El canciller alcanza el liderazgo socialdem¨®crata con el reto de mantener la unidad del partido
Una nueva ¨¦poca comenz¨® ayer para el Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD), el eje del Gobierno de coalici¨®n con Los Verdes, tras la desaparici¨®n del pol¨ªtico que, desde que fue elegido presidente del SPD en noviembre de 1995, hab¨ªa sabido recomponer la unidad en las filas de esta organizaci¨®n y conducirla a la victoria en las elecciones legislativas del pasado septiembre. Lafontaine, que en 1990 hab¨ªa fracasado en su intento de arrebatar el poder al democratacristiano Helmut Kohl, supo sacar al partido de la postraci¨®n generada por 16 largos a?os de alejamiento del poder.
Con Lafontaine, las diferentes corrientes que existen en el partido y que se expresan en forma de c¨ªrculos internos de discusi¨®n unieron sus fuerzas en un fin com¨²n. Ahora que aquel equilibrio se ha roto, habr¨¢ que ver si Gerhard Schr?der, representante de las corrientes proliberales que se han bautizado como el nuevo centro, ser¨¢ capaz de mantener la unidad del SPD. Y ver tambi¨¦n qu¨¦ queda de la socialdemocracia cl¨¢sica cr¨ªtica con el ejercicio del poder desde el ejercicio del poder.Despu¨¦s de Willy Brandt, Schr?der ser¨¢ el segundo dirigente socialdem¨®crata que simultanear¨¢ las funciones de presidente del partido y canciller federal. La celeridad con la que Schr?der ha actuado para hacerse con las riendas del SPD se debe en parte al miedo a repetir la experiencia de Helmut Schmidt, quien anduvo a la gre?a con los camaradas, que le imped¨ªan gobernar con su continua puesta en cuesti¨®n tanto la pol¨ªtica de seguridad como la pol¨ªtica ecol¨®gica. El viejo canciller Schmidt ha dado buenos consejos a Schr?der y, sin duda, ha influido en su actitud.
La elecci¨®n de Schr?der como presidente del partido fue propuesta ayer por el presidium del SPD (m¨¢ximo ¨®rgano colegiado del partido) y est¨¢ pendiente de aprobaci¨®n por el Congreso Extraordinario del pr¨®ximo 12 de abril en Bonn. Sin embargo, la recomendaci¨®n no fue apoyada un¨¢nimemente por la presidencia del SPD, un organismo m¨¢s amplio que el presidium, que est¨¢ formada por 37 personas. De los 32 presentes en la reuni¨®n que ayer celebr¨® la presidencia, 23 votaron a favor de Schr?der, seis lo hicieron en contra y tres se abstuvieron. Entre los miembros de la presidencia est¨¢n personajes como la vicepresidenta de los sindicatos Ursula Engelen-Kefer, los dirigentes socialdem¨®cratas de los Estados federados alemanes y representantes de las juventudes socialistas, los Jusos, como Andrea Nahles. La votaci¨®n era secreta, pero, a juzgar por sus declaraciones, Nahles vot¨® en contra de Schr?der. "Considero dificil dirigir el SPD desde la canciller¨ªa", dijo la dirigente de los j¨®venes socialistas, que abog¨® por el mantenimiento de la cumbre bic¨¦fala del partido. "Creo que estamos ante un enfrentamiento pol¨ªtico", opin¨® Nahles, seg¨²n la cual Schr?der no representa todo el espectro del SPD.
Aunque tanto Schr?der como Johanes Rau hablaron ayer de la necesidad de promover el di¨¢logo abierto dentro del partido, lo cierto es que el congreso extraordinario ha sido convocado para confirmar el liderazgo de Schr?der, pero no para debatir temas de fondo. Las discusiones de contenido, que se mantendr¨¢n en c¨ªrculos de trabajo interno, se dejan para el congreso ordinario que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo mes de diciembre.
La marcha de Lafontaine ha dejado descabezados a los sectores cl¨¢sicos de la socialdemocracia y, antes de que estallara la crisis, representantes del ala m¨¢s obrerista del SPD hab¨ªan constatado grandes resistencias para promover los intereses del votante obrero, porque el canciller hab¨ªa hecho promesas simult¨¢neas y aparentemente contradictorias a los proletarios y a los empresarios.
Si el SPD ahonda ahora en una discusi¨®n de fondo, los te¨®ricos del nuevo centro tendr¨¢n que echar m¨¢s combustible a la discusi¨®n, se?alan medios del SPD, porque, de momento, la tendencia inspirada en el nuevo laborismo brit¨¢nico no tiene suficientes pesos pesados en Alemania como los que rodean a Tony Blair.
"Nuevo centro"
Bodo Hombach, el principal te¨®rico del nuevo centro en Bonn, parece haber estado m¨¢s preocupado por cuestiones cotidianas y organizativa que por los postulados ideol¨®gicos, desde que fue nombrado ministro de la Canciller¨ªa. A diferencia de Tony Blair, Schr?der no ha realizado una "adaptaci¨®n" del partido a la nueva modernidad antes de asumir el poder.Algunos pol¨ªticos socialdem¨®cratas reprochaban ayer a Lafontaine que se hubiera ido dando un portazo, pero el pol¨ªtico socialdem¨®crata ha mostrado lealtad hacia Schr?der al no intentar aprovechar la plataforma que le daba el SPD para librar una batalla con el canciller a partir de posiciones te¨®ricas diferentes. "La izquierda y la pol¨ªtica alternativa han sido eliminadas del proyecto de Gobierno rojiverde", manifest¨® ayer Lothar Bisky, el presidente del PDS, el partido formado por los antiguos ex comunistas de la RDA. "Con la salida de Lafontaine se ha roto el fragil v¨ªnculo entre las dos principales corrientes del partido". En su opini¨®n, parece que ya no son los electores los que deciden qui¨¦n debe ser el ministro de Hacienda, sino los grandes bancos y las grandes empresas. Efectivamente, los mercados financieros celebraron la ca¨ªda de Lafontaine con un "fuego de artificio" de los ¨ªndices burs¨¢tiles, en palabras de un comentarista televisivo.
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