Desconfianza
La coincidencia reciente de dos sonoras y quiz¨¢ trascendentales dimisiones europeas (las del superministro alem¨¢n de Finanzas y el colegio en pleno de la Comisi¨®n de Bruselas) vuelve a plantear la necesidad de reflexionar sobre dos cuestiones ¨ªntimamente relacionadas como son la calidad del liderazgo y el sentido de la responsabilidad con que los pol¨ªticos profesionales afrontan los casos de corrupci¨®n. Se trata de las dos caras de la misma moneda, pues el liderazgo pol¨ªtico es el arte de ganarse la confianza ciudadana mientras que el sentido de la responsabilidad se demuestra venciendo la desconfianza de la sociedad.Respecto a la primera cuesti¨®n, los progresistas lamentan la ca¨ªda de Lafontaine y se consuelan echando las culpas a la conspiraci¨®n neoliberal. Pero es que el infierno est¨¢ empedrado de buenas intenciones y, por muy socialdem¨®crata que fuera el programa de Lafontaine, la torpeza con que lo llev¨® a cabo, incluso enfrent¨¢ndose a su jefe democr¨¢ticamente elegido por las bases de su partido (y refrendado despu¨¦s por la mayor¨ªa del electorado alem¨¢n), ha venido a demostrar la muy baja calidad de su liderazgo. Contra lo que se afirma, s¨ª es posible gobernar contra el pensamiento ¨²nico, pues hay margen para apartarse con decisi¨®n de la corriente dominante, seg¨²n demostraron en su momento Gonz¨¢lez o Kohl. Pero hay que saber hacerlo con voluntad, decisi¨®n, coherencia y rigor, sabiendo ganarse la confianza de instituciones y ciudadanos. Pues lo que aqu¨ª est¨¢ en juego no es tanto el dise?o conformista o heterodoxo de las pol¨ªticas adoptadas, sino la capacidad de aplicarlas y dirigirlas con mano izquierda, cintura pol¨ªtica, sentido de la oportunidad y capacidad de convicci¨®n.
Por lo que hace al escaso sentido de la responsabilidad que han demostrado los bur¨®cratas de la Comisi¨®n Europea, la gran tragedia de la clase pol¨ªtica europea, demasiado tecnocr¨¢tica como buena heredera de la nobleza de toga que invent¨® el despotismo ilustrado, es su incapacidad tanto para la autocr¨ªtica como sobre todo para la accountability: el deber de someterse al control del escrutinio p¨²blico, rindiendo cuentas con total transparencia por el resultado de su ejecutoria. ?ste fue el gran error que cometi¨® el PSOE en su d¨ªa: no tanto el de caer en la corrupci¨®n como el de empe?arse en negarlo contra toda evidencia, resisti¨¦ndose puerilmente a reconocer su responsabilidad. Y lo ¨²nico que cosech¨® fue un inmenso capital de desconfianza ciudadana, que le mantendr¨¢ apartado del poder hasta las calendas griegas. Lo peor es que el Partido Popular est¨¢ obedeciendo su mismo ejemplo al pie de la letra, cuando todav¨ªa no ha hecho m¨¢s que empezar.
De ah¨ª, el inter¨¦s que tienen las afirmaciones del candidato Borrell en su mitin de Lugo el pasado 14 de marzo, cuando sostuvo que su partido a¨²n tiene la asignatura pendiente de realizar el cambio del cambio prometido por Gonz¨¢lez durante su campa?a de 1993. Ganadas las elecciones, aquella promesa se incumpli¨®, frustrando sin ninguna explicaci¨®n las esperanzas de los votantes. Y la desconfianza hacia los socialistas se desbord¨®, anegando a los modernos electorados urbanos durante mucho tiempo. ?Ser¨¢ capaz el candidato Borrell de luchar contra semejante desconfianza, haciendo cre¨ªble su intento de reeditar la frustrada promesa de cambio sobre el cambio?
Los electores no son cr¨¦dulos, pues aprenden a escarmentar, a sabiendas de que las promesas de los pol¨ªticos se incumplen o se frustran. Y cabe temer que un electo Borrell reeditase no s¨®lo las promesas de Gonz¨¢lez, sino tambi¨¦n sus frustrantes incumplimientos posteriores, neg¨¢ndose como aqu¨¦l a dar ninguna clase de explicaciones. Tanto como pondera el ejemplo del anterior l¨ªder m¨¢ximo, ?tambi¨¦n reeditar¨ªa Borrell su flagrante ausencia de sentido de la responsabilidad? El candidato socialista tiene una doble tarea, pues para poder ganar la confianza de los votantes debe antes vencer la desconfianza acumulada: y ello pasa por proporcionar ahora con transparencia las explicaciones autocr¨ªticas que en su d¨ªa no fueron ofrecidas.
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