La Comunidad deja dos meses sin ayuda a 400 ni?os de familias necesitadas

En 1998 se destinaron a estas ayudas 200 millones de pesetas del presupuesto de la Comunidad, con los que se concedieron ayudas a 1.168 familias con menores a su cargo. Se trata, en su mayor¨ªa, de padres de baj¨ªsimos recursos, que sin este apoyo tendr¨ªan que dejar a sus hijos bajo la tutela institucional, y tambi¨¦n de abuelos o t¨ªos que cr¨ªan a sus nietos y sobrinos. En el Consejo de Gobierno de hoy se aprobar¨¢n las ayudas que a¨²n falta.No todos reciben la subvenci¨®n durante el mismo periodo de tiempo. Unos la perciben durante a?os -por ejemplo, los abuelos acogedores-, y otros, durante unos meses hasta que mejora su situaci¨®n.

Estos mismos apoyos, aunque de forma m¨¢s minoritaria, se conceden a familias necesitadas con hijos con enfermedades ps¨ªquicas que no puedan ser atendidos en centros de salud mental p¨²blicos y deban recurrir a entidades privadas.

Tambi¨¦n pueden optar a estas medidas de apoyo los chavales que han vivido en residencias y pisos tutelados de la Comunidad, una vez que las tienen que abandonar al cumplir la mayor¨ªa de edad. Cada a?o son cerca de 180 los chavales que abandonan los centros institucionales. En 1996 se dieron estas ayudas a 11 de ellos.

El principal requisito para percibir estas subvenciones es tener ingresos familiares iguales o inferiores a una pensi¨®n no contributiva (500.000 pesetas al a?o). Tambi¨¦n se tienen en cuenta aquellos casos en los que los tratamientos de reeducaci¨®n o desintoxicaci¨®n de alg¨²n miembro de la familia superen el 20% de los ingresos totales.

Adem¨¢s de estas condiciones econ¨®micas se valora si en la familia existen problemas graves de salud f¨ªsica o mental, la situaci¨®n laboral y las expectativas de trabajo y las posibilidades de utilizar otras prestaciones sociales, como las becas de comedor o de escuela infantil, o la ayuda a domicilio.

En la regi¨®n hay 5.000 ni?os sobre los que la Comunidad de Madrid ha tenido que tomar alguna medida de protecci¨®n ante los problemas familiares, desatenciones o incluso el maltrato sufrido en sus hogares. De ellos, 2.000, muchos hijos de toxic¨®manos o de presos, viven al cuidado de sus abuelos o t¨ªos. Pero s¨®lo optan a las ayudas aquellos casos de mayor penuria.

Son situaciones bien conocidas en los vecindarios y colegios de las zonas m¨¢s deprimidas de la ciudad. Se trata de mayores que deben ejercer de padres en una ¨¦poca de su vida en que sus recursos econ¨®micos, ya de por s¨ª exiguos, han menguado, ya que en muchos casos se trata de viudas.

Algunos de estos abuelos tienen adem¨¢s que soportar peleas con sus propios hijos, que a veces utilizan la amenaza de llevarse a los chiquillos como un chantaje para conseguir dinero para droga. En esas ocasiones conflictivas es la Comunidad la que asume la tutela de los ni?os, aunque sigan viviendo con los abuelos. En el resto de los casos, cuando los hijos ni aparecen o cuando, aunque no puedan cuidar de sus ni?os, no se desentienden de ellos, son los mismos abuelos los tutores.

Para ayudar a estos mayores en su tarea existen cursos en los centros de servicios sociales de 15 distritos. En ellos reciben asesoramiento legal, psicol¨®gico y educativo sobre la crianza de sus nietos. Evitar la sobreprotecci¨®n y contar la verdad sobre lo que ocurre son dos de las reglas de oro.