Estudiantes desarma al l¨ªder

La dictadura del Madrid en la Liga sufri¨® ayer un duro rev¨¦s. Se cruz¨® el Estudiantes en el pl¨¢cido devenir de los blancos y le dej¨® descosido. Se podr¨¢ apelar al cansancio para explicar el desmoronamiento del Madrid, que el calendario espa?ol parece hecho por el enemigo. Y justo es se?alar que enfrente tuvo un rival que supo siempre lo que hac¨ªa. Lo que sin embargo llama la atenci¨®n es que el Madrid intentara ganar el partido con los dos Albertos y con Struelens en el banco. Lo que entonces era complicado se convirti¨® en imposible.Es el Estudiantes un equipo singular, capaz de lo mejor y lo peor. Capaz de sobrevivir a la lesi¨®n de Thompson y de desconectar el rodillo blanco, el mismo que hab¨ªa aplastado a sus ¨²ltimos nueve rivales. El primer bal¨®n que lleg¨® a manos de Azofra se fue dentro desde m¨¢s all¨¢ del per¨ªmetro. Avisado qued¨® el Madrid. O quiz¨¢ no. Lo que vino despu¨¦s fue un perfecto ejercicio defensivo por parte de los colegiales, que cegaron a los habitualmente iluminados Herreros y compa?¨ªa. El partido no ense?¨® detalles deslumbrantes, quiz¨¢ porque todo lo que tuvo de bueno se produjo en la retaguardia de Estudiantes, donde el Madrid se vio maniatado, sin recursos, obtuso a m¨¢s no poder. Al cuadro blanco le dej¨® cojo el que Eric Struelens anduviera renqueante. Tanoka tard¨® en enterarse de qu¨¦ iba la historia y cuando el Madrid comenz¨® a carburar, con Santos al mando, su rival andaba acunado en una comoda ventaja (18-28, m.15).

Torpe en ataque y despistado en defensa. As¨ª se mostr¨® el Madrid para regocijo de Vandiver y sus colegas. Pero los blancos llegaron m¨¢s o menos vivos al descanso (28-33), sin recibir el castigo que sin duda merecieron. Estudiantes no hab¨ªa machacado al l¨ªder y eso se suele pagar.

Nada de nada. El Madrid recurri¨® a un buen n¨²mero de variantes defensivas, incluida la zona 1-3-1 que tanto gusta a Luyk. Lo dicho, nada de nada. S¨®lo un par de triples de Santos, especialmente h¨¢bil ayer en la tarea, le permitieron so?ar (47-51, m.30).

Pero Azofra gole¨® a Lasa en su particular duelo y Estudiantes se creci¨®. A ello le ayud¨®, sin duda, el que Herreros y Angulo fueran hu¨¦spedes del banquillo durante los minutos decisivos. Razones habr¨¢, sin duda, para explicar lo que se antoja un soberano desprop¨®sito. Como las hay para explicar una derrota que encaja en cualquier aspecto relacionado con la justicia.