Aprendices de Jimi Hendrix
"Para ser un gran m¨²sico hay que tener don y estudiar mucho". Estas palabras salieron de la boca del genial pianista Chucho Vald¨¦s durante su reciente visita a San Sebasti¨¢n. Sin embargo, los tradicionales conservatorios han dejado de ser la ¨²nica alternativa para quienes sue?an con ser grandes figuras de la m¨²sica. De un tiempo a esta parte vienen floreciendo escuelas de m¨²sica moderna cuyo ¨¦xito llega determinado por un hecho irrefutable: en la agon¨ªa del milenio no todos los j¨®venes sue?an con tocar en orquestas sinf¨®nicas, ni tienen las paredes de su habitaci¨®n engalanadas con p¨®sters de Tchaikovski y Andr¨¦s Segovia. El siglo XX ha generado nuevos estilos y nuevos ¨ªdolos y, quien quiera emular a Jimi Hendrix, Joe Satriani o Brian Setzer, tiene en los nuevos centros de formaci¨®n musical una tabla a la que aferrarse. Sus responsables suelen ser m¨²sicos con experiencia que conocen fehacientemente las carencias del mercado, de ah¨ª que, junto a intereses empresariales, conviva en ellos el ¨¢nimo de progresar y fomentar la m¨²sica como una actividad cultural m¨¢s. Ese ser¨ªa el objetivo ¨²ltimo de centros como Tunk!, Riff, El Taller, Etxebeltz Music y Mr. Jam, este ¨²ltimo pionero en Euskadi en lo que a escuelas de m¨²sica moderna se refiere. "A Rafa Aranguren, el gran jefe de esto, se le ocurri¨® la idea de hacer una escuela ya que aqu¨ª, a nivel de sitios de ense?anza de instrumentos el¨¦ctricos, siempre ha habido una carencia total. Los resultados est¨¢n a la vista: esto funciona y, si se organiza una cosa m¨ªnimamente seria, la gente responde. Hay alumnos y es una empresa que tiene su cuota de ¨¦xito". As¨ª desvela Eugenio Fresco, Kuen, Jefe de Estudios de la bilba¨ªna Mr. Jam, los motivos de creaci¨®n de esa primera escuela hace siete a?os. Efectivamente, lo que inclina a los j¨®venes a apuntarse a estos centros es la instrucci¨®n en instrumentos y t¨¦cnicas ajenas a la m¨²sica cl¨¢sica, as¨ª como la orientaci¨®n hacia su pronta aplicaci¨®n pr¨¢ctica. Los vastos conocimientos que se adquieren en los conservatorios no se consideran una r¨¦mora, pero s¨ª hasta cierto punto prescindibles cuando uno pretende entregarse a m¨²sica propia del siglo XX. "La gente quiere cursos mucho m¨¢s pr¨¢cticos. Esto es, coger, sentarse y realmente poder tocar su instrumento sin estar tres a?os asistiendo a unas clases y tal. Lo que estamos planteando es un curso con el que en 30 horas vas a saber sacarle sonido a un instrumento obviando todas las lecciones hist¨®ricas referidas a de d¨®nde surge la m¨²sica y muchas cosas irrelevantes para el alumno, como el solfeo", afirma Sergio Yuguero, gerente del complejo irun¨¦s Tunk! Otro atractivo de las escuelas de m¨²sica moderna es la variedad y la especificidad de buena parte de las materias que abordan. Lo mismo se alecciona sobre composici¨®n y arreglos, arm¨®nica blues, guitarra blues y metal, improvisaci¨®n, percusi¨®n latina, expresi¨®n corporal, m¨²sica electr¨®nica o nuevas tecnolog¨ªas, que uno sale de ellas convertido en un h¨¢bil dee jay (pinchadiscos o disc jockey) o en un competente t¨¦cnico de sonido. Experiencia Por lo general, los profesores encargados del adiestramiento son m¨²sicos que, aunque muchos no posean ninguna titulaci¨®n oficial -"como aqu¨ª no ha habido ning¨²n sitio en el que estudiar espec¨ªficamente esto, es imposible que alguien est¨¦ titulado en ello", justifica Kuen-, pueden ofrecer la experiencia de a?os en el negocio del rock. As¨ª, una visita a estas escuelas permite descubrir a los alumnos recibiendo las ense?anzas de reputados m¨²sicos de sesi¨®n, t¨¦cnicos profesionales y miembros de grupos como Fito Y Los Fitipaldis o Sorotan Bele. Eso les permite conectar f¨¢cilmente con los gustos e intenciones del alumnado y aconsejarle con buen criterio. Como dice Eugenio Fresco, "los profesores escuchan una m¨²sica parecida a la de los alumnos. En un conservatorio te puede gustar el hardcore y tu profesor sabes que ni sabe lo que es, ni le importa. Esto es otro rollo, estamos todos en el rollo de la m¨²sica moderna, ll¨¢mese blues, jazz, rock, etc¨¦tera". En el apartado econ¨®mico cabe se?alar, finalmente, que la autogesti¨®n est¨¢ al orden del d¨ªa. La viabilidad y supervivencia de las empresas no depende de unas subvenciones que, a los m¨¢s afortunados, les son suministradas con cuentagotas.
En pos de la diplomatura
Una vez captado el inter¨¦s de m¨²sicos formados y en potencia (los 200 alumnos de Mr. Jam son una buena prueba de ello), el gran reto es lograr que la anhelada Diplomatura Profesional en M¨²sica Moderna se convierta en una realidad. Los esfuerzos de una asociaci¨®n estatal est¨¢n desembocando en la homogeneidad de los programas, aunque el objetivo principal se antoja lejano. "Una titulaci¨®n no se puede crear de la noche a la ma?ana, tiene que haber leyes que lo prevean y que lo permitan. En la LOGSE, que es la ley que se aplica, no est¨¢ previsto nada de esto. S¨®lo se prev¨¦ que haya escuelas de m¨²sica como centros aficionados, por oposici¨®n a los conservatorios como centros profesionales. Directamente nos reducen a la marginalidad", protesta el Jefe de Estudios de Mr. Jam, que defiende la calidad de su ense?anza. "Tratamos de ser serios. Una cosa es dedicarnos a la m¨²sica moderna y otra decir: "bah, fiesta, descontrol, unas litronas y a tocar". Nos esforzamos en hacer unos programas de estudios diferenciados pero que cubran todo lo que un m¨²sico necesita saber".
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