Un caso pr¨¢ctico de Derecho
?Es la sala de bodas del Palacio de Justicia de Bilbao un lugar adecuado para un juicio por violaci¨®n?. En principio no, pero la necesidad de una sala grande donde acoger a m¨¢s de medio centenar de estudiantes hizo pertinente la elecci¨®n. A las 10 de la ma?ana casi dos aulas completas de 2? de Bachillerato del Instituto Getxo 4 , dejaron sus pupitres y esperaron pacientes el inicio de la vista oral. "Mira, ¨¦se de las gafas es el abogado defensor", dec¨ªa una estudiante a sus compa?eras. Para todos era un ejercicio pr¨¢ctico de la asignatura de Derecho; en cambio, para la v¨ªctima de la violaci¨®n, tambi¨¦n estudiante y de la misma edad, la multitudinaria presencia de p¨²blico supuso un plus de intranquilidad. Ayer fue su segundo d¨ªa en la Audiencia. El lunes acudieron con la intenci¨®n de presenciar un juicio contra un acusado de lanzar un artefacto incendiario contra un ertzaina, pero la sala de vistas era tan peque?a que optaron por entrar en el juicio por violaci¨®n. ? Ha sido muy desagradable? pregunta la periodista, recordando los detalles que se suelen relatar en este tipo de casos de agresi¨®n sexual. "S¨ª, bueno, impacta mucho ver al chico esposado entre dos polic¨ªas", conesta una de las alumnas. El "chico esposado", a quien los ertzainas quitaron los grilletes al entrar en la sala, se llama Francisco ?lvarez Mayoral, tiene 36 a?os, y fue juzgado como supuesto autor de delitos de amenazas contra su esposa, y agresi¨®n sexual en grado de tentativa, robo con violencia y agresi¨®n sexual consumada, es decir violaci¨®n, contra una joven que esperaba el autob¨²s en una calle de Bermeo, a las seis y media de la ma?ana del 18 de noviembre de 1997. El fiscal solicita 14 a?os de prisi¨®n. Al inicio del juicio, las 10 de la ma?ana del lunes, el acusado afirm¨® que no se acordaba de nada. Ayer, a la una y cuarto, dos minutos antes de que finalizara, tom¨® la palabra: "Quiero pedir perd¨®n a la chavala ¨¦sta, que no tiene culpa de nada", afirm¨® con voz entrecortada. "Yo no soy un violador, es la primera vez que me detienen. No s¨¦ lo que me pas¨®, no se porqu¨¦ lo hice". Al parecer, el testimonio de su mujer, que cont¨® como la ech¨® de casa bajo amenazas, cinco horas antes de la supuesta violaci¨®n, y el relato de la joven, quien con voz t¨ªmida, pero segura, record¨® c¨®mo fue abordada, amenazada con un cuchillo y violada por el acusado en su domicilio, le hab¨ªa refrescado la memoria. Su defensor intent¨® rebajar la condena a los l¨ªmites m¨ªnimos que recoge el C¨®digo Penal para estos delitos y neg¨® que fuera "particularmente degradante, humillante y peligroso para la v¨ªctima" que el acusado no utilizara alguno de los dos preservativos que llevaba en la cartera, afirmaci¨®n que hab¨ªa realizado la acusaci¨®n particular, que mantuvo su solicitud de 23 a?os de prisi¨®n. Las habituales frases, "visto para sentencia" y "desalojen la sala" pusieron fin al juicio y obligaron a volver a clase a los estudiantes. No deb¨ªan de tener muchas ganas, porque m¨¢s de uno pregunt¨®: "?Y ¨¦sto se acaba as¨ª?".
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