67 premios Nobel reclaman dinero p¨²blico para investigar con embriones humanos
Replican con un manifiesto a 70 congresistas de EEUU que pidieron la prohibici¨®n
En un pulso sin precedentes desde los debates sobre la ense?anza del creacionismo en los a?os ochenta, la ¨¦lite cient¨ªfica estadounidense se ha puesto en pie de guerra contra los sectores m¨¢s conservadores de la pol¨ªtica de aquel pa¨ªs, esta vez acerca de la financiaci¨®n p¨²blica de la investigaci¨®n con embriones humanos. Sesenta y siete premios Nobel firmaron ayer en la revista Science un alegato a favor de esos experimentos, en respuesta a 70 congresistas que el mes pasado exigieron al Gobierno de Bill Clinton que vete cualquier apoyo al uso de c¨¦lulas obtenidas de embriones humanos.
Casualmente, el manifiesto de los Nobel llega tan s¨®lo un mes despu¨¦s de que, en Espa?a, la Comisi¨®n Nacional de Reproducci¨®n Asistida, el panel de expertos que asesora al Gobierno sobre esas cuestiones, hiciera un pronunciamiento tibiamente contrario al uso de embriones humanos para obtener c¨¦lulas trasplantables. La comisi¨®n, dividida internamente, admit¨ªa la gran utilidad de esas t¨¦cnicas, pero confiaba en que nuevos avances las hicieran pronto innecesarias.La mayor¨ªa de los firmantes del manifiesto de ayer son premios Nobel de ¨¢reas biom¨¦dicas, entre ellos, David Baltimore, Renato Dulbecco, Walter Gilbert, David Hubel, Arthur Kornberg, Joshua Lederberg, Susumu Tonegawa, James Watson y otros nombres inscritos con may¨²sculas en la historia de la biolog¨ªa del siglo XX. Tambi¨¦n figuran grandes f¨ªsicos, como Sheldon Glashow, Steven Weinberg, Leon Lederman y Murray Gell-Mann, adem¨¢s de los economistas Milton Friedman y Paul Samuelson.
Los premios Nobel firmantes aseguran que las c¨¦lulas obtenidas de embriones humanos tienen "implicaciones enormes para la medicina cl¨ªnica", ya que pueden usarse para "generar una larga lista de c¨¦lulas y tejidos para trasplantes", tales como c¨¦lulas cardiacas para reemplazar a las que mueren tras un infarto, neuronas para pacientes de Parkinson u otras enfermedades neurodegenerativas, y c¨¦lulas de p¨¢ncreas que producen insulina para tratar "o incluso curar" a los diab¨¦ticos.
Sobre el intento de los 70 congresistas de reimponer un veto financiero sobre estos experimentos, los premios Nobel se muestran contundentes en su texto: si ese sector del Congreso logra el veto, "puede que esos enormes beneficios m¨¦dicos y cient¨ªficos nunca lleguen a estar disponibles para los pacientes que los necesitan tan desesperadamente".
Hasta el mes pasado, la experimentaci¨®n con embriones humanos, aun siendo legal en Estados Unidos, carec¨ªa de fondos p¨²blicos en virtud de una decisi¨®n tomada hace tres a?os por el Congreso y basada en reparos de tipo ¨¦tico. El resultado era que los grandes centros cient¨ªficos dependientes de dinero p¨²blico ve¨ªan vetados en la pr¨¢ctica esos experimentos.
Pero, entretanto, las investigaciones segu¨ªan adelante con fuentes privadas de financiaci¨®n. El ejemplo m¨¢s notable fue el de James Thomson, de la Universidad de Wisconsin, quien, haciendo verdaderos malabarismos para reservar un rinc¨®n de su laboratorio al margen de la financiaci¨®n p¨²blica, logr¨® realizar un experimento clave que conmocion¨® a la comunidad cient¨ªfica internacional el pasado mes de noviembre.
Thomson utiliz¨® embriones humanos obtenidos por fecundaci¨®n in vitro, los destruy¨® a los pocos d¨ªas y obtuvo de ellos cultivos de c¨¦lulas madre capaces de reproducirse indefinidamente en placas de laboratorio y de diferenciarse luego en cualquier tipo de tejido humano adulto.
Estimulados por las evidentes posibilidades que esa t¨¦cnica abr¨ªa para los trasplantes de tejidos, los cient¨ªficos dependientes de fondos p¨²blicos se movilizaron para exigir el levantamiento del veto financiero. La presi¨®n cristaliz¨® el mes pasado, cuando Harold Varmus, director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), el gigantesco organismo p¨²blico que costea la mitad de toda la investigaci¨®n biom¨¦dica estadounidense, anunci¨® que iba a financiar los experimentos sobre c¨¦lulas madre humanas.
Los 70 congresistas se opusieron a la decisi¨®n de Varmus "de la forma m¨¢s radical posible". En una carta dirigida al Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno federal, aseguraron que "cualquier acci¨®n del NIH para iniciar la financiaci¨®n de tales investigaciones violar¨ªa tanto la letra como el esp¨ªritu de la ley que veta el apoyo federal para toda investigaci¨®n en la que los embriones humanos resulten da?ados o destruidos".
"Esa legislaci¨®n", prosegu¨ªan los congresistas, "ha supuesto un baluarte contra la explotaci¨®n por parte del Gobierno de seres humanos en nombre del progreso m¨¦dico".
La Administraci¨®n de Clinton tendr¨¢ ahora que enfrentar los argumentos de 70 congresistas con los de 67 premios Nobel. Entretanto, las peque?as empresas privadas de biotecnolog¨ªa de Estados Unidos seguir¨¢n adelante con una l¨ªnea experimental que, adem¨¢s de esenciales aplicaciones m¨¦dicas, generar¨¢ muy probablemente abultados beneficios econ¨®micos.
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