La vida
Muchas razones para la vida. Buscaba a ara?azos una felicidad dif¨ªcil; la historia le entibi¨® la adolescencia, y siempre estuvo tocando con sus dedos miedosos la realidad terrible, la madre innumerable muerta bajo la s¨¢bana an¨®nima de la guerra; como si ansiara que hubiera sido mentira esa lejan¨ªa brutal, el peor recuerdo de la existencia, sus ojos acuciantes eran una pregunta: ?ha sido verdad, ha sido verdad?, ni?o perplejo bajo el bombardeo. Sus versos quisieron poblar la melancol¨ªa, y su actitud vital, su vida, era una manera de tachar lo que pas¨®: la risa, la canci¨®n, el alcohol, y hasta la depresi¨®n, eran formas del verso, un modo de llenar el vac¨ªo, de llevar el tiempo hasta el rinc¨®n del olvido. Se escribe, ¨¦l escribi¨®, para llenar la vida, y su mirada vacilante y perdida expon¨ªa desamparada la necesidad madrugadora del abrazo. ?C¨®mo no iba a escribir del vac¨ªo, y del miedo, y de la enfermedad, y del litio, si su obsesi¨®n era buscar la curaci¨®n por la vida? Vivir, vivir, vivir, buscar en alg¨²n rinc¨®n oscuro del tiempo la raz¨®n para re¨ªr. Escribir completa el hueco que se le abre a la existencia, y a ¨¦l ese hoyo profundo le dej¨® hu¨¦rfano y triste y tambi¨¦n ni?o perdido nada m¨¢s nacer a la mirada. Le veo ahora celebrar 50 a?os con Carlos Barral, Castellet, Gil de Biedma, y en esa foto est¨¢ con su copa redonda, sus ojos oscuros y grandes, lacrimosos siempre, su cigarrillo, oyendo la felicidad de los otros, y ara?ando la suya, un chiquillo abandonado en un mar sin nombre, buscando, buscando. Era una de sus muchas razones para vivir. Detr¨¢s dej¨®, viviendo, una lecci¨®n: la risa contra el vac¨ªo, una canci¨®n para otros que conjug¨® siempre salvando del naufragio la propia necesidad de vivir, la obligaci¨®n natural de la ternura, la prolongaci¨®n incesante de la vida. Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo. Para vivir aqu¨ª.
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