La transici¨®n en la pol¨ªtica del agua en Espa?a
Las soluciones propuestas por el Ministerio de Medio Ambiente al problema del agua se dirigen a la demanda de este recurso, sin apenas ocuparse de su gesti¨®n, dice el autor.
Repleto est¨¢ marzo de fastos h¨ªdricos. Su d¨ªa 22 contemplar¨¢ la celebraci¨®n del D¨ªa Mundial del Agua, este a?o bajo el lema Todos vivimos aguas abajo, doble alegor¨ªa, en el espacio y en el tiempo, de una gesti¨®n sostenible. En el espacio, desde la perspectiva de la calidad, porque todos somos usuarios de aguas previamente utilizadas, y en el tiempo, desde la ¨®ptica de la cantidad, por la necesidad, pensando en futuras generaciones, de controlar el consumo.Con marzo tambi¨¦n finaliza el plazo de alegaciones al Libro Blanco del Agua, documento calificado por el Ministerio de Medio Ambiente, MIMAM, como "instrumento clave para alcanzar el consenso en la planificaci¨®n hidrol¨®gica". Est¨¢ destinado, pues, seg¨²n sus mentores, a encontrar el dorado espa?ol del siglo XX: el Plan Hidrol¨®gico Nacional.
Y, en fin, marzo ha visto una nueva aparici¨®n de la palabra sequ¨ªa, llamada a disfrutar este verano, si lluvias primaverales no lo remedian, de notable notoriedad, "honor" otrora debido al hecho de que 10 millones de ciudadanos llegaron a sufrir, varios a?os, la tercermundista medida de ver interrumpido durante m¨¢s de diez horas al d¨ªa el suministro de agua potable a sus domicilios.
Parece, pues, procedente revisar lo acontecido entre aquel ayer, final de la ¨²ltima sequ¨ªa, y este hoy en el que puede que est¨¦ alboreando la siguiente. En mi opini¨®n, y al objeto que me ocupa, los hechos m¨¢s relevantes han sido: cambio de responsables de la pol¨ªtica del agua, partido pol¨ªtico y nombre del Ministerio del ramo incluidos. Lanzamiento, en forma de globo sonda, del borrador de Reforma de la Ley de Aguas, que asigna un papel estelar a los mercados del agua. Aprobaci¨®n de heterog¨¦neos y expansivos planes hidrol¨®gicos de cuenca y, en fin, el ya referido Libro Blanco del Agua. Cabe a¨²n contabilizar el borrador del Plan Nacional de Regad¨ªos que, pese a su importancia, y por mor de sus or¨ªgenes, est¨¢ gozado de mucho menor protagonismo. Nacido del seno del Ministerio de Agricultura, tiene un aire bastardo. Se comprende.
Sin duda, y ya volviendo a la actividad del MIMAM, este Ministerio est¨¢ en la labor de resolver los problemas planteados. Sin embargo, de la lectura de los documentos que ha ido alumbrando, se evidencia que las soluciones propuestas son las de siempre: hacer llegar m¨¢s recursos all¨¢ donde las necesidades y/o las peticiones, justificadas o no, crecen. La gesti¨®n de la demanda, o sea, el ahorro de agua, queda reducida a una simple declaraci¨®n de intenciones. En efecto, ni se articulan medidas eficaces de control del gasto, ni se establecen, soportados por indicadores de gesti¨®n, criterios homog¨¦neos de consumo.
Estos mecanismos presentan gran inter¨¦s, y ya no s¨®lo por constituir el denominador com¨²n que permite comparar, unificar y mejorar los criterios de uso del agua. Su concurso resulta esencial para alcanzar el noble objetivo de proporcionar, de manera ininterrumpida, incluso en ¨¦pocas de sequ¨ªa, agua de calidad a los ciudadanos. Y, por si todas estas razones no tuvieran suficiente peso, el control de la demanda genera muchos m¨¢s puestos de trabajo que otras soluciones alternativas alcanzadas a partir del aumento de la oferta.
