtica, la reestructuraci¨®n de los servicios de inteligencia o la reforma del Senado.
Aznar ha conseguido mantener la estabilidad de su Gobierno, gracias al apoyo de CiU, pero no ha logrado integrar a los nacionalismos en la pol¨ªtica del Estado como invoc¨® en su investidura. Nunca, desde la transici¨®n, el reto nacionalista al Estado de las autonom¨ªas ha sido tan fuerte como estos ¨²ltimos meses, con la Declaraci¨®n de Barcelona, los desaf¨ªos de CiU y, especialmente, el Pacto de Estella entre los nacionalistas vascos.El Ejecutivo ha respondido a este reto recordando que no ir¨¢ m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de la Constituci¨®n y los estatutos de autonom¨ªa, y ha aclarado que ya cumpli¨® sus compromisos que adquiri¨® con los nacionalistas en los pactos de investidura de mayo de 1996. El nuevo reto del nacionalismo al Estado tiene una contrapartida positiva en Euskadi: los casi seis meses de tregua de ETA, a la que ha contribuido la firme pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno.
En materia pol¨ªtica abundan los incumplimientos: la promesa de hacer del Parlamento el centro de la vida pol¨ªtica; la de favorecer la creaci¨®n de comisiones de investigaci¨®n parlamentarias, puesta en entredicho por su negativa a promoverlas tras las denuncias por la pol¨ªtica de subvenciones del Ministerio de Industria; la reforma del Reglamento del Congreso o la ley de financiaci¨®n de los partidos.
Su pol¨ªtica en materia de Justicia (con los nombramientos en la Fiscal¨ªa General del Estado y en la Audiencia Nacional) y comunicaci¨®n ha mostrado uno de los rostros m¨¢s regresivos del Gobierno. Tambi¨¦n ha incumplido, por no disponer del apoyo nacionalista, la introducci¨®n en el C¨®digo Penal del incumplimiento ¨ªntegro de las penas para los terroristas y la elecci¨®n por las asociaciones judiciales del Consejo General del Poder Judicial. Su tentativa intervencionista en medios de comunicaci¨®n, concretada en la toma de control de Antena 3 por parte de Telef¨®nica, el acoso al Grupo Prisa y el fracaso en la gesti¨®n de RTVE (tres presidentes en tres a?os y un crecimiento desbocado de la deuda), deja en entredicho su proclamado programa liberal.
En materia auton¨®mica, el incumplimiento m¨¢s serio del Ejecutivo consiste en no haber afrontado la reforma del Senado para convertirlo en C¨¢mara territorial. La comodidad que le da su mayor¨ªa absoluta en ese foro le ha animado a rechazar este compromiso. Tampoco ha podido afrontar a fondo el Pacto Local, ante la negativa de las autonom¨ªas a ceder competencias a los municipios. Pero donde se ha puesto de manifiesto la demagogia de su programa ha sido en materia de Administraci¨®n. Ni ha reducido la cifra de altos cargos de la Administraci¨®n ni ha suprimido dr¨¢sticamente organismos p¨²blicos ni ha realizado una reforma a fondo de la Administraci¨®n perif¨¦rica del Estado. Y respecto a Defensa, no ha abordado la reestructuraci¨®n del Cesid ni la ley de secretos oficiales.
La gesti¨®n econ¨®mica del Gobierno se ha caracterizado por un contexto internacional muy favorable que ha facilitado la entrada en el euro. Lleg¨® en 1996 con la promesa de crear empleo, controlar los desequilibrios b¨¢sicos de la econom¨ªa (d¨¦ficit p¨²blico, inflaci¨®n), abrir mercados hasta entonces cautivos, aligerar el sector p¨²blico y reducir impuestos.
Los resultados, en algunos casos han sido espectaculares, en otros, escasos y en algunos, muy controvertidos. El Ejecutivo ha logrado en tres a?os mantener un elevado ritmo de crecimiento econ¨®mico y controlar al mismo tiempo los precios. Si en 1996, el crecimiento del PIB fue del 2,4%, en 1998, del 3,8%. Estos elevados porcentajes han sido compatibles con el control de precios: en tres a?os se ha pasado del aumento del IPC anual de en torno al 5% al 1,5% de 1998. La reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico tambi¨¦n ha sido notable, tanto como la de tipos de inter¨¦s, que han pasado del 8% al 3%. Menos fortuna ha tenido el proceso de liberalizaci¨®n: el sector el¨¦ctrico empez¨® a bajar tarifas pero los resultados son pobres.
La reforma de impuestos, que el PP emprendi¨® nada m¨¢s llegar al poder con la rebaja en las retenciones del capital, la ha continuado con la modificaci¨®n del IRPF, que ha supuesto para la mayor¨ªa de los ciudadanos una disminuci¨®n en las retenciones, si bien ha sido muy criticada por el PSOE al considerar que beneficia m¨¢s a los m¨¢s ricos. Y aunque el programa del PP no inclu¨ªa ninguna promesa cuantificadora en empleo se pas¨® de m¨¢s del 22% de la poblaci¨®n activa en paro a un 18,17%.
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