Las infraviviendas de Vallecas echan el cierre
El Ayuntamiento aprueba el derribo de un barrio de casitas ruinosas y el realojo de los inquilinos
El reluciente edificio del parlamento regional, inaugurado por el pr¨ªncipe Felipe hace seis meses en el coraz¨®n de Madrid Sur (Vallecas), ya no estar¨¢ rodeado de ruinosas casitas bajas.Un moderno complejo residencial sepultar¨¢ las infraviviendas m¨¢s viejas del barrio de San Diego, en Vallecas. Est¨¢n situadas junto al edificio vanguardista donde legislan el Gobierno regional, el grupo popular y la oposici¨®n (IU y PSOE). El d¨ªa que los pol¨ªticos pusieron la primera piedra de esta sede institucional, los vecinos que habitaban las infraviviendas se acercaron gritando para reclamar un piso digno. Algunos a?os despu¨¦s, el Ayuntamiento de Madrid les ha prometido una r¨¢pida soluci¨®n.
Las 170 infraviviendas que a¨²n se mantienen en pie presentan unas condiciones lamentables. Muchas carecen de agua corriente y en otras son numerosas las grietas. El lugar que ocupan ahora ser¨¢ utilizado para levantar una lujosa manzana de 400 viviendas, con piscina y jardines, rodeada de zonas verdes.
La Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid ha autorizado la operaci¨®n, que cambiar¨¢ en dos a?os el aspecto gris y deteriorado de una humilde urbanizaci¨®n de Vallecas.
La transformaci¨®n del barrio costar¨¢ 3.050 millones de pesetas, que financiar¨¢n conjuntamente el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad.
La reforma que ha proyectado Urbanismo afecta a los n¨²cleos de casas bajas situadas entre las calles de Doctor S¨¢nchez, San Mois¨¦s, Manuel Laguna, Carlos Aurioles, avenida de San Diego, Higinio Hern¨¢ndez y Hermanos Trueba. Para reordenar este espacio, la Gerencia Municipal de Urbanismo ha expropiado cerca de 50.000 metros cuadrados y ha redactado un plan especial de reforma.
La Asociaci¨®n de Vecinos de San Diego asegura que el derribo de las infraviviendas se ha retrasado 20 a?os: "Cuando se aprob¨® la remodelaci¨®n de Palomeras se tendr¨ªa que haber acometido esta operaci¨®n", se?ala Francisco de la Antonia, presidende de la Asociaci¨®n de Vecinos de San Diego, que lleva dos d¨¦cadas al frente de los que reivindican la urgente reforma de su barrio. "Ahora les han entrado las prisas a los gobernantes, porque los pol¨ªticos de la Asamblea de Madrid no pueden ver frente a sus puertas el tercer mundo de las casitas ruinosas", a?ade De la Antonia.
Los vecinos ser¨¢n realojados en pisos de la avenida de Buenos Aires y Arroyo Olivar, a 700 metros del lugar donde viven. Sin embargo, los inquilinos m¨¢s antiguos han sido discriminados, seg¨²n la asociaci¨®n de vecinos.
A 24 inquilinos mayores de 65 a?os se les han concedido viviendas fuera del barrio, en Valdebernardo (Moratalaz). Est¨¢n enfadados y disgustados porque se les prometi¨® que seguir¨ªan "entre sus gentes". "Nos separan de nuestras ra¨ªces y del lugar donde mejor nos sentimos. Nos va a costar adaptarnos a vivir fuera de Vallecas", asegura Anselmo, de 79 a?os.
De la Antonia mantiene que el presidente, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, se comprometi¨®, en la precampa?a electoral del 95, a dejar a todos los vecinos en Vallecas. "Es inaudito que separen a toda esta pobre gente de su entorno social. No se van adaptar a otro sitio por la edad que tienen. Encima les quitan de la convivencia de su vecinos de siempre, que ya jam¨¢s les van a ver", agreg¨® De la Antonia.
La mayor¨ªa de los inquilinos ya tienen asignadas, mediante sorteo, nuevas viviendas en r¨¦gimen de alquiler. Este mes comienza la mudanza.
Julia Mart¨ªnez, viuda de 50 a?os, abandonar¨¢ una casa alquilada de 30 metros cuadrados, sin ba?o y sin agua corriente, en la que ha vivido 18 a?os. "?Verdad que es incre¨ªble que hayamos vivido aqu¨ª sin ni siquiera agua?", se pregunta Julia en la puerta de su casa. "Nos ba?amos en barre?os y el agua la cogemos de una manguera". "Hace 20 a?os pagaba 1.000 pesetas de renta, pero desde que se muri¨® la propietaria de la casa no pago nada", agrega. La mujer dice que cobra de pensi¨®n 44.000 pesetas. "Me dan una casa en alquiler por la que tengo que pagar 15.000. No est¨¢ mal, aunque me pod¨ªan bajar un poco", reclama.
Antonio, un camarero de profesi¨®n, vive con su mujer en otra casa baja. "Estamos contentos con el traslado porque algunas casas ya se caen y hay peligro. No tienen ni cimientos". Josefa Mart¨ªn, vecina de la calle de Higinio Rodr¨ªguez, es una de las pocas mujeres que a¨²n no ha recibido la carta municipal en la que se le asigna un piso: "A ver qu¨¦ pasa conmigo, que todav¨ªa no me han dado casa", se lamenta.
Algunas de las personas que viven en las infraviviendas son propietarias de las casas. ?stos podr¨¢n comprar el piso que les han adjudicado para el realojo, aunque han surgido problemas a la hora de establecer las condiciones econ¨®micas del pago de sus viviendas. Tambi¨¦n quieren acceder a la compra de los pisos las familias de alquiler que viven en las casitas bajas. "Es injusto lo que han hecho, todos deber¨ªamos tener acceso a comprar la casa a la que nos llevan aunque no fu¨¦semos propietarios".
Los vecinos de la zona ya conocen el proyecto municipal que transformar¨¢ el entorno de la Asamblea. Nadie censura la operaci¨®n, pero todos se preguntan por qu¨¦ se ha tardado tanto.
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