Sin novedad, pues, dentro del complejo mundo del agua. El actual panorama es la herencia de una cultura milenaria, otrora plena de sentido, bien potenciada en este siglo que muere. Sus ¨®rganos de decisi¨®n, mayoritariamente integrados por los beneficiarios de esta pol¨ªtica expansiva, no parecen interesados en operar cambios. Hay, sin duda, fuerte endogamia. Pero claros indicadores, incluso mentados en los documentos del MIMAM, pero m¨¢s por cuestiones de moda que por propio convencimiento, ya evidencian que los intereses generales discurren por otros derroteros.
El ejemplo de pol¨ªticas seguidas en pa¨ªses desarrollados, la presi¨®n de nuevos usos econ¨®micamente m¨¢s rentables, el control del consumo para evitar la contaminaci¨®n, la activa oposici¨®n de ecologistas a agresiones medioambientales y, en fin, la progresiva implantaci¨®n de t¨¦cnicas de ahorro y conservaci¨®n que, impulsadas por pol¨ªticas de costes reales, son imprescindibles para superar sin traumas futuras sequ¨ªas, as¨ª parecen evidenciarlo.
Se cuenta, adem¨¢s, con un nuevo factor concluyente: la pr¨®xima aplicaci¨®n de la Directiva Europea de pol¨ªtica de aguas que, en sinton¨ªa con lo que debe ser una gesti¨®n h¨ªdrica del sigloXXI, acabar¨¢ imponiendo en una Espa?a europea, bien diferente del pa¨ªs aislado que conocieron Costa, origen de la vigente pol¨ªtica, y Franco, su hacedor principal, la convergencia h¨ªdrica necesaria.
Los partidos pol¨ªticos en el poder parecen encontrarse atenazados por poderosos y centenarios, cuando no milenarios, derechos e intereses creados de usuarios, constructoras y, en fin, nost¨¢lgicos de una administraci¨®n anta?o poderosa. La bonanza hidrol¨®gica disfrutada en lo que va de legislatura ha permitido mantener esta situaci¨®n con comodidad.
Con todo, se es consciente de la necesidad de introducir cambios que, por no deseados, hay que aplazar en el tiempo cuanto sea posible. De momento s¨®lo indicios, pura cosm¨¦tica. Mutatis mutandis, este marasmo h¨ªdrico guarda similitud con aquel "esp¨ªritu del 12 de febrero", all¨¢ por 1974, con el que el Gobierno de Arias Navarro por fin reconoc¨ªa la necesidad, bien que sin entusiasmo, de un cambio pol¨ªtico. Pretend¨ªa mantener el poder, al tiempo que simulaba la llegada de la democracia. O sea, cuadrar el c¨ªrculo. Tal vez se inspirara en Tomasi de Lampedusa -Il gattopardo, 1955-, que lo sintetiz¨® con brillantez. Tutto sar¨¢ lo stesso, mentre tutto sar¨¢ cambiato. Arias Navarro, no pod¨ªa ser de otro modo, pas¨® con m¨¢s pena que gloria. Vino despu¨¦s una transici¨®n, sin duda ejemplar, cuyo ¨¦xito se fundament¨® en una voluntad real de cambio y en el conocimiento del punto de partida y, sobre todo, del de destino: un estado de derecho, que no de "derechos". En definitiva, fue la obra de unos pol¨ªticos que combinando sensatez, firmeza y capacidad de di¨¢logo han pasado a la historia por haber propiciado una evoluci¨®n sin traumas evitando, de este modo, los bruscos e inconvenientes movimientos pendulares que situaciones extremas, y las sequ¨ªas lo son, propician.
Abierto a¨²n el plazo de presentaci¨®n de alegaciones al Libro Blanco del Agua, sirva el adjunto ovillejo, inspirado en los que declama en El Quijote un pasional y desesperado Cardenio, como demanda, p¨²blica y sosegada, de la necesaria transici¨®n de la pol¨ªtica h¨ªdrica espa?ola. Salvando el abismo, que no la distancia, que me separa de don Miguel, quedar¨ªa de este modo: "?Qui¨¦n el ahorro potencia?/ La ciencia./ Y ?qui¨¦n obvia su provecho?/ Derechos./ Y sus males, ?qui¨¦n los cura?/ Cordura./ Parece as¨ª, pues, locura/ ignorar la transici¨®n/ cuando los remedios son/ ciencia, derecho y cordura".
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