El lado c¨®mico de la realidad
Un d¨ªa, llegu¨¦ cinco minutos tarde a una cita con Bioy en un bar.-No pasa nada -dijo al verme-. S¨®lo que se ha dormido el Cinzano del cenicero.
Era un maestro en crear fantas¨ªas que surg¨ªan de la propia fantas¨ªa y que, al mismo tiempo, ten¨ªan todo el aire de ser reales.
Es injusto que haya estado siempre a la sombra de Borges, pues la tendencia al barroquismo de ¨¦ste se difumin¨® cuando entr¨® en contacto con las tan dif¨ªciles simplicidad y claridad del estilo de Bioy.
Me encantaba de Bioy su tendencia a ver el lado c¨®mico de la realidad, en todos los entierros encontraba motivos para re¨ªrse. No es extra?a esa tendencia de Bioy si tenemos en cuenta que ve¨ªa a la realidad durmiendo en el interior de una mu?eca rusa.
Siempre pens¨® que lo ¨²nico real es lo posible. Para ¨¦l, la realidad era fant¨¢stica en cualquier momento, tanto en los sue?os como en una enfermedad, como en la hora de nuestra muerte. Lo fant¨¢stico estaba, por ejemplo, en el pasillo de nuestras casas. Dec¨ªa que uno puede estar caminando de noche por el corredor de su casa y apagarse de pronto la luz y estar -como tantas veces hemos estado- perdido, y que ah¨ª hab¨ªa un simulacro de algo fant¨¢stico.
De vez en cuando la vida nos da una visi¨®n moment¨¢nea de algo que quiebra el orden de la realidad. Y si, como se ha dicho, s¨®lo lo real es posible, la realidad es fant¨¢stica, la muerte tambi¨¦n, la inteligencia le serv¨ªa a Bioy para llegar a conclusiones de este estilo.
La inteligencia le serv¨ªa para escapar de lo que nos tiene atrapados. Sab¨ªa que, como dec¨ªa Kafka, hay alg¨²n malentendido, y ese malentendido ser¨¢ nuestra ruina. Pero como ¨¦l ya viv¨ªa en las ruinas de su experiencia y conoc¨ªa muy bien ese corredor del Tigre en el que por un agujero se escapa uno del malentendido, se dedicaba a ver el lado c¨®mico de la realidad, inventaba y escrib¨ªa y escapaba de la muerte porque sab¨ªa que escribir es agregar una habitaci¨®n a la casa de la vida.
No en vano Bioy ha imaginado astucias desde siempre para disolver el tiempo y el espacio que nos tienen atrapados y como, adem¨¢s, ley¨® en un libro la aventura del hombre que burl¨® a la muerte, seguro que ahora se r¨ªe de su entierro, pues no olvidemos que no se cans¨® de repetir que el humorismo es sin duda la m¨¢s alta forma de la cortes¨ªa.
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