Rouco dice que la asignatura de religi¨®n es una disciplina cient¨ªfica, no catequesis

Ciencia, no adoctrinamiento. La Iglesia reclama que la alternativa a la asignatura de religi¨®n sea una clase con todas las de la ley, porque, seg¨²n el cardenal de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, "la religi¨®n es una asignatura cient¨ªfica, aunque con una peculiaridad que nos da la fe". "Eso nadie lo niega. La clase de religi¨®n no es catequesis", insisti¨® el presidente de la Conferencia Episcopal en un largo encuentro con periodistas.

En las relaciones del Estado espa?ol y la Iglesia Cat¨®lica, la ense?anza sigue siendo el verdadero fondo de la cuesti¨®n, a juzgar por el tono de severidad y apasionamiento con que el cardenal Rouco despach¨® el asunto en la noche del martes, en una cena con periodistas que se prolong¨® durante m¨¢s de tres horas. "Eso digo yo", replic¨® Rouco a la pregunta de por qu¨¦ el Gobierno de Aznar no resuelve definitivamente el asunto. En realidad, la respuesta fue para el presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, que lleva en el cargo menos de 23 d¨ªas, una salida festiva a un cuesti¨®n que tambi¨¦n le hab¨ªa causado gracia: si acepta de buen grado que se le identifique con la derecha, a ¨¦l y a toda la Iglesia. "Uf, usted es muy joven", dijo, divertido. Pero a?adi¨®: "Aqu¨ª tienen un tema (el de la ense?anza de la religi¨®n), sobre el que estamos hablando muy machaconamente, como si no hubiera otros problemas. Pero contestamos a sus preguntas, nada m¨¢s". "Aunque es cierto que llevamos nueve a?os y no lo hemos resuelto, y ha habido cambio de partido en el Gobierno", a?adi¨®, tajante.

Discreci¨®n sobre Euskadi

Relajado, bromista incluso, y con largas y cultas digresiones doctrinales o hist¨®ricas, el presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola habl¨® con generosidad e, incluso, con desparpajo de cuantos asuntos divinos y humanos se le plantearon, pero reclam¨® discreci¨®n (el consabido off the record), cuando se le pregunt¨® por el Pa¨ªs Vasco, asunto del que se mostr¨® gran conocedor, muy preocupado y fraternal hacia los prelados de esa comunidad, que viven, seg¨²n la Iglesia, una situaci¨®n casi martirial.Pero con la ense?anza religiosa no hay bromas. "Nosotros no queremos fijar la alternativa (a la clase de religi¨®n), pero pedimos que haya alternativa, y que sea igual de exigente". La discusi¨®n sobre qui¨¦n paga a los profesores de religi¨®n, Rouco tambi¨¦n la zanj¨® sin vacilaciones, porque es consecuencia de su postura anterior. "Se trata de una disciplina cient¨ªfica, con una peculiaridad que es la fe. La clase de religi¨®n no es catequesis o adoctrinamiento. No. Se ense?a teolog¨ªa, aunque a un nivel de ni?os, como en las otras asignaturas. Pero la sustancia cient¨ªfica es indudable. A ver qui¨¦n lo niega. Y por eso decimos que a la religi¨®n no se le puede privar de su car¨¢cter acad¨¦mico".

"Ni lo conozco, ni s¨¦ si lo hay", dijo el cardenal Rouco sobre el proyecto de modificaci¨®n del real decreto que regula la alternativa a la clase de religi¨®n. Pero los obispos se sentir¨¢n "satisfechos" si es como se ha dicho. "Si no dan m¨¢s...", a?adi¨®.

"Intentar¨¦ contestar lo m¨¢s pastoralmente posible". El cardenal Rouco abri¨® con esa advertencia el largu¨ªsimo di¨¢logo con los periodistas. Primero bromeaba con cada pregunta comprometida, y despu¨¦s reconduc¨ªa el asunto a un terreno riguroso y, efectivamente, pastoral.

?Por qu¨¦ la Iglesia no denuncia el liberalismo?, se le pregunt¨®. "?Que no qu¨¦? Yo creo que somos los ¨²nicos que denunciamos el liberalismo. En la Iglesia, ¨¦sa ha sido una denuncia permanente", replic¨® Rouco.

Pues se les acusa de ser la Iglesia de los ricos, insisti¨® el periodista. "Yo puedo decir que veo poco a los ricos en la Iglesia, con perd¨®n. Lo que veo, empezando por la Almudena [la catedral de Madrid] y terminando en Vallecas, es a personas sencillas, al pueblo de Dios que siempre ha acudido a la Iglesia", dijo.

Tampoco abandon¨® Rouco la tradicional prudencia canonista para opinar si en el pr¨®ximo c¨®nclave, cuando muera Juan Pablo II, se decidir¨¢ que el Papa tambi¨¦n tenga que jubilarse a los 75 a?os, como los obispos, o a los 80 a?os como los cardenales. "Can¨®nicamente, no es concebible", asegur¨®.