Estaci¨®n
DE PASADAJorge Luis Borges descubri¨® que las estaciones del a?o, al contrario que lo postulado en m¨²sica por el compositor veneciano Antonio Vivaldi, son m¨¢s de cuatro En un verso memorable escribe que el pasado "es la estaci¨®n m¨¢s propicia a la muerte". Pablo Neruda tambi¨¦n se refiri¨® a otras estaciones parecidas, aunque diferentes, "las estaciones del alma". La v¨ªspera electoral es otra estaci¨®n del ciclo de la vida que ocupa una franja variable que equidista entre la decadencia del oto?o y la exaltaci¨®n de la primavera. El solsticio preelectoral inaugura una serie de cambios maravillosos en la conducta de los humanos, consigue que afloren al mismo tiempo deseos escondidos durante las estaciones ordinarias y falsos anhelos producto del inter¨¦s mercantil del voto. El acuerdo al que llegaron el alcalde de Granada, Gabriel D¨ªaz Berbel; el delegado de Cultura, Enrique Moratalla, y Luis Lafuente, subdirector del Patrimonio Hist¨®rico del Ministerio de Cultura, despu¨¦s de consumir m¨¢s de dos a?os en controversias tan contundentes como van¨ªlocuas, para adquirir el restaurante Rey Chico y preservarlo para sabe Dios qu¨¦ destino, es un milagro que s¨®lo se puede atribuir a la esplendente estaci¨®n reci¨¦n inaugurada. ?Qui¨¦n hubiera apostado por tal consenso al final de un mero invierno? No es el ¨²nico endemismo que ha producido la nueva estaci¨®n. Las v¨ªsperas electorales tambi¨¦n han modificado las creencias piadosas y calmado las dudas de los iconoclastas m¨¢s reticentes. De otro modo ?c¨®mo se explica que ninguno de los partidos en la oposici¨®n en el Ayuntamiento granadino pusiera objeciones a la propuesta sacramental de convocar una cuestaci¨®n popular para construir un nuevo monumento a un santo? En verano, incluso en oto?o, una iniciativa de este cariz hubiera alzado contra la alcald¨ªa las voces de los defensores del laicismo, pero ahora, en plena v¨ªspera de la vendimia electoral, tales frutos est¨¢n en saz¨®n. Si la primavera es la estaci¨®n de los enamorados, el periodo preelectoral es el tramo de la vida m¨¢s f¨¦rtil para los tornadizos y los volubles. El Partido Andalucista, sin ir m¨¢s lejos, antes que atender otras carencias, ha exigido un techo para los hermanos de las cofrad¨ªas de Semana Santa. ?Dicho y techo! Todo ser¨ªa hermoso en esta estaci¨®n si no fuera por el acn¨¦ y las reacciones al¨¦rgicas peculiares que sufrimos quienes padecemos la inevitable fiebre del heno: unas dudas enormes como granos y unas sospechas gordas como fur¨²nculos. ALEJANDRO V. GARC?A
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