"Si hablan mal de m¨ª, ?qu¨¦ le voy a hacer?"

Como Men¨¦ndez Pelayo, un siglo m¨¢s tarde. Se sab¨ªa que el cardenal Rouco es culto, pero ejerce, tambi¨¦n, de socarr¨®n, discursivo, ocurrente y sincero. Responde a las preguntas con otra pregunta, pero termina por entrar en los asuntos, apoyando sus argumentos en citas y autoridades. Adem¨¢s, en la cuesti¨®n de la ense?anza religiosa, es como si no hubieran pasado por Espa?a los a?os de este siglo ni la ley del candado. A Rouco tambi¨¦n le parece que una escuela sin religi¨®n es una indigna mutilaci¨®n del entendimiento humano.La Iglesia se queja de incomprensi¨®n, y el cardenal Rouco demuestra una paciencia benedictina. En esto se parece menos al temperamental pol¨ªgrafo. "Si hablan mal de m¨ª, ?qu¨¦ le voy a hacer? Bendito sea Dios. Pero el da?o que se hace a la Iglesia, cuando se nos interpreta mal, s¨ª que me preocupa", dice Rouco.

Sobre el liberalismo, la posici¨®n del cardenal es cl¨¢sica (est¨¢ en contra, aunque se diga que el dinero es muy cat¨®lico), pero quiz¨¢s en la l¨ªnea apuntada por el catecismo de Ripalda, versi¨®n enriquecida de 1927. "?Qu¨¦ es lo que ense?a el liberalismo?", se preguntaba a los ni?os. "Que el estado es independiente de la Iglesia", hab¨ªa que responder. Otra pregunta: "?Es pecado para un cat¨®lico leer un peri¨®dico liberal?" La respuesta: "Puede leer las cotizaciones de Bolsa". Y as¨ª